“Bélgica no existe. Los Estados independientes de Flandes y Wallonia negocian en vano desde hace veinte años el reparto de la región de Bruselas, convertida en tierra de nadie”.
Así comienza un artículo de política-ficción de Alain Lamassoure, euro diputado liberal-conservador francés, publicado en Le Journal du Pays Basque (LJdPB) [Un peu de fiction: “Et s’il n’y avait pas eu le Traité de Rome ?”, 31 marzo 2007], preguntándose qué sería de algunos países europeos, sin la UE. Sobre España, avanza esta realidad imaginaria: “Como en América Latina, en España y Portugal se suceden regímenes autoritarios y gobiernos parlamentarios débiles, siempre impopulares cuando deben cumplir los saneamientos impuestos por el FMI…”.
Por su parte, el New York Times (NYT) publica un análisis de Sarah Wildman [Ghosts of Spain, 1 abril 2007], que comienza haciendo esta constatación personal: Basta con visitar la mesa de novedades de la librería de El Corte Inglés madrileño para descubrir las más profundas divisiones de la sociedad española, expuestas en forma de libros que airean el espectro de los distintos revisionismos de la historia de España…
Historias que vienen de lejos: De la inexistencia de España.
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