Confieso mi debilidad por Adorno [wiki. de., wiki es.], sobre quien la Deutsche Welle me recuerda una anécdota legendaria: la historia de sus alumnas rebeldes, contrariadas por el conservadurismo presumido o real del maestro, a quien decidieron plantar cara dejando al descubierto sus pechos en flor, una luminosa mañana de aquel verano…
¿De donde venía mi fascinación? Nunca entendí su Mahler, a pesar de haber intentado su lectura muchas ocasiones. Su compartida (MHorkheimer) Dialéctica de la Ilustración se me antojaba docta en exceso, cuando yo esperaba de los libros algo más subversivo que creía encontrar en Pierre Klossowski, Blanchot o el mismo Georges Bataille. Tardaría mucho tiempo en descubrir el horror de Horkheimer a la violencia revolucionaria. Sus reflexiones sobre arte, historia, pensamiento, nunca alcanzaron, para mi sensibilidad, las profundidades jüngerianas y heideggerianas.
Todavía hace pocos años intenté abordar uno de sus magnos inéditos, Beethoven. Philosophie der Musik. En vano. Sin embargo, Adorno tenía y tiene otras cosas muy seductoras. ¿Cómo no envidiar a quien enseñó a Thomas Mann las teorías que conducen al personaje del Doctor Faustus hasta el umbral luciferino de su coqueteo infernal con el Demonio? ¿Cómo no admirar a un teórico capaz de hablar con tanta sabiduría de los más grandes maestros vieneses..?
Ni yo ni mis adolescentes amigas y condiscípulas, contemporáneas de las jóvenes que descubrieron sus senos en clase, para escandalizar a un viejo profesor, podíamos entender nada de aquello. Aquellas adolescentes son hoy dignas matronas respetables, abuelas, en algunos casos. Otras, como Marianne Faithfull, ponen música a William Blake y entonan ácidas baladas: Before The Poison. El perfume de aquella primera nieve sucia no está lejos. ¿Qué fue de nuestras ilusiones difuntas?
● Deutsche Welle (DW), 23 marzo 2007. Adorno bajo una nueva luz.
Gregorio Luri says
Las ilusiones, cuando mueren, se convierten en arrugas y se llevan a flor de piel, que ya dijo el poeta que es lo más profundo del alma.
JP Quiñonero says
Gregorio,
Intento copiar el laconismo de tus aforismos… “De las ilusiones adolescentes a las locuras seniles”. “El inconveniente de la sensatez sin ilusiones es un tedio insondable”…
Q.-