El selectísimo boletín de Addenda & Corrigenda me remite al Inquirer, que recoge una encuesta del Telegraph londinense: Los lectores de webs leen más que los de periódicos…
Afirmación que me resulta difícil generalizar y tiene aspectos positivos (los lectores de la web del Telegraph (Daily Torigraph) dicen leer el 75 % de cada artículo) y negativos (los lectores de periódicos de “calidad” apenas leen 62 % de los artículos, y descienden al 57 % en periódicos más sensacionalistas como The Sun).
Realidad más o menos plausible que vuelve a recordar la diferencia capital entre leer y “leer”. Y de cómo la lectura de periódicos, bitácoras y blogs tiene algo de realidad estimulante (la comunicación, transmisión y libre circulación de informaciones) y muy mucho de volatilidad no siempre endemoniada: cosas que se miran, se tocan, se huelen y se tiran al basurero del olvido.
maty says
Parte del problema viene por la dejadez de los periodistas, que se limitan a rellenar sus columnas con texto plano, sin utilizar las posibilidades de la edición enriquecida. Por no haber, ni siquiera enlaces.
Es algo que tengo siempre presente desde hace casi seis años. Tiendo al exceso, cierto, pero en un medio sería más austero.
Tus anotaciones son un ejemplo en el que debieran fijarse el resto de periodistas (que se autoproclaman profesionales).
Pero no sólo los periodistas, es un mal generalizado en el bitacoreo. En las anotaciones y en los comentarios. Aún cuando se incluyen botones para su edición, pocos se animan a ello.
PD: próximamente volveré a incluir el botonado, creo que sé cómo evitar el problema del consumo excesivo de CPU en el servidor compartido.
JP Quiñonero says
Maty,
Anda, anda… ocurre algo más simple y brutal: el lector tiene algo de mariposa que va de aquí para allá, sin interesarse por gran cosa, si no es matar el tiempo. «Hypocrite lecteur, mon semblable, mon frère!» (ChB dixit),
Q.-
Gregorio Luri says
Leer es difícil. Y caro. Un vicio solitario que, como decían del de la adolescencia, tiende a producir miopía. Si tiene buena prensa es porque resulta socialmente inocuo. Sin embargo es difícil de contagiar. Es una fatalidad. Una perversión. Y -lo diré en catalán-: «per versos, els poetes».
Léger says
Creo que la pregunta puede ser: ¿qué queda por leer? ¿Será posible que solo leamos, y escribamos, cuando nos seguimos dando el lujo de la nostalgia, de que siempre hay algo que perder, y que la lectura, y la escritura, trta de llenar el espacio, de reemplazarlo?
También es necesario que no se lea, que se mate el tiempo, porque con todo y jueces, aún existen individuos anónimos, que sufren a diario.
Yo espero de algún modo seguir sufriendo: pues el sufrir, el dolor, es algo vital, y exuberante.-
Un abrazo para todos,
JP Quiñonero says
Léger, Gregorio,
¡Todo está por releer…! ¡Todavía no entendemos a los presocráticos y no digamos el Fedro!!!
Vicio muy caro, en efecto: es otro de los prismas más ingratos de esa fatalidad, que también habla (se me antoja) de nuestra única via de ¿redención?..
Q.-