¿París? ¿Autorretrato? Jorge Rodríguez de Rivera.
Me paso por el estudio de Jorge Rodríguez de Rivera, que me deslumbra con sus collages, en vísperas de su exposición, en Las Palmas.
A mi modo de ver, su obra, misteriosa, solitaria, habla de estas cosas…
MISTERIOS GOZOSOS
La leyenda quiere que el collage lo inventase Picasso hacia 1912. Apenas un siglo más tarde, cuando tantas otras disciplinas del arte clásico han sufrido el acoso y trágico derribo precipitado por la horda cosmopolita de incontables escuelas artísticas, devorándose las unas a las otras, el arte del collage no ha dejado de enriquecerse con todas y cada una de las técnicas, artesanías y tecnologías que llegaron y han sido utilizadas por los autores de collages, con una gracia única.
El recorte o decoupage, la tipografía, el dibujo, el grabado, la fotografía, la plumilla, la acuarela, el óleo, incluso el vídeo y el teléfono móvil han sido utilizados con arte para crear unas obras que escapan con gloriosa gracia a las normas convencionales, imponiéndose con la solitaria grandeza de un mundo nuevo, una realidad enigmática.
Desde sus orígenes, el collage se impuso como una evidencia misteriosa. Unas líneas manuscritas sobre una página de periódico, el recorte de una mujer desnuda, un personaje de época perdido en un desierto submarino, una noche estrellada sembrada de cruces o ataúdes, nos descubrían inquietantes apariciones, que cada creador utilizaba a su antojo. Picasso impuso objetos artísticos puros, como Braque. Ramón Gómez de la Serna “ilustra” los paisajes visionarios de sus escritos, como Jacques Prevert. Max Ernst crea interminables genealogías de fantasmas y apariciones. Julio Cortazar ilustra su Vuelta al día en 80 mundos. Ese viaje a los confines de otros mundos visibles e invisibles, perdidos en la gruta de los tesoros del museo universal, nuestra imaginación, nuestra conciencia, habla del trabajo de Jorge Rodríguez de Rivera y Olives.
Como un niño que juega con sus muñecos o bolas de cristal, Jorge utiliza los materiales más nobles, presto a rescatarlos del olvido y tocarlos con el aliento de la creación. Imágenes de la estatuaria o el gran arte clásico, barroco, romántico. Interiores o exteriores nobles. Escenas de la vida romántica que vienen del folklore o la Ilustración. Estatuas o edificios habitados por los más bellos seres de encantamiento, culto, devoción o abandono carnal. Fotografías de luminosos espacios naturales, asaltados por apariciones de noble porte y gracia señorial. La realidad y el deseo se confunden en el mundo nuevo que sus criaturas pueblan con el encanto de gozosos misterios.
Jorge da una nueva vida a una niña velazqueña que señala un mapa de los siglos áureos, mientras contempla el horizonte marino que ella ilumina con su aparición angelical. Sus elegantes y coquetas se pasean por una alameda sin álamos, sustituidos por cajeros automáticos sobrevolados por avecillas / ángeles descarriados. En su gabinete, una lozana que pudo ser una Madona (Rafael daba a María y otras vírgenes el cuerpo glorioso de sus amantes) pinta un ángel de cuerpo azuloso. Tema velazqueño: el autorretrato del pintor que pinta al pintor pintando a su modelo, el niño que fue. En su biblioteca o taller, el artista, el niño, el creador, Jorge, en este caso, juega, guarda, salva y toca con su gracia a todas y cada una de sus figurillas de ilusión y tesoros preciosos: perdido, dolorido, en soledad, está creando un mundo nuevo.
Tengo pensado ir mañana o el Sábado a la exposición de Jorge. Espero quedar encantada.
Un saludo desde Las Palmas.
Melanía,
Qué alegría…! Dale recuerdos de mi parte, claro,
Q.-
Soy el director de la Galería donde en estos momentos exhibe su obra Jorge, desde Luroa te agradezco tu texto y mi felicitación por el mismo.
Para Melania decirle que los sábados no abrimos, nuestro horario es de lunes a viernes de 10 a 13:30 y de 5:30 a 8:30.
Un cordial saludo desde Canarias
Bernardo,
Oye, pues os deseo a ambos muchos éxitos, triunfos, etc. Y pásale un recuerdo al artista, claro,
Q.-