Francia, en la encrucijada, 9
Europa vota muy mayoritariamente a Nicolas Sarkozy, conservador. François Bayrou, centrista, inspira simpatía, tiene apoyos significativos, pero no convence. Ségolène Royal, socialista, inquieta profundamente y sus proyectos suscitan las más severas reservas entre los partidos de izquierdas más importantes de Europa, el Labour inglés y el SPD alemán.
El Economist, el semanario financiero más influyente de Europa, que apoyó en su día a Bill Clinton y Tony Blair, consagró la semana pasada su portada a Nicolas Sarkozy, afirmando, “Él encarna la mejor esperanza de reformas, en Francia”. La agencia Reuter insistía ayer, recogiendo las opiniones de numerosos líderes europeos: “Los responsables europeos votan a Sarkozy”.
Nicolas Sarkozy es el único candidato a la presidencia de la República que ha sido recibido de manera estimulante y significativa en Berlín, Londres, Bruselas y Madrid.
A los pocos días de ser elegida canciller de Alemania, Angela Merkel visitó París, para entrevistarse con Chirac y Sarkozy. Desde entonces, Merkel y Sarkozy han dialogado en numerosas ocasiones. Ambos comparten una visión global muy semejante del proyecto de relanzamiento de la UE. En Londres, Tony Blair solo ha recibido a Sarkozy, que ha insistido en numerosas ocasiones en su admiración por el modelo inglés de lucha contra el paro. Incluso JL Rodríguez Zapatero, en Madrid, ha terminado reconociendo su “admiración” por Sarkozy, que no había dudado en declarar su respeto por “la ciencia de la opinión” (¿?) del primer ministro español.
SÉGOLÈNE, UNA AMENAZA DIPLOMÁTICA
Esas relaciones de confianza mutua de Sarkozy, con los gobernantes de España, Inglaterra y Alemania reposan en profundas complicidades diplomáticas. La cooperación terrorista hispano-francesa es decisiva para ambas partes. En el terreno económico, el social-liberalismo de Blair tiene mucho en común con el liberalismo-social-intervencionista de Sarkozy. En Alemania, nadie duda que solo Sarkozy ofrece garantías de relanzamiento político de la UE.
A la izquierda socialista, por vez primera, desde 1981, Ségolène Royal es la única candidata del PS que no ha conseguido un mitin de solidaridad y apoyo de todos los líderes socialistas europeos. Mitterrand tuvo el apoyo de la Internacional Socialista. Lionel Jospin estuvo apoyado por Tony Blair, por Gerhard Schroeder, por Felipe González y el mismo Zapatero, que es el único dirigente socialista europeo que participará con la candidata socialista en un mitin de campaña. No es un secreto que el Labour británico y el SPD tienen muchas diferencias de criterio, económicas y políticas con el PS francés.
Entre los Estados miembros de la UE, el proyecto socialista francés de convocatoria de un nuevo referéndum nacional sobre el empantanado proyecto de Tratado constitucional europeo se contempla con pánico apenas contenido. Nadie ha olvidado que el PS francés se dividió de manera fratricida entre partidarios y adversarios de dicho Tratado. El proyecto de referéndum de Ségolène es una amenaza diplomática de imprevisible calado.
CRISIS EUROPEA Y CRISIS FRANCESA, INDISOCIABLES
Al centro, François Bayrou suscita equilibradas simpatías y reservas. Jacques Barrot, centrista, demócrata cristiano (como el mismo Bayrou), comisario europeo de transportes, tira con mira telescópica: “La verdad es que no comprendo las dos Europas de Bayrou. No entiendo como él propone disociar la Europa política y la Europa económica”.
Bayrou cuenta con el apoyo significativo de Romano Prodi, en Italia. Pero el modelo político italiano suscita muchas reservas en casi toda Europa. Entre los centristas de la Europa más influyente, nadie olvida que algunos líderes históricos, como Simone Veil (primera presidenta del Parlamento Europeo, elegido a través del sufragio universal) o Valery Giscard d’Estaing (otro de los patriarcas fundadores de la actual UE), apoyan expresamente a Nicolas Sarkozy.
Europa aceptará al presidente o presidenta que elijan los franceses. La campaña que termina, a tres días de la primera vuelta, ha permitido confirmar que, en verdad, la crisis de Francia y la crisis de la UE son indisociables. El no francés del mes de mayo del 2005 paralizó automáticamente todos los proyectos de Europa institucional. Europa espera la imprevisible respuesta presidencial francesa a tal catástrofe política continental.
Ramon says
Pero quienes votaran seran los franceses y solo los franceses. Y sus inquietudes son tan diferentes de las de los alemanes o ingleses que la opinion de estos solo es un elemento propagandistico, pero nada mas.
JP Quiñonero says
Ramón,
Está claro (dentro de un cierto desorden, claro),
Q.-