La Môme
En su día, París saludó el estreno de La vida en rosa [La Môme] como una celebración afortunada de la leyenda de Édith Piaf, sin insistir en los mestizajes y tragedias donde yo veo la raíz última de un calvario que culmina con la resurrección…
Su padre fue un contorsionista de circo. Su madre, una cantante callejera de origen italo-kabilio. Ella se educó en el prostíbulo que regentaba su abuela materna. Tuvo por amantes a algunos de los cantantes más famosos de tu tiempo. Su gran amor murió en un accidente trágico. Su hija murió prematuramente. El alcohol, la morfina, el tabaco, usaron su cuerpo mortal de manera vertiginosa. Suya es una de las canciones francesas más legendarias del siglo XX, La vie en rose.
Como Billie Holiday, su alma gemela, en los Estados Unidos, Édith Piaf es algo más que una leyenda: es una encrucijada de las culturas francesas del siglo XX, inmortalizada por el timbre de una voz cuya hondísima belleza ilumina todas las tragedias de su tiempo.
Tragedia del mestizaje cultural de una madre de origen kabilio, un amante (Marcel Cerdan) de origen marroquí, otros amantes de horizontes culturales muy distintos (italiano, como Yves Montand, armenio; como Charles Aznavour; o egipcio, como Mustaki). Tragedia de una Francia ocupada, donde ella resiste de la manera más audaz: cantando en los escenarios de un París ocupado. Tragedia de un París que se hunde a sus pies, víctima de las más diversas barbaries, muy próximo al París de una novela casi surrealista de don Pío Baroja, en el barrio de Belleville. Tragedia del gran arte popular, errante por las calles vacías de una ciudad de sonámbulos, instalado muy pronto en la escena del music-hall, donde ella oficia los cultos de la memoria colectiva, en ruinas, atormentada, infeliz. Tragedia de una mujer condenada desde niña al infierno de vivir en cuarentena, entregándose a los amantes, el alcohol y la morfina como una res indefensa, condenada al matadero.
Tragedia con gloriosa redención: las canciones de Edith Piaf forman parte de la educación sentimental y el Panteón de la memoria lírica de su pueblo, París. Un París, el suyo, que ya no existe si no es en los Campos Elíseos de la leyenda.
Luis Rivera says
En mi casa, era yo niño de 10 ó 12 años, sonaba L’Himne a l’amour y y Rien de Rien como marchas triunfales. En uno de aquellos tocadiscos que staban incrustados en lo alto de un mueble que era radio, mi padre po0nía música francesa y rancheras mejicanas, además de música clásica y jazz. Yo aprendí copn la voz de la Piaf, y con otro francés de vox suave, Charles Trenent. Se leían Life y Paris Match, con lo que el mundo estaba y lo cosmopolita estaba al alcance de la mano en aquella trágica post guerra de claroscuros. Me incorporé a la chançon de adolescente como la cosa más natural del mundo. Ahora bien, siempre, siempre, la Piaf estuvo dos plantas por encima de los demás.
JP Quiñonero says
Luis,
En mi caso… viaje a Francia (St. Etienne) en la adolescencia; con lo cual, Piaf-Trenet-Montand-Aznavour-Brassens-Ferré-Brel-Mustaki-etc., también forman parte de mi educación sentimental más temprana. Como, de adolescente, intentaba aprender inglés escuchando la BBC y comprando Newsweek, descubrí pronto el jazz, Sinatra, ChParker, BHoliday, etc. Claro que donde se pongan las habaneras que cantaba mi madre, siendo yo niño… o los cantes festeros gaditanos del final de la adolescencia errante…
Q.-
Luis Rivera says
No se si por olvido no has mencionado al, para mi, gigantesco Becaud. Y a Bárbara. Mer siento como aquel Charlie Brown de Schultz, a punto de decir: GLup!
JP Quiñonero says
Luis,
Pues si..
Q.-
invitado says
Retratáis unas vivencias tan cercanas a las mías…yo crecí desde muy pequeña escuchando esta música, recuerdo a mi padre poniendo el tocadiscos, y yo escuchándolo sin saber una palabra de francés, pero qué falta hace…? Becaud y Piaf los llevo en el tuétano y son parte de mi, me guste o no…Los llevo tan dentro que es imposible prescindir…y sería una pena: De tan grandes que no caben…!!
JP Quiñonero says
Invitado, o invitada,
Bueno… de todo aquel mundo, quedan vivos y pimpantes Aznavour y Henri Salvador…
Q.-
Invitada, gracias ;) says
Sí, pero no hay comparación posible…aunque todo me retrotraiga a una misma época. Otros serían los nombres que los acompañan, pero no están tan grabados a fuego, y en todo caso no tienen nada que ver con la chanson française.
JP Quiñonero says
Invitada,
La memoria y la piel no siempre tienen ninguna «nacionalidad» precisa: bien al contrario; los recuerdos son tan cosmopolitas y apátridas como los perfumes íntimos,
Q.-
Invitada says
Eso mismo pienso yo. Lo que quería decir es que no soy especialmente forofa de muchos otros coetáneos de esa pareja. Ellos dos fueron un caso especial de los que guardo un recuerdo muy particular desde que no me aguantaba de pie sobre mis dos piernas. Algo que, desde luego, te acompaña toda la vida. Escuchar la primera frase de cualquiera de sus estrofas despierta la memoria y la ensoñación exactamente igual que un perfume. Y dicen que son los aromas los más potentes evocadores que existen…tan intenso es el recuerdo de estas voces y mil cosas más que recrean al instante a mi alrededor.
JP Quiñonero says
Invitada,
En mi caso, siempre vuelvo a un Ave María de Schubert y la obertura de la quinta sinfonía de Malher. Otras voces, otros ámbitos…
Q.-
Luis Rivera says
Invitada, desde mi lejana juventud, ciertamente lejana, me acompaña la letra de L’absent de Becaud y tarareo su música. Es una canción incomprendida, una de sus canciones más bellas y una de las más bellas que he oído nunca:
Qu’elle est lourde à porter l’absence de l’ami,
L’ami qui tous les soirs venait à cette table
Et qui ne viendra plus, la mort est misérable,
Qui poignarde le cœur et qui te déconstruit.
Il avait dit un jour : «Lorsque je partirai
Pour les lointains pays au-delà de la terre,
Vous ne pleurerez pas, vous lèverez vos verres
Et vous boirez pour moi à mon éternité.»
Dans le creux de mes nuits, pourtant, je voudrais bien
Boire à son souvenir pour lui rester fidèle,
Mais j’ai trop de chagrin et sa voix qui m’appelle
Se plante comme un clou dans le creux de ma main.
Alors je reste là au bord de mon passé,
Silencieux et vaincu, pendant que sa voix passe
Et j’écoute la vie s’installer à sa place,
Sa place qui pourtant demeure abandonnée.
La vie de chaque jour aux minuscules joies
Veut remplir à tout prix le vide de l’absence
Mais elle ne pourra pas, avec ses manigances,
Me prendre mon ami pour la seconde fois.
Qu’elle est lourde à porter l’absence de l’ami.
Qu’elle est lourde à porter l’absence de l’ami !
Y cuando me pierdo y quiero volver, que es a menudo, al igual que Quiñonero con su Ave María de Schubert o la Obertura de la 5ª de Mahler, yo busco acogida en Gluck, Orfeo y Eurídice: «J’ai perdú mon Euridice…»
Da lo mismo uno que otro: Scholl o Callas.
Dark princess says
hola
me gusta mucho Edith Piaf, conocerla a traves de mis padres creo que fue un momento muy afortunado, ver su historia, interiorizarme mucho mejor,
creo que la actriz de La mome lo hace bastante bien a mi juicio y verla asi
es casi ver a Edith
Miriam W. Siekavizza says
Con la película reciente sobre la vida de Edith Piaf, me ha despertado mucha curiosidad de conocer mas sobre su vida, pues la película a pesar de estar bien lograda resume al máximo y no hay lugar a ver muchos detalle sobre esta gran cantante. Por ejemplo no hay mayores explicaciones sobre su hija, en que momento de su vida la tuvo como la crió, quién la cuidó al parecer ella no podía dedicarle mucho tiempo. Cuántas veces realmente estuvo casada, al final cual fue la verdadera causa de su muerte, etc.,creo que daría para hacer una serie mas completa sobre su vida.Att. M. Siekavizza.
JP Quiñonero says
Miriam,
Lo que sugieres parece muy atractivo.
La película que suscitó esta anotación resultó no estar a la altura de las promesas. Ni mucho menos, hélas,
Q.-
Boris says
HOLA DESDE QUE RECUERDO HE ESCUCHADO MUSICA FRANCESA A MIS ABUELOS(ADOLECENTES EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL)LES GUSTABA LA PIAF A MI MADRE EN ESPECIAL «SOUS LE CIEL DE PARIS», EDITH MAGNIFICA, LA RECORDAREMOS SIEMPRE.Y MI CANCION FAVORITA ES «LA VIE IN ROSE» Y MI HIMNO PERSONAL «No, Je ne regrette rien» POR SIEMPRE EDITH PIAF Y VIVE LA FRANCE