Una simpática vecina, profesora en la Sorbonne, me pide amablemente si puedo facilitarle una copia de mi conferencia Globalización e inmigración. Las dos caras de la misma moneda, pronunciada el 15 de marzo pasado, según reza en el programa de unos cursos organizados por la Concejalía de juventud del ayuntamiento de Valencia…
Me apresuro a comunicarle:
1. No conozco literalmente a nadie en el Ayuntamiento de Valencia ni entre los organizadores ni participantes. Nobody is perfect.
2. Nadie me ha invitado nunca a participar en tal acontecimiento.
3. Jamás he autorizado a nadie a incluir mi nombre en tales cursos, o congreso, o lo que sea.
4. Con todos los respetos para las eminentísimas personalidades participantes en el invento, NO TENGO LITERALMENTE NADA QUE VER CON TODO ESO.
…
Nos echamos a reír ante estos minúsculos abusos, cuya insignificancia corre pareja a la desfachatez con la que se usa, abusa, manipula y expropia en vano el nombre de las personas. Ocurren cosas peores: que te roben el trabajo de cada día, sin decirlo, con la triste nocturnidad del anonimato.
Deja una respuesta