Más de 20 millones de franceses siguieron ayer la retransmisión del duelo audiovisual entre Nicolas Sarkozy y Ségolène Royal, presentado por los analistas como el “último” acontecimiento que pudiera cambiar los pronósticos que anuncian, desde hace semanas, el posible triunfo del candidato conservador, el domingo.
La impresión mayoritaria es que Ségolène aguantó el tipo y terminó perdiendo, sin modificar los pronósticos de fondo:
- Le Point / Reuters. Ipsos da ganador a Sarkozy con 53,5 % de votos, el domingo.
- L’Express / Reuters. La prensa de la mañana cuenta los puntos.
- Liberation. Ségolène, en cruzada catódica.
- Le Monde / Gérard Courtois. Un debate confuso, a iniciativa de Ségolène, que introdujo la confusión. (No sé si el editorial del director de la redacción del Monde es de libre acceso a los no abonados. Lamento NO poder mi link de abonado, claro Sorry).
- Le Figaro. Por primera vez, un debate muy vivo.
Estas son mis notas de campaña:
El debate duró dos horas y media largas, en un tono tenso casi siempre, con varios ataques verbales a la yugular del adversario. “No se deje usted llevar por el desprecio, señora”, ironizó en un momento Sarkozy, provocando en Ségolène un estallido de cólera o de histeria, según los analistas, lanzando contra su rival un rosario de insultos: “inmoral”, “embustero”, “sin escrúpulos”. Sereno, Sarkozy replicó devolviéndole los ataques: “Deja usted al descubierto su verdadera personalidad, creyendo que tiene usted el monopolio de la moral, el monopolio de la verdad”.
Más allá de tales ataques de animosidad verbal, matizados, al final de la emisión, el duelo Sarkozy-Ségolène enfrentó dos modelos de sociedad.
Sarkozy: “Yo quiero animar la aparición de una Francia donde cada francés sea propietario de su casa. Yo soy partidario de la acción. Aspiro a encarnar la Francia en movimiento contra la Francia del inmovilismo”.
Ségolène: “Yo quiero reformar en profundidad la Constitución, para fundar la VI República, con un referéndum, el próximo otoño, con un Estado imparcial y una nueva descentralización”.
ACCIÓN O INMOVILISMO
La puesta en práctica de tales proyectos, en los terrenos concretos de la economía, la sociedad, el reparto de la riqueza, el futuro de Francia, dejaron al descubierto dos concepciones muy distintas de la sociedad y el tratamiento de la crisis de fondo.
Ségolène resumió su visión global de este modo: “Yo propongo una Francia tranquila, con reformas negociadas, sin esfuerzos. Y si no se llega a negociar los acuerdos, no se hacen las reformas”. A partir de ahí, la candidata socialista propone subir rápidamente el salario mínimo, anuncia subidas de impuestos especiales para financiar problemas particulares. Y, punto capital, acepta renegociar la semana laboral de 35 horas, sin modificarla esencialmente.
Sarkozy, por su parte, tiene una visión diametralmente opuesta: “El primer problema de Francia es la fiscalidad. Se pagan demasiados impuestos. Y la semana laboral de 35 horas ha sido un desastre económico y social. Yo me propongo bajar los impuestos y dejar en libertad que los trabajadores y las empresas negocien el pago de horas suplementarias que podrán pagarse y aumentar el poder adquisitivo”.
PRIVILEGIOS SECTOR PÚBLICO
En un segundo plano, el futuro económico, los sistemas de seguridad social y jubilaciones también, indisociables, también fueron motivo de enfrentamientos de fondo.
Sarkozy considera indispensable renegociar los sistemas de jubilaciones privilegiados, aumentando los años de cotización, unificándolos a los 40 o 41 años de cotización. Se trata de un punto capital, ya que, en Francia, los trabajadores del sector público se jubilan antes, con mejores jubilaciones, tras haber cotizado menos años de trabajo. A juicio de Sarkozy, la libertad y la justicia exigen una reforma en profundidad, para unificiar todos los sistemas de jubilaciones, públicos y privados.
En ese terreno, Ségolène es partidaria de mantener los privilegios de los trabajadores del sector público.
Gran motivo de tensión y enfrentamiento de fondo, el futuro institucional de Francia. Si es elegida presidenta, Ségolène anuncia un referéndum nacional, para cambiar de Constitución y República. A juicio de la candidata socialista, la V República ha dejado de funcionar con eficacia. Ella propone fundar una nueva y VI República. Sarkozy, por el contrario, considera una locura cambiar de régimen.
En el terreno no menos crucial del puesto de Francia en Europa, los puntos de vista de ambos candidatos son diametralmente opuestos. Y el triunfo de uno u otra será determinante para el futuro de la construcción política de Europa.
Ségolène defendió la necesidad de negociar un nuevo proyecto de Tratado constitucional, con capítulos más “sociales”. Nuevo proyecto cuya aprobación, en Francia, necesitaría la convocatoria de un nuevo referéndum. Sarkozy, por su parte, recordó que algunas familias socialistas francesas ya contribuyeron a precipitar la crisis institucional que hoy vive la UE, votando el 2005 el rechazo a un Tratado que ya había aprobado España.
“ESTILO ALEMANIA COMUNISTA..”
La organización de este duelo tradicional de la segunda vuelta de las presidenciales francesas, desde 1974, había sido objeto de bizantinas negociaciones. Ségolène exigió desde el primer día el cumplimiento del mismo pliego de cargos impuesto por Mitterrand en su legendario duelo de 1981, contra Giscard d’Estaing: un largo rosario de limitaciones técnicas, que dan al enfrentamiento final un perfume de profundo arcaísmo. “Reconozco que es un poco a la manera de la RDA, la Alemania comunista de los años 50”, reconoció ayer Jack Lang, ex ministro de la cultura, que ya fue el representante de Mitterrand, en esa misma batalla audiovisual, hace veintiséis años.
Por su parte, Nicolas Sarkozy aceptó una batalla frontal en los términos deseados por su rival. Insistiendo en varios temas de debate, finalmente pactados, por este orden: Francia, la República y las instituciones; cuestiones económicas y sociales; educación, investigación, medio ambiente; Europa y cuestiones internacionales. El debate, muy rígido, estuvo “orquestado” por dos periodistas, Patrick Poivre d’Arvor (TF1, privada) y Arlette Chabot (France Televisión, pública).
A pesar de la rigidez extrema del debate, “a la francesa”, ambos candidatos intentaron jugar sus cartas personales con cierta agresividad contenida.
AUSENCIA DE LA PALABRA SOCIALISMO
Ségolène, intentó una y otra vez presentar a su adversario como un “peligro”, una “amenaza”. A juicio de la candidata socialista, solo ella encarna la “paz civil”, la “armonía social”. La palabra “socialismo” fue cuidadosamente evitada, como a lo largo de la campaña que concluye, sustituida por “una Francia justa y solidaria, ecológica”.
Sarkozy, por su parte, hizo hincapié en el punto central de su campaña: Francia necesita romper con 25 años de demagogias de izquierda (Mitterrand) y derecha (Chirac). El candidato conservador evitó diplomáticamente personalizar esa ruptura. Pero su mensaje está meridianamente claro: ni Francia ni Europa pueden seguir sufriendo un inmovilismo francés que empobrece a los ciudadanos, divide a la sociedad, y bloquea la construcción política de Europa.
Ausente la palabra “socialismo” en toda la campaña, el duelo final entre Ségolène y Sarkozy también estuvo dominado por temas históricamente conservadores: el concepto de nación y de patria; los valores del trabajo y la formación; la solidaridad en una sociedad inquieta por su futuro, nacional y europeo.
Gregorio Luri says
La insistencia de Ségo en la negociación me parece que es el mensaje. «Y si no se llega a negociar los acuerdos, no se hacen las reformas.» No puedo por menos de recordar a nuestro honorable derechón, Donoso Cortés, y su definición de la burguesía como «clase discutidora». Donoso entendía el parlamentarismo como un intento de la burguesía de postponer la decisión (es decir, la política) para limitarse a discutir. La burguesía habría descubierto en el parlamentarismo el medio de ahorrarse el coste político de la decisión. Frente a esta burguesía, Donoso admiraba, en el fondo, al socialismo porque tenía ideas y las quería llevar a la práctica por encima de cualquier postergación discutidora. Con los criterios de Donoso (y de su discípulo, Carl Schmitt) Ségo sería una dignísima representante de la burguesía.
JP Quiñonero says
Gregorio,
El paralelismo entre el conservadurismo de Donoso y el conservadurismo de Ségolène me parece real, con un matiz que no sé si tiene paralelo: Ségolène está convencida que ella detiene la verdad y la moral… y quien no piensa como ella es evidentemente inmoral, peligroso.
..
Otro paralelismo con Donoso… cuando Ségolène apareció en las pantallas, Ted (que conoce bien sus USA natales) me comenta, sonriendo, con cierta ironía amable: «¡Viene vestida como una predicadora americana..!».
Q.-
maty says
co2 Ségolène y Sarkozy, vaya par!
JP Quiñonero says
Maty,
Vaya mi felicitación Más cordial, para ti y para Antón Uriarte… ¡ninguno de los dos candidatos a la presidencia de Francia, tercera potencia atómica (militar) mundial sabe hasta que punto Francia vive de la energía nuclearrrrrrrrrrrrrrrrr…!
Q.-
Wallenstein77 says
Hola a todos:
Quiño, ¿algun medios frances ha mencionado la prepotencia de Royal con el 17% y la cifra de Maty?
Saludos a todos.
JP Quiñonero says
Wallenstein,
Si, claro, ha sido un poco la nota que ha hecho reír durante toda la mañana, en LCI, por ejemplo. «Zorramente», me lo había guardado para dar una nota de humor esta tarde o mañana… pero Maty, que está en todo, ha descubierto que la cosa ya había sido denunciada rápidamente por otro colega…
Q.-
PS. Sobre la prepotencia de la señora… le ha hecho perder varios puntos en el sondeo de LCI cuyo link doy en algún lugar.
Wallenstein77 says
Hola a todos:
Siento haber participado en reventar la gracia. Pensaba que quiza como Sarcozy no habia dado una cifra adecuada, aunque mas cercana a la real, no habian querido ir a degüello. Estirada parece un poco. Otra pregunta, ¿no es mas «socialista» que todos los trabajadores tengan los mismos derechos y no que haya privilegiados?
Saludos a todos.
JP Quiñonero says
Wallenstein,
Francia solo será reformable el día que alguien sea capaz de explicar con claridad esa cuestión, que tiene flecos envenenados:
1.- Los trabajadores del sector público (con muy distintos estatutos) trabajan menos horas, durante menos años, para jubilarse antes, cobrando mejores jubilaciones que los trabajadores del sector privado. Se trata de un dato estadístico conocido, estudiado y analizado ¡desde hace décadas!
2.- Esa diferencia entre trabajadores más o menos privilegiados (sector público) y trabajadores nada privilegiados (sector privado) se arrastra desde el fin de la Segunda guerra mundial, cuando el PCF y la CGT, en el gobierno, con De Gaulle, consiguieron ese tratamiento muy privilegiado.
3.- Hace treinta o cuarenta años que se ha intentado negociar una reforma… siempre ha fracasado. Por una razón simple y brutal: los trabajadores franceses están poco y mal sindicados (no sé si se llega a un 9 o un 10 % de sindicación). Hay poquísima sindicación en los sectores privados. Pero la sindicación es alta en el sector público, en sectores estratégicos: varias decenas de millares de sindicalistas ferroviarios pueden paralizar Francia con rapidez y eficacia.
4.- Hoy (desde hace años), nadie duda que será necesario trabajar y cotizar más años (¿40? ¿42?) para asegurar el sistema de pensiones y jubilaciones… pero nadie se atreve a abordar ese problema. La última vez que se abordó (invierno de 1995) los ferroviarios privilegiados paralizaron Francia. Y el gobierno tuvo que arrodillarse.
5.- Ségolène defiende esos privilegios por una razón muy simple: el grueso de sus electores son los pequeños funcionarios que no quieren que se toque a sus pequeños y menos pequeños privilegios.
6.- ¿Será posible acabar con esos privilegios? ¿Será posible reformar una Francia víctima de un Estado injusto e ineficaz? Vaya usted a saber…
Q.-
Ramon says
Eso de que habra que trabajar muchos mas años para pagar las pensiones siempre me ha parecido contradictorio con el hecho que todos podemos ver facilmente de las prejubilaciones a los 50 y pocos años o includo antes, y no solo en la banca. Un amigo de IBM France se ha prejubilado a los 49. Real como la vida misma. Con que cara se le puede decir al personal que trabaje hasta los 70 para que cuatro beneficiados se jubilan a los 50?