Rifar pisos en un mitin político, prometer la distribución gratuita de Viagra en las alcaldías, o incrementar y mejorar la producción de leche, condenando a las vacas a escuchar a Mozart, son actividades bien reales que quizá ilustren con precisión las metamorfosis morales y espirituales que nos oculta la retórica ideológica.
¿No es el primer objetivo de las mafias filantrópicas comerciar con promesas de amor y felicidad, al más bajo precio de la mentira sin escrúpulos? “¡Amémonos, amémonos…!”, gritaba Ségolène Royal a sus seguidores más jóvenes, la noche de su derrota. Jacques Chirac hizo célebre esta máxima muy útil para conquista del poder: “Las promesas solo comprometen a quien se las cree”.
Joaquin says
Los viñedos producen mejor vino con música clásica. (información aquí). He tenido ocasión de comprobarlo sobre el terreno, como hay fincas que ponen valses de Strauss a toda pastilla, con altovoces enormes mirando a las viñas. Vivir para ver (o para oír). Nobody is…
JP Quiñonero says
Joaquín,
¡Qué maravilla de noticia la tuya…!
Y que espanto, cuando la autopista pase por la ribera del Duero… ¡la de horrores que esos ruidos infernales pueden transmitir a las raíces de las viñasssssssssss!
Q.-