Francia es la tercera o cuarta potencia atómica (militar) mundial, y el 78 % de su consumo energético está asegurado por su parque nacional de centrales nucleares, uno de los más grandes del mundo. De ahí el alcance significativo del nombramiento de Alain Juppé como ministro de la ecología y el desarrollo durable, con el rango de ministro de Estado, el más alto del nuevo gobierno.
El arma nuclear seguirá siendo la columna vertebral de la defensa francesa, al servicio de la defensa de Europa. El parque nacional de centrales nucleares seguirá siendo el cimiento de la independencia energética. Se trata pilares inamovibles del modelo económico y militar francés. La gran novedad radical es que la ecología y el desarrollo durable han sido oficialmente consagradas como prioridades de Estado.
Desde la óptica francesa, no hay ninguna paradoja en tales planteamientos, que reposan en una reflexión de fondo, francesa y europea, cuyos elementos de juicio son bien conocidos: La energía nuclear es percibida como una energía “limpia” y “ecológica”, la más inmediata alternativa a los modelos energéticos petrolíferos. Y la modernización sistemática del parque nacional de centrales atómicas se irá consumando al mismo ritmo que se siguen investigando, trabajando y utilizando, llegado el caso, otras fuentes energéticas alternativas.
Ni Alain Juppé, el primer ministro de la ecología de la historia de Francia, ni Nicolas Sarkozy, el presidente que se ha tomado la decisión de crear tal cargo, son ilusos idealistas: ambos son políticos curtidos en la guerra política sin cuartel; y ambos han asumido las más altas responsabilidades en la gestión económica e industrial de Francia. Dando a la ecología el rango de gran desafío nacional, europeo y mundial, ambos esperan poner el parque nacional de centrales nucleares al servicio de un modelo económico menos irresponsable en materia de destrucción irreparable del medio ambiente.
Javier Thellaeche says
Por más políticas de gobierno y grandes desafios nacionales que se puedan imponer a si mismos los franceses, creo que fundamentalmente la energía nuclear y la ecología son son temas completamnete incompatibles entre sí.
Basta con ver los desastres ocacionados por la central nuclear de fukushima.