Agradable cena ─una más─, en casa de JA*, donde volvemos a seguir discurriendo, hasta las tantas, con la llegada de P* ─que se habían gastado una fortuna, cenando en Horcher, para celebrar su aniversario de bodas─, sobre las crisis carpetovetónicas. R* añade motivos de consternación: el sometimiento siquiera parcial de la justicia, en los grandes temas de Estado, al imperio equívoco de la política y la ideología…
¿Cuándo comenzó esa pudrición siquiera parcial de una parte significativa del poder judicial..?
R* recuerda el paralelismo de ese problema con otro, quizá indisociable: “Adolfo Suarez, Felipe González y José María Aznar terminaron entre escándalos, víctimas de…”
Cuando pensaba dejar para más tarde tales cuestiones, acosado por otras urgencias, me asalta esta cita de Brecht que quizá venga al caso de la pudrición de la justicia: “Muchos jueces son absolutamente incorruptibles; nadie puede inducirles a hacer justicia”.
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