Con un modelo electoral mayoritario (Francia o Inglaterra), la misma aritmética electoral carpetovetónica tendría resultados políticos muy distintos.
Los modelos electorales proporcionales (Italia y España) favorecen la fragmentación aparente del tejido social, dando poder e influencia a los grupúsculos minoritarios, en detrimento de las grandes formaciones, condenadas a disputarse el favor de los “enanos”.
Los modelos electorales mayoritarios (inglés y francés) priman a los grandes partidos, favoreciendo la formación de mayorías parlamentarias sólidas, laminando a las pequeñas formaciones, condenadas al ostracismo insignificante.
En algunas sociedades y culturas (Alemania), partidos mayoritarios de distinta obediencia son capaces de formar grandes coaliciones, cuando existe una visión común de los intereses supremos del Estado. Es el caso de la democracia cristiana y la socialdemocracia alemana.
En España, se me antojan mucho más palmarios los intereses cainitas: la implantación de un modelo electoral / estatal mayoritario no parece a la orden del día; y la representación proporcional parece alimentar una sorda amargura social, de invisible hondura.
Luis Rivera says
Q, creo que será necesario disolver al pueblo a la espera que que el sistema vuelva a recuperar la confianza en él. Solo entonces la democracia será de confianza.
fernando says
Debería gobernar siempre la lista más votada. En España, se da demasiado poder a fuerzas pequeñas que ejercen de bisagra en muchas elecciones.
Me gusta más el sistema francés e inglés.
¿ Qué pasará en Navarra ? Espero que el PSOE sea coherente esta vez.
Jordi says
Y yo me pregunto… por que somos tan cabezotas en Espanya que se hace impensable que se de una gran coalicion al estilo aleman? Incluso en Francia, y Quinyo seguro que me complementara/corregira, segun los resultados electorales, se puede dar que el Presidente sea de un partido y el Primer Ministro sea de otro.
Mucho me temo que Espanya es un pais mas fragmentado cultural y politicamente, como apunta, de forma interesante, Victoria Prego, en El Mundo:
JP Quiñonero says
Luis, Fernando, Jordi…
Luis,
Estoy seguro recuerdas este poema traducido libremente por mí de un gran poeta desterrado:
Tras el voto de las elecciones municipales del 28 de mayo,
La Secretaria de la Unión de Mafiosos Filantrópicos
Hizo repartir folletos a las puertas de las tabernas adictas al Régimen
Indicando que el pueblo
Había perdido la confianza del gobierno
Y solo podría ganarla de nuevo
Con esfuerzos redoblados. ¿No sería más simple
En ese caso para el gobierno
disolver el pueblo
Y elegir otro?
BB & Q
[ .. ]
Fernando,
Pués vaya usted a saber..
[ .. ]
Jordi,
Con ese racionalismo razonable y sensato, ¿cómo quieres que prosperen las industrias de la incultura y el comercio de ataúdes..?
PS. Perdón por repetirme hasta la saciedad… De la inexistencia de España.
maty says
No es sólo cuestión de leyes electorales, es algo más profundo, como muchos venimos denunciando hace años en nuestro entorno y otros, como Quiñonero, por escrito «De la inexistencia de España«.
La sociedad española carece de valores «sólidos» desde hace décadas, cuanto menos. Cada generación que sube es peor que la anterior, más descreída, sin valores y peor formada.
No es cuestión de ideología, sino de sectarismo. Para tener una ideología hay que tener una cierta formación, haber leído, reflexionado, pensado. No, para la mayoría es cuestión de «camiseta».
El gobierno del PSOE de Zapatero es quien ha reabierto las viejas heridas, al anteponer su sectarismo al bien común. La aprobación del Estatuto de Autonomía de Cataluña por mayoría simple supuso, en la práctica, la ruptura de las reglas de juego, violentando la Constitución Española.
Este gobierno ansía el poder a toda costa y prefiere como aliados a quienes están en contra de la Constitución Española que, recordemos, fue aprobada en referéndum por más del 90% de los españoles (90% de catalanes y 68% de vascos) con derecho de voto y que lo ejercieron.
Termino, gracias a lo acordado con ETA, vuelven a tener acceso los terroristas a la administración de cientos de millones de euros, así como a la información de las personas, facilitando futuros atentados y campañas de extorsión. Y eso, yo nunca lo pienso olvidar ni perdonar, puesto que antes que la ideología está la bonhomía, el Bien y el Mal.