París, Quai des Grands Augustins, 27 mayo 07. Foto JPQ.
Los epigramáticos romanos y alejandrinos nos recuerdan la íntima relación que pueden tener, por momentos, la obscenidad y el gran arte.
En nuestro tiempo, las antiguas divinidades del panteón greco latino cayeron definitivamente en el burdel de la gran industria audiovisual. Y el antiguo comercio al detalle de imágenes licenciosas tiene hoy la ferocidad cruel de las industrias del sexo y la obscenidad, indisociables del tráfico de seres humanos, tan semejante, por momentos, al comercio igualmente obsceno con ideas muertas e imágenes profanadas.
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