Desde niño, en mi tierra natal, escuchaba lo de “murcianos, gitanos y gente de mal vivir” con triste orgullo solitario: orgulloso de un linaje familiar proscrito. De ahí que lea con emoción, respeto y admiración un trabajo de Luis Carlos Díaz Salgado sobre las miserias académicas contra los cantes y bailes flamencos.
Su impecable análisis de las carencias de la RAE y su diccionario concluye así:
[ .. ] El ninguneo del léxico flamenco es una de las deudas que, por antigua y por grosera, más mancha el ya manchado prestigio lexicográfico de la Real Academia Española y su diccionario general. Una deuda que los señoritos del idioma no quieren pagar porque a sus reales excelencias no les da su real y excelentísima gana. Una deuda contraída con los más desheredados: con los gitanos, con los jornaleros, con los analfabetos, con los arrabaleros, con todos los andaluces que tuvieron la osadía de utilizar la lengua de sus padres para crear nuevas palabras con las que cantar y bailar sus penas y alegrías. Una deuda con los verdaderos dueños y señores de la lengua.
Luis Carlos Díaz Salgado. Sevilla
Addenda et corrigenda, ¿Hasta cuándo, Academia, hasta cuándo? El ninguneo de la RAE a los cantes y bailes flamencos
Ramón Machón says
Cierto, cierto, y muy cierto.
El japonés, perdido entre tangos, rumbas, milongas y guajiras, es una realidad con la que me he encontrado amenudo en el caso de los aficiona(d)os checos. Y así en todo el mundo.
Ramón Machón says
Vaya! Ese amenudo no queda tan mal del todo…
JP Quiñonero says
Ramón,
Amenudo y porlomenudo, hasta en Praga saben (los que saben) lo que vale un cante como Dios manda,
Q.-