Decíamos ayer… El árbol de Guernica, amenazado. ¿Existe la libertad allí donde las pistolas, las amenazas físicas, la violencia callejera, los incendios, se utilizan como recursos de “presión política”? ¿Cómo calificar, si no como guerra civil, las relaciones entre ciudadanos enfrentados a cara de perro y punta de pistola por la posesión endemoniada de la tierra de los ancestros..?
El 22 de marzo del 2006 la BBC estimaba que asistíamos al “final decline of the old-style nationalist armed groups in Europe”. Atroz ilusión. “ETA pone fin a su tregua”. Trágico privilegio, el de prolongar el martirio de los inocentes, la incertidumbre de los corderos y las amenazas de los asesinos.
¿Es posible “liberar” varias provincias francesas y españolas a través del Terror indiscriminado o la “guerrilla”? ¿Desean ser liberados los anónimos ciudadanos amenazados de muerte por los encapuchados que no dudan en sembrar el Terror a su paso?
Hola, Quiñonero.
El término Guerra Civil no podía ser más desafortunado y dañino. En la guerra del 36 los dos bandos se mataban en el campo de batalla, y se asesinaban en la retaguardia; mientras, los que no querían la guerra, la padecían o se marchaban, o intentaban atemperar sus efectos.
En el País Vasco una mafia asesina, extorsiona, amenaza, amedrenta, espía, coacciona, mientras un puñado de valientes resiste pacíficamente con la ley y la libertad como armas; el resto de los ciudadanos, mira para otro lado, se somete a los mafiosos, o saca ventaja de los actos de estos.
En el país Vasco no hay guerra, ni paz, ni victoria, ni derrota; si te violan, roban, o asesinan no gritas «victoria», sino «justicia». Hay crimen, y los efectos del mal y la mentira. No se lucha por la tierra, sino porque se respeten la ley, la libertad, la integridad personal, la decencia.
No había guerra civil entre nazis y judíos en Alemania; ni entre forajidos y campesinos en el Far West.
El afán de equidistancia, Quiñonero, la búsqueda del refinamiento por encima de la verdad nos puede traicionar, haciéndonos caer en el cinismo y la injusticia.
Un saludo
Antonio,
Comprendo y respeto tus razones.
Pero persisto en lo de guerra civil vasca: enfrentamiento atroz, trágico y feroz entre vascos de distintas convicciones.
No hay ninguna equidistancia en mi expresión. Los asesinos son nombrados por su nombre, ellos encarnan el Terror.
Los asesinos son los asesinos. Y los enfrentamientos guerracivilistas son los enfrentamientos guerracivilistas,
Q.-
Y los que miran para otro lado, Quiñonero, o se benefician de todo eso; los del «algo habrán hecho», o el «que se vayan de aquí»; o los que nunca necesitan escolta; o los que miran para otro lado; son «ciudadanos trágicamente enfrentados», no cobardes, miserables, complices, envilecidos, equivocados… Son ciudadanos enfrentados con otros ciudadanos, ¿es eso? No, no lo es.
Los acosados en el País Vasco darían su vida (y la dan) por las libertades y la seguridad de esos vascos que miran para otro lado.
Y lo que es más importante, Quiñonero, a esos valientes les debemos tú, que vives en París, y yo, que vivo, en Madrid, nuestras libertades. Las víctimas del terrorismo y de sus cómplices dan la vida y sufren cada día, pagan el precio para que tú y yo seamos libres.
Si eso es guerracivilismo… La guerra civil lo fue de malos contra peores; lo del País Vasco, dejando a un lado a los terroristas, es de gente decente sufriendo a miserables, de héroes contra canallas.
No comprendo cómo no sientes el peso de la responsabilidad en la que incurres cuando pones esas etiquetas. Con la de irresponsables con los que has tenido que tratar tú en distintos medios…
Antonio,
Percibimos la realidad de manera muy similar, sacando consecuencias paralelas.
Para mi, es evidente que Vasconia, las Vascongadas, Euskadi, País Vasco, Euskal erría, o como quiera llamarse, están habitadas por vascos que tienen visiones enfrentadas, que yo considero guerracivilistas.
1 Asesinos.
2 Nacionalistas vascos de distintas obediencias.
3 Conservadores o socialistas o centristas o neutrales o indiferentes, que se consideran mucho más españoles.
..
Entre los asesinos y los nacionalistas de distintas obediencias hay distintas sensibilidades, incluso enfrentamientos. Existe un convencimiento generalizado que, hasta ahora, los nacionalistas no asesinos se han beneficiado de una cierta indulgencia criminal. Mientras que los no nacionalistas han sido y siguen siendo las primeras víctimas inocentes.
..
Intento hablar con frialdad, para intentar ver con claridad.
Los asesinatos y violencias son actos criminales, sin más.
Por el contrario, vascos nacionalistas vascos y vascos más nacionalistas españoles también perciben la realidad de manera enfrentada. En ambos casos, la realidad de España se percibe desde ángulos enfrentados: y la memoria de la Guerra civil (1936-39) está más que presente: está muy viva, de manera angustiosa, para los hijos y nietos de los caídos en distintos bandos y por distintas razones.
Donde yo percibo la proliferación de la guerra civil vasca es en la agravación de todos los enfrentamientos: incluidos los enfrentamientos entre asesinos y nacionalistas vascos. La violencia callejera contra algún dirigente del PNV ilustra bien esa evolución.
La primera responsabilidad que siento es con mi visión personal de la lengua, la cultura, la realidad y el problema. Visión y responsabilidad que me impiden utilizar adjetivos de todo color, utilizados como arma envenenada y arrojadiza. Intentar diseccionar esa realidad con precisión me parece de la más alta responsabilidad: como oposición a quienes utilizan esa realidad endemoniada para sembrar nuevas semillas podridas, más allá de las fronteras geográficas vascas.
La primera lección a meditar por el hombre de cultura (o presuntamente tal) es intentar utilizar las palabras con propiedad. El uso y abuso de las palabras envenenadas, ante la guerra civil vasca, siembra nuevas semillas de irrealidad podrida, odio y tragedia. Dicho sea todo esto con claridad y amistoso respeto, claro,
Q.-
«La primera interpretación de la realidad consiste en nombrarla», no se te olvide. ¿Qué mayor uso y abuso de las palabras que insistir en usar el término «guerra»?
No se puede asistir a una violación diciendo «qué atroz», «qué cosa más atroz», «voy a diseccionarlo con propiedad…». Por Dios, Quiñonero; que los profesores intentan impartir clases en la univerisdad vasca y pandas de animales se lo impiden, se juega uno la vida, el tipo, el proyecto vital, y el rector no se da por enterado.
No es cuestión de las distintas ideas en la sociedad, eso te vale para Madrid; estamos hablando de gente que respeta la ley, y otros que van a por los que las respetan, y los que consienten el abuso.
Quiñonero, la abstracción es el camino más corto a la mentira, al error, a la irrealidad.
El acoso de los etarras a los nacionalistas no es prueba más de que el que pacta con el diablo acaba víctima de él.
Las raíces las encontrarías más bien en las guerras carlistas, en el fanatismo que describe Unamuno en «Paz en la gerra», en la bestialidad de ciertos tipos vascos que describe Baroja en Zalacaín. En la guerra civil, quién fue con quién.
No se trata de trazar la paralela entre nacionalistas o constitucionalistas; entre derechas o izquierdad; vives en el pasado y en la abstracción.
Estamos ante la frontera entre buenos y malos, que siempre se ha decidido a favor de estos cuando los espectadores se han dejado llevar por la equidistancia, la conveniencia, los respetos humanos mal entendidos, la cobardía, el error. Véase alemania. Esto tiene mucho más que ver con el grupo de muchachos de la rosa blanca. Se trata de un pueblo entero perdiendo la razón, y unos pocos lúcidos conservándola.
Tú buscas ser hombre de cultura; yo busco la verdad. Pero ambos lo hacemos muy tranquilos; tú escribes, yo doy mis clases; ambos discutimos aquí, pero no sofrimos por ello. Alguna de las veces que publico algo, doy una clase, salgo a la calle tranquilo, compro el periódico que quiero, el libro que quiero y lo llevo por la calle, voto, no está de mas que me acuerde de los que, en mi propio país no pueden hacerlo; que es una drama previo, y ajeno, a cualquier discrepancia ideológica.
Antonio: su idea de la guerra civil es, como no puede ser de otra manera ya que es una idea, matizable. Todo enfrentamiento entre miembros de una misma sociedad conlleva el término civil. Si el enfrentamiento está formado por dos bandos ideologizados y uno mata al otro (no podemos negar que vascos «constitucionalistas» y «constitucionalistas» no vascos fuera del país vasco, pertenecen al mismo bando) tenemos el territorio de una guerra civil, que por la pasividad de unos apoyada en su confianza en la ley, conlleva la aparición de un enfrentamiento civil de dos bandos con armas diferentes.
Cita usted: No había guerra civil entre nazis y judíos en Alemania; ni entre forajidos y campesinos en el Far West.
Es discutible. Ganna Arendt y otros ensayistas políticos judios, mantienen que dado que el nazismo declaró la guerra, desde 1933, a los judios al planear su exclusión social, saqueo de sus bienes y eliminación física. Y por esa razón, la de que la decisión de eliminar mediante genocidio y leyes a un grupo de la sociedad debe entenderse por una guerra, demandaban abiertamente a los aliados la creación de un ejército judio, formado por oficialidad y tropa judia, armado por los aliados y combatiendo en un frente asignado contra el nazismo. Por la misma razón, su crítica (todavía no bien asumida por los judios en general) a las colaboracuiones de judios asimilados en la organización de listas para el traslado a los campos por parte de dirigentes judios asimilados, ha sido considerada por algunos de ellos (leer «Eichman en Jerusalén, de Arendt» como traición a los judios en general.
Por otra parte, en USA y en los libros de historia de finales del siglo XIX y principios de XX aparece el término de guerra en diversos escenarios:
– guerras indias
– guerras ganaderas (vacuno frente a oivejeros)
– guerras campesinas (agricultura frente a la libre disposición de los pastos por parte de las grandes asociaciones ganaderas)
En términos generales una guerra, limitada o no, debe entenderse como el enfrentamiento armado entre grupos con intereses divergentes que dirimen sus diferencias con las armas.
Las guerras civiles del País vasco han proliferado en el siglo XIX (las carlistas) entre vascos, puesto que no todo el territrio se declaró a favor del pretendiente, y por extensión al constitucionalismo isabelino.
Por eso creo que hace bien Quiñonero en expresar su convnencimiento en el correcto uso del término guerra civil.
Fe de erratas: he escrito Ganna y es Hanna.
Pues todavía no he visto a Rosa Díez, ni a Pagola, ni a Uriarte, ni a Savater, ni a todos esos héroes, empuñar alma alguna para dirimir nada.
Son los otros los que los miran con odio; en las miradas de los citados solo hay serenidad y valor.
Hombre, Luis, tengo la casa llena de libros publicados con el sello de Harvard, Yale, Oxford, que dicen unos disparates mayúsculos; eso no justifica nada. La noche de los cuchillos largos no es un episodio bélico. Insisto en el grupo de la rosa blanca; allí está el espíritu del que hablo.
Sin los términos «maldad», «locura», «cobardía», hay realidades que no se pueden entender.
Con el término «guerra» no se hace ningún favor a nadie en este asunto.
Antonio,
La violencia física (violencia, incendios, terrorismo) de matones y asesinos está tipificada por el Código Penal. Y, en el caso del País Vasco, forma parte del Terror…
La guerra civil entre vascos de distinta obediencia afecta a todos los vascos de distintas convicciones: tirándose a la cabeza concepciones enfrentadas de su misma tierra.
¿Tiene esa guerra civil entre vascos de distinta obediencia, por momentos, las características de una guerra de ocupación y expulsión, purificación étnica? Hay quienes lo piensan.
La acepción cuarta de la palabra guerra, en el diccionario de la RAE dice: “Lucha o combate, aunque sea en sentido moral”. En el País Vasco, la guerra civil entre vascos de distinta obediencia toma formas particularmente envenenadas:
1 No hay guerra civil entre asesinos y víctimas. Esa forma de violencia forma parte del Terror.
2 Si hay “lucha o combate, aunque sea en el sentido moral” entre vascos NO violentos de distinta convicción.
3 La evolución de tal superposición de enfrentamientos guerracivilistas ha sido atizada desde distintos frentes, que no son comparables: el derramamiento de sangre es la culminación del Terror; la proliferación de discursos endemoninados, dentro y fuera del País Vasco, no es obra de un solo bando.
4 La utilización de las víctimas y los héroes con fines guerra civilistas es algo que Mingote ha ilustrado con mano maestra,
Q.-
Luis,
Bueno… guerra civil: «lucha o combate, aunque sea en el sentido moral» entre ciudadanos de una misma tierra, pueblo, patria, etc. En esas estamos,
Q.-
Me gustaría saber cómo se define lo que hace el rector de universidad del que os hablaba, por poner un ejemplo.
Mingote no podía estar peor citado; sus chistes cada día dicen lo que yo intento explicar aquí; solo que él hubiera despachado al personal fanático con algún término un poco más duro que los míos.
Antonio,
He intentado definir mi visión del concepto de guerra civil, en el País vasco recurriendo al diccionario de la RAE. «guerra o combate, aunque sea en el sentido moral«. En ese conflicto hay víctimas inocentes: cada cual toma libre partido por las víctimas, los verdugos o sus cómplices. He tomado posición en numerosas ocasiones, en este Infierno y fuera.
No interpreto a Mingote ni pretendo que diga lo que yo digo: me limito a publicar su imagen… un Don Cicuta que pasea en ¿procesión? a una víctima…
…
Recurriendo a la ironía (¿?) pudiera parecer que se dice algo… pero la insinuación no aclara nada. Pretender que tal dibujo u obra de arte dice lo que uno «intenta explicar» tampoco aclara gran cosa; y añadir que «él» (Mingote) lo hubiera despachado mucho mejor tampoco aclara ninguna idea propia sobre nada.
…
La emoción es viva, real, comprensible y justificada: pero no comporta ninguna verdad en particular. La emoción del vecino (en este caso, la mía) es igualmente respetable. Tirarse las emociones a la cara es una forma bien tradicional de guerracivilismo cainita. Nobody’s perfect.
Q.-
PS. Perdón por el tono un poco sentencioso de la cosa. La imprecisión verbal alimenta el relativismo moral, que se me antoja endemoniado y pernicioso.
Hola Juan Pedro. Creo que llevas mucha razón. Sólo hay que escuchar las declaraciones de hoy miércoles de Iñaki Anasagasti. Hay pánico en el barco y están todos preparando la balsa para poder salvarse. Recuerda al Titanic, aunque aquellos tuvieron más grandeza, y dicen que la orquesta no paró de tocar hasta el hundimiento.
Un abrazo y enhorabuena por tu «hercúleo» trabajo. ¡No sé cómo lo puedes hacer y abarcar tantos campos!
Jaime,
Anda, anda… «sangre, sudor y lágrimas»,
Q.-
Bunas Quino : ya tienes dos Jaime leyendo tu blog.Somos mayoría relativa.
En cuanto a las declaraciones de Anasagasti , a mí me parce un caradura. Ellos , ya se sabe , nunca cometen errores : aumento del nacionalismo en Navarra y vuelta a los ayuntamientos de Batasuna.
Espero que no se inicie otra temporadita con el cansino tema de siempre porque aunque siempre se saca jugo en estos debates seguro que te estaá quitando tiempo para tareas que son más de tu agrado (esos libros imprescidibles)y que son mi pequeña ruina.
Saludos.
Jaime,
Hombre… yo intento llevarlos a «mi» terreno, dando a la cosa un barniz más o menos culto o libresco. Vaya usted a saber. Es cierto que entre unas cosas y otras estoy leyendo menos, relativamente. Sobre me falta tiempo para salirme de estos negocios y entrar en la cosa libresca. Acabo de terminar un par de libros potables sobre destierros y diálogos entre c. y c. (castellanos y catalanes). Mañana será otro día…
Q.-
quiero saber donde esta la tumba de mi abuelo,muerto en la guerra y por que nunca se le dio a mi abuela y sus hijos una pension de guerra,temiendo que emigrar despues de la muerte de mi abuelo donde perdieron todo,el nacio en santander,pero se caso en san sebastian y ahi nacio mi madre,murio cuando tenia unos 34 años,dejando a una viuda y tres hijos,como puedo averiguar donde esta su tumba,estoy en españa. maitechu
Maitechu,
Cuando tu escribías tu comentario, yo escribía el mío: ETA, Terror y cultura (s)…
… ¿qué decirte..?
Q.-
Vivimos en una guerra. Pero de guerrillas. Que nace con la ilusión de la izquierda de los años cincuenta y sesenta. La ilusión de que es posible que triunfe la Revolución, como en Cuba.
Nacen o crecen así multitud de guerrillas en el mundo que comprueban que es posible enfrentarse a estados y ejércitos consolidados y ganarles la contienda, huyendo del enfrentamiento directo.
Nace ETA, de la suma de este impulso revolucionario, de la oposición militante al fascismo, del ideal de la nación vasca, y del ideal obrero.
¿Comienza entonces la contienda que aún hoy día padecemos?
A mi juicio, no. Esa contienda nació y creció mucho antes. Antes siquiera de la represión fascista. Antes también de la Guerra Civil. Antes de las Guerras Carlistas. Antes de todo ese sufrimiento datado en bajas que se suman y crecen hasta el infinito.
Pienso que esa Gran Guerra nació con el Nacionalismo, con el Imperialismo, con la idea de Poder máximo, superior, dominante, reglado, represivo, educativo…
Y ese Nacionalismo se fragua en España. A la par que en el resto de Europa. Desde lo profundo del caducado medievo feudal se conforma y triunfa militarmente una nueva idea de dominación: la nación, el país, la frontera, el pueblo, el rey, la religión, los estandartes.
El Nacionalismo es la nueva receta. Tarda mucho en fraguar. En principio no se socializa. Simplemente funciona como espíritu que «justifica» las conquistas, el estado, todo.
Pero con la llegada del romanticismo se cuela en los sentimientos del pueblo. Pasa de ser una mentira que sujeta los pilares de los estados poderosos, a ser una mentira global. A ser muy peligrosa. Comienza a surtir efecto su engaño.
Y en esas seguimos. Esa Gran Guerra Civil Mundial nació cuando nos convencieron de que los sentimientos de amor a lo propio, a lo próximo, de cariño a los nuestros, a lo nuestro, debía convalidarse con odio a lo ajeno, con la necesidad de ataque a lo ajeno para asegurar la supervivencia, con la negación de la categoría humana del enemigo que se presente o nos presenten. Nos convencieron de que eramos propietarios de algo aunque fuéramos pobres, de tierras, extensas, ricas, por derecho, y que esas tierras necesitaban defenderse y ampliarse porque vivimos en un mundo agresivo de vecinos agresivos y mentiras perversas que amenazan.
Sobrevivimos bajo el yugo de unos estados que necesitan en sí la guerra, el enfrentamiento e incluso la rivalidad deportiva para justificarse a sí mismos.
Porque no existen.
ETA es un enemigo virtual. Como España es otro enemigo virtual. El enemigo virtual une. Y Todo justifica la unión. Que define la frontera. En esta Gran Guerra Civil unos luchan por sus estados independientes y otros por sus estados no independientes, para conseguir que lo sean. Pero luchan. Ambos. No es equidistancia. Es la realidad. Han muerto miles de personas, diría cientos de miles, en la península, por el Nacionalismo. Por España. Por Euskal Herria. Por Catalunya.
Por nada.
Sigue la Gran Guerra Civil. Y no encontrará nunca solución hasta que no desaparezca España, Euskal Herria, Catalunya y cualquier país que exista o no.
No existen.
Yo soy vasco. Culturalmente vasco. Amo a mí tierra. Y a la de los demás. Pero ya está bien. Que no muera ni mate nadie más por algo absurdo, por una bandera, por una nación, por un uniforme, por un rey, por una frontera. En resumen, por el Poder. De unos. Que piensan. Dominan. Dirigen. Y no se arriesgan. Arriesgan a los demás.
A lo largo del siglo veintiuno espero que desaparezca España.
De una vez.
Y Francia, Inglaterra y el resto de invenciones del poder. Y mi Euskal Herria, que no ha llegado a existir como estado. Que nazca y se consolide un sentimiento de igualdad, de amor al prójimo, y a lo prójimo, de respeto, apoyo y defensa real a las culturas ajenas como a las propias. De Amor.
Será la única forma de poner fin a la Gran Guerra Civil Española y Mundial.
Jon,
¿ha pensado Usted que el Poder también se infiltra en Su discurso, y en Usted mismo? Le leo y estoy de acuerdo, sigo leyendo y nos separa un abismo: «mi» tierra, «que desaparezca…», «culturas ajenas y propias», el «Amor»…
El peligro acecha, siempre, en cada uno de nosotros, no sólo fuera.
Para qué hablar, en efecto.