Quizá el G8 no sea un areópago ideal de defensores de la libertad y gestores responsables de incontables crisis planetarias. Y la libre contestación de esta o aquella política me parece igualmente comprensible, incluso deseable.
Sin embargo, la violencia de las manifestaciones de protesta, en Alemania, ha contrastado con el insondable silencio de los mismos manifestantes y organizaciones hacia otras políticas y Estados que se me antojan más evidentemente liberticidas, modelos de corrupción, destrucción del medio ambiente y empobrecimiento criminal de los pueblos víctimas de sus comportamientos carnívoros.
¿Habría tantos manifestantes en un G6 organizado en La Habana, Caracas, Teherán, Damasco, Pekín o Pyongyang, teniendo por anfitriones a Fidel Castro, Hugo Chávez, Mahmud Ahmadinejad, Bashar Assad, Hu Jintao y Kim Jong II..?
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