El Rey hace lo que puede. González y Aznar, ausentes.
Ha concedido el Collar de la insigne Orden del Toisón de Oro a Adolfo Suárez, Duque de Suárez. Pide “buscar la unidad y el entendimiento, basados en el diálogo sincero”.
En otros momentos, ambos gestos hubiesen podido parecer insignificantes. A la luz de la historia personal de Suárez y los odios que pudieron con él y tan vivos siguen, algo de hondo dicen que un respeto debiera merecer; si es que alguien escucha, más allá de la laguna de Alvargonzález.
PS. Se me escapa la importancia de los «compromisos particulares» (¡!) de Felipe González y José María Aznar, para no estar en el Congreso, escuchando al Rey.
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