SG, a finales de abril 07
Ségolène Royal, candidata socialista, derrotada, a la presidencia francesa, anuncia su separación de François Hollande, primer secretario del PS y padre de sus hijos…
● La nota erótica de las elecciones francesas.
● Los rencores de cama se camuflaron durante meses.
● Ségolène, socialismo(s), sexo y odio(s).
● Sexo y política en la cúspide socialista francesa.
● Ségolène y Señor Royal: la ambición política une tanto o más que el sexo.
SEXO Y POLÍTICA: CRÓNICA DE UN DIVORCIO ANUNCIADO
El bikini, las señoritas periodistas, la fiscalidad de las parejas de hecho y las desavenencias políticas y sentimentales de la pareja Ségolène Royal, candidata a la presidencia, y François Hollande, primer secretario del PS, han hecho más honda la crisis ideológica, cultural, táctica y estratégica del socialismo francés.
La historia comenzó el verano del 2006, cuando Ségolène fue fotografiada en bikini azul, sonriente, cuando los sondeos la cotizaban como candidata victoriosa a la presidencia de la República. ¿Aceptó Ségolène ser fotografiada a cierta distancia? En cualquier caso, nunca se querelló por violación de su intimidad. Y sus tímidas protestas fueron pronto enterradas, a la luz de la saludables rentas de unos sondeos a la alza, consecuencia de la “belleza”, “modernidad” y “audacia” de una posible presidenta de la República.
Sin embargo, durante tres meses, en el PS, en los pasillos de la Asamblea Nacional, las imágenes de Ségolène en bikini azul, sola, sin hijos, esbelta, sonriente, fueron motivo de incontables comentarios irónicos, seguidos de un largo rosarios de rumores casi siempre endemoniados sobre las aventuras nada conyugales de François Hollande.
No es un secreto que Hollande, simpático, vividor, adora alargar las comidas de trabajo con señoras y señoritas periodistas preferentemente jóvenes. Y que también él aspiraba a la candidatura socialista a la presidencia de la República.
TUS HIJOS, MI CANDIDATURA
Cuando los sondeos impusieron Ségolène al PS, a sus rivales, incluso a su compañero, padre de sus hijos, primer secretario del PS, la guerra sucia, vía Internet, entró en una fase aguda. Se atribuyeron a Hollande varios romances y casi otros tantos a Ségolène. Rumores pronto barridos con un gesto de desprecio. Hasta quelos rumores se transformaron en algo mucho más grave.
Cuando Ségolène instaló su propio equipo de campaña, en el bulevar Saint-Germain, los sucesivos portavoces de Ségolène dejaron caer: “Bueno, ya saben ustedes… Hollande está poniendo zancadillas a Ségolène”. Arnaud de Montebourg, portavoz oficial de la candidata, fue más lejos, en una emisión de tv: “El único defecto de Ségolène es su compañero”.
Por vez primera, las disputas conyugales de la pareja Royal-Hollande estallaron a la luz pública, percibiéndose como un problema político de fondo, agravado por la publicación en Le Canard echaînè de sus declaraciones de la renta. La pareja de hecho Royal-Hollande declara los impuestos a través de una sociedad especialmente creada con el fin de desgravar más, beneficiándose de una fiscalidad especial.
Conforme avanzó la campaña, se puso en evidencia que Royal, candidata a la presidencia, y Hollande, primer secretario del PS, no solo decían cosas distintas, si no que se evitaban física y llamativamente. En sus contactos con la prensa, Hollande no dudaba en coger por el hombro a simpáticas periodistas. Por su parte, los portavoces de Ségolène reconocían, en público, que la pareja estaba en crisis. En un ataque de sinceridad, Ségolène, en una rueda de prensa, llegó a pedir en matrimonio (civil) a su compañero de hecho, sugiriéndole una boda en una isla lejana.
UNA PAREJA, DOS LIBERTADES
Poco elegante, Hollande respondió a la demanda en un tono apenas chistoso, afirmando que esa proposición le parecía una locura, resumiendo su relación son Ségolène con esta frase ¿cruel? ¿cínica?: “Una pareja, dos libertades”.
Ante la crudeza de tales comentarios, el alejamiento de la pareja, en público y en privado, tomó una rara violencia. Las dos mujeres que cubrían para Le Monde la campaña electoral cuentan un encuentro brutal entre el más íntimo de los consejeros de Ségolène y Hollande. La candidata hacía saber al primer secretario que nunca volvería a ver a sus hijos, si el primer secretario hacía campaña a favor del retorno político de un posible rival de la candidata…
En la recta final de la campaña, los más inquietantes rumores se sucedían a ritmo de infarto de miocardio. Hollande sería el padre del hijo por venir de una periodista que había cubierto la actualidad socialista. Ségolène habría intervenido ante el director de la tal periodista, exigiendo su destitución. El divorcio político atizaba el fantasma del divorcio conyugal. Los hijos de la pareja tomaron partido por la madre y candidata derrotada. Las familias socialistas se consideran víctimas de las tribulaciones sentimentales de una pareja de ambiciosos trepadores, descarriados en el lecho.
fernando says
Vaya lío parece «Falcon Crest», «Dallas» o «Dinastía», pero es un culebrón a la francesa. Tambén tuvieron problemas Sarkozy y su esposa. ¿ Es causa de divorcio ser político en la Francia del siglo XXI?
antonio antoine says
Este comentario es nuevo. Ya han pasado 5 años desde que esta notícia se publicó. El Sr. Juan Pedro Quiñonero creo que ha sido «analista político» y hasta incluso creo haberle oido en radio hablando de la política Francesa ( incluso hasta como corresponsal de un canal de televisión).
Creo recordar la «campaña» de Ségolène, bella ella,como candidata al Partido Socialista Francés. Era la primera vez que aparecia una mujer como presidenciable. Quizás la seriedad o incluso la «falsa simpatía» de tiburones políticos maestros de la elocuencia y de las tablas televisivas necesitaba un poco de «chic» aunque el papel de Ségnolène en grandes mítines políticos,cual si fuera una de las estrellas de Hollywood más famosas,denotaba la falta de un guionista enfebrecido en cada detalle de las contiendas. Un rayo de simpatía, una promesa de cambio pero la máquina política la derrotó totalmente: en su vida personal, quizás, un comentario en una mesa de buen servicio, una broma, un planteamiento de gente «vip» de tomar las riendas del pais y un esposo funcionario y sin ningún tipo de «impedimento moral» querían hacer un «juego de patriotas». En cuanto a la vida privada de las personas, pública siempre cuando quieren entrar en política, poco se sabe; quizás los publicistas crean «historias» pero al final queda como un «juego de cortesanos» de un gran pais eufórico de su poder.
P.D. No hubieron demasiados comentarios a este blog. Si se fijan el las imágenes de hoy -bueno de hace menos- la señorita, pues ya es soltera, no tiene aquel equipo de maquilladores aunque no es por su «careta» sino por su «aspecto cansado» que quizás puede observarse una auténtica vocación y una madurez mayor tras los «avatares de un juego de rol».