De periodistas y políticos…
Buscando la dirección de un hotel parisino, intentando rastrear las huellas donde se cruzan el París de Patrick Modiano y el París de algunos maestros españoles, para siempre silenciados en París, vuelvo a leer esta frase, subrayada hace tantos años:
“Debíamos pensar en suprimir toda esa cáfila de periodistas hambrientos y ambiciosos que hablan en nombre de la libertad, y que, a espaldas del público, viven del chantaje y de los manejos más viles con el gobierno, tan cobarde y miserable, que teme a esos periodistas, no precisamente por los cargos políticos que les puedan hacer, sino porque todos tienen mucho que ocultar en su vida privada”.
Ecos de Citizen Kane…
En mi tierra decimos: «eso es más antiguo que el andar p’alante».
Joaquín,
Hay demasiada épica en la obra de Wells para hablar de la cáfila carpetovetónica.
Yo vería más la continuación (inconclusa: a falta de los capítulos más actuales) del cervantino Coloquio de los perros, en un Hospital de Resurrección tirando a profanado, hélas,
Q.-
Buenos días Juan Pedro. La debilidad de los periodistas, y me incluyo entre ellos, es que si les pusiéramos la lupa encima de ellos, no saldríamos muy bien parados. Supongo que conocerás aquella anécdota que se cuenta de la Casa de Alba, que decía «echáles de comer a los periodistas». Habitualmente, este oficio ha estado mal pagado en la parte baja de la pirámide, y hemos pasado «hambre». Tú como periodista veterano, conoces las penurias que esta profesión ha tenido.
Sé que la perfección humana no existe, pero si conocemos términos como honestidad, coherencia.. Enhorabuena por tu trabajo. Realmente, es un gusto poder leerlo cada día.
Jaime,
Te pones en un plan…
Oye, que, sí, que algo hay o pudiera quedar. Vaya usted a saber. Lo de veterano lo tomo en el «peor» sentido: «sabe más el diablo por viejo que por diablo».
Graciasssss,
Q.-