Madrid figura en sexto lugar en la nueva geografía de la blogografía mundial, detrás de Nueva York, Los Ángeles, Londres, Chicago y Roma. Ni Barcelona ni Totana (Murcia) figuran entre las 30 primeras ciudades más blogueras del mundo. Nobody’s perfect.
● Bruno Giussani, Lunch over IP, Where blogging happens.
● Business Week, The Blog Belt.
maty says
Sé que soy pesado, pero Cataluña lleva una senda descendente desde finales de la década de los sesenta y que se está agravando desde los noventa. Por tanto no es cuestión de dictadura, democracia, centralismo o autonomismo, sino de muchas otras cosas. La principal de ellas, en estos años, es el ombliguismo que ha instaurado casi tres décadas de gobiernos nacionalistas excluyentes, y la degradación del sistema educativo catalán. E insisto, la pérdida de competitividad de la economía catalana es bastante superior al conjunto de la española, por lo que la economía productiva va a tener un fortísimo retroceso, que afectará al conjunto.
Panzi says
Al principio de los años 2000, Cataluña se «empepino» en traerse a su región la mayoria de las grandes empresas de internet. Ozu, Terra… Hoy en dia estas empresas de internet ya no «residen» allí. Otros sectores de «vanguardia» les ha pasado igual como la publicidad o el diseño.
maty says
O los laboratorios farmacéuticos, tres o cuatro han decidido migrar a Madrid estas semanas. En la actualidad, Madrid tiene una economía productiva muy pujante, no sólo por ser la capital, también porque han sabido hacer bien las cosas estos años de gobierno del PP en la comunidad y en el ayuntamiento. Guste o no, es.
Mientras tanto, en el centro de la provincia de Barcelona hay congestión en las infraestructuras viarias, que incrementan substancialmente los costes de transporte y el tiempo requerido. No toda la culpa es siempre de Madrid, también de la Generalitat, al no haber gastado dinero en infraestructuras cuando tocaba, ya desde el último gobierno de Pujol.
Y eso nada tiene que ver con derechas, izquierdas, nacionalismos… sino con la CAPACIDAD DE GESTIÓN. La mediocridad en la Generalitat crece legislatura tras legislatura, y eso termina pagándose.