Creo haber sido uno de los introductores de Jean-François Revel en España. Antes que ella tome el avión para participar en un homenaje a su marido, hablo de él con Claude Sarraute, su viuda, una mujer encantadora.
–Revel amaba España.
-Y mucho. ¡Le encantaban las corridas de toros y los vinos de Jerez! Viajó mucho por América. Pero estaba muy próximo de Italia y de España. De hecho, hablaba muy bien el español y seguía con interés la evolución de España. De joven viajó y trabajó en América. Pero volvió a España en muchas ocasiones. Le encantaban las comidas españolas y habla con respeto inmenso de la historia de España.
–Él fue quizá el primero en denunciar el comportamiento ciego y egoísta de Francia hacia el terrorismo de ETA.
-Revel estaba contra todas las tiranías, contra todas las complicidades. Cualquier tipo de hipocresía u opresión lo ponía fuera de si. Aspiraba a la libertad, siempre. La libertad y la defensa de las libertades, contra las tiranías y todas las formas de opresión. A partir de ahí, ¿cómo no denunciar cualquier debilidad ante el Terror?
–Revel era un sabio en muchas disciplinas, la política, la diplomacia, sin duda; pero, también, la gastronomía, la historia de arte, la filosofía, la crítica literaria, el panfleto.
-Era insaciable, leía, leía, leía, recortaba periódicos en varias lenguas, archivaba, trabajaba al mismo tiempo en muchas cosas distintas. Y conseguía poner en orden todo eso, trabajando a toda hora.
–¿Cómo conseguía poner en orden materiales tan diversos?
-¡No lo sé…! Un día, cambiamos de asistenta, en casa, y me tomé la libertad de decirle a la buena señora: “Mire, mi marido trabaja pensando. Mejor que no le hable. Si se lo cruza por el pasillo, y no la mira, no le de importancia, está pensando”. La buena señora se lo tomó en serio, y todo iba muy bien. Hasta que un día, escuchó unos ruidos muy violentos en el despacho de Revel… fue corriendo, atemorizada, y se encontró a mi marido por el suelo, a cuatro patas, rodeado de sus nietos.
–Revel tuvo varias vidas.
-Él tuvo hijos de un matrimonio anterior. Y yo también. ¿Qué nos unía? ¡Todo! Cuando viajábamos, Revel se encerraba en la habitación del hotel, compraba todos los periódicos y miraba la televisión, recortaba la prensa, escribía. Mientras tanto, yo me había buscado un guía del lugar y me interesaba por todo. A media tarde, cuando volvía, nos preguntábamos: “¿Entonces?”. Y nos poníamos a hablar, hasta el alba.
–Viajes muy estudiosos por medio mundo.
-Si. Una vez fuimos al Nepal. Y estuvimos visitando a su hijo, Matthieu, que, como usted sabe, es monje budista. Nada más llegar, el padre y el hijo se encerraron para hablar de filosofía. Y yo me pasaba el día descubriendo el Nepal, una maravilla. Tras la cena, volvíamos a charlar, , juntos, y volvíamos a interrogarnos el uno al otro sobre las experiencias y descubrimientos del día.
–De aquel viaje surgió un libro famoso.
-Si, El monje y el filósofo. Matthieu intentaba convencer a su padre de lo bien fundado de la inmortalidad y metamorfosis de las almas, desde el punto de vista budista. Revel no estaba muy convencido. Él no tenía una confianza ciega en la vida del más allá.
–¿En qué creía Revel?
-En el trabajo, en la razón, en la defensa de principios básicos, como la libertad, que él consideraba amenazada y necesitada, siempre, de una defensa práctica, inmediata.
–Su exigencia ética le causaría muchos disgustos.
-Siempre fue fiel a sus principios. Cuando el propietario de un importante semanario creyó oportuno tomar una decisión que iba contra sus principios, como prescindir de un gran periodista y amigo, Olivier Todd, Revel dimitió automáticamente.
–En el terreno político, los problemas podían ser más duros.
-Sin duda. Pero su intransigencia, en defensa de la libertad, también le valió muchos amigos entusiastas, en Europa, en las Américas.
–¿Era difícil soportarlo?
-¡No..! ¡Revel era un encanto! Una curiosidad infinita, con una gran generosidad amistosa.
–Le hubiese encantado verla en el teatro, interpretando Une vieille maîtresse (Una antigua amante).
-¡Pudo verme, poco antes de morir! Por el contrario, le hubiese gustado ver la película que hemos hecho con esa obra. Quiero pensar que le hubiese gustado volver a verme en escena, interpretando el papel de una antigua amante, tantos años después.
[ .. ]
Revel en Európolis y este Infierno:
- Diálogo con Revel sobre el Demonio y la Tiranía del Bien.
- Revel, izquierdas, derechas y otros demonios.
- Revel, libre del secuestro sectario.
- Revel, víctima de una abismal ignorancia sectaria.
- Revel, crítico de los vicios totalitarios y gozador de arte, cultura y gastronomía.
- Ha muerto Jean-François Revel.
passy says
fuera de contexto y para tu anecdotario:
http://blogs.elboomeran.com/fogel/2007/06/el-libro-inalca.html
buen fin de semana
JP Quiñonero says
Miguel,
Gracias…
Saludos parisinonavarricos…
Q.-
Luis Rivera says
El monje y el filósofo me dejó lleno de perplejidades activas. Mi papel, más cerca del filósofo que del monje, no alcanzaba a entender el lenguaje de este y me preguntaba si, como padre, estaría yo capacitado para entender un vía en esa dirección, tomada, pongamos por caso, por mi hijo. hablé de este libro con mi hijo hace unos días, cuando me anunció que se tomaba dos meses libres y se iba a Mongolia para recorrerla en bicicleta. Sentí una envidia enorme.
JP Quiñonero says
Luis,
Bueno… el hijo budista no consiguió convencer al padre volteriano agnóstico, poco convencido que su alma presumida pudiera ser mañana un gorrión o una vaca. Confieso que algunos poemas de Álvaro Cunqueiro casi me convencen a mi…
Q.-
PS. ¡Mongolia! ¡¡En bicicleta…!!!
Luis Rivera says
Mongolia, en bicicleta, a sus 34 años. Algo así como el tema Revel, pero más prosaico, aunque no se su situación espiritual al final de la aventura.
JP Quiñonero says
Luis,
Hombre, una aventura así da para mucha vida espiritual y de todo tipo, claro.
¡Suerte..!
Q.-
Juan Moreno González says
Leo con mucha admiración las referencias y entrevistas a Jean-François Revel tanto en Európolis como en UTI. Un filósofo que me interesa mucho.
¡Sientase envidiado y admirado a partes iguales, Quiñonero!
JP Quiñonero says
Juan,
Sobre todo, me siento abrumado por tu amistosa generosidad,
Q.-