París. Esquina Ancienne Comédie / St. Germain, 30 agosto 2007. Foto JPQ
R. me decía ayer que le ha gustado mi pequeño ensayo sobre Modiano, Azorín y Baroja, perdidos por la misma geografía urbana. Deambulo siempre por las mismas calles, de la misma ciudad, persiguiendo en vano los mismos fantasmas.
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Los perros de compañía de las familias acomodadas huelen con inquietud la suciedad de los cuerpos de los vagabundos que duermen a la intemperie, poniendo una mancha negra al pie de los altares que proclaman la existencia de un mundo más joven, más bello y mejor. [París. Esquina Ancienne Comédie / St. Germain, 30 agosto 2007].
Una pequeña memoria… La primera vez que fui a París me alojé en un hotel de una plaza de inolvidable nombre, la Place Cambronne. Tenía billete de avión de vuelta un domingo, y decidí irme al aeropuerto, por la mañana temprano, en metro. En el metro a esa hora no había ni un alma… excepto un mendingo, que me acompañó durante todo el trayecto. Y cuando me bajé en una de las estaciones de transpordo se despidió de mí con un gesto. Es uno de los recuerdos que guardo con más cariño de París.
Joaquín,
Palabras mayores… Pierre Cambronne, Metro Cambronne…
Ese tipo de encuentro, cruce de miradas, etc., siempre tienen una importancia mayor, dificil de calibrar en el instante, ya que solo cobra su dimensión definitiva mucho tiempo más tarde, a través de la fina alquimia de los recuerdos…
Q.-
un dia en paris me paso algo parecido pero al bajarme ya yo estaba sin el pasaje del avion
por la cresta viejo maricon