Vuelvo a leer estas frases de un diálogo no se si real o imaginario, citado en el Cuaderno de Madrid de Enric Juliana, en La Vanguardia de hoy:
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“Os lleváis la pasta del presupuesto, habéis enviado el equilibrio territorial a tomar viento, y encima quemáis fotos del Rey. Sois la hostia los catalanes. Empiezo a creer que sois vosotros, y no los vascos, el verdadero problema de España”, dice él, sonriente, bien planchado, corbata radiante, el pelo esbozando una caracola allá atrás, sobre la camisa; con la mirada robusta de los que mandan, o están muy cerca de los que mandan.
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“Sabes lo que te digo -estamos de nuevo en el restaurante de Claudio Coello-, te digo que nunca acabaréis de entender a los catalanes, porque Catalunya es la sociedad más democrática de España, de España entendida como un sistema de intereses. Tal y como lo oyes. En Catalunya mandan las clases medias. Todo el mundo tiene algo que decir, o vive en la fantasía de que tiene algo que decir. En Catalunya hay consorcios, corporaciones, mutuas, cordadas, redes, logias, alianzas y grandes centros de poder sin un único propietario: la Caixa y el Barça, por ejemplo. No hay una oligarquía tangible, aunque muchos la sueñan. En Madrid, por el contrario, sois absolutamente verticales. Cada mañana todas las cosas importantes se deciden en doce o quince despachos. La lucha es entre esos despachos. La gente de abajo calla y obedece, y, de vez en cuando, estalla. De ahí los famosos motines de Madrid”.
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“Si es así, entonces por qué no defendéis al Rey. Sois raros. Quemáis sus fotos, mientras la Cope pide que abdique. Sólo con la monarquía, con una jefatura del Estado no politizada, es posible esa España medio confederal con la que soñáis todos los catalanistas. Te aseguro que si un día vuelve la República, algunas bromas se van a acabar”.
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En Madrid también hay que saber retirarse cuando te han quebrado el flanco. Conviene proteger el orgullo. Habría sido humillante tener que reconocer que en Catalunya, de manera recurrente, la ensoñación y la comodidad se imponen al coraje; que la pequeña maniobra lo devora todo; que no hay programa real para la independencia, que eso es una farsa, y que lo que de verdad da forma a la política catalana es una espesa lucha de posiciones, que comenzó inmediatamente después de los Juegos Olímpicos y aún no está resuelta. Una lucha neurótica que ha absorbido grandísimas energías, mientras España despegaba.
● “Lucha neurótica” parece decir algo muy parecido a esto: Cataluña, víctima de los políticos catalanes, y El catalán, víctima de censores ex frailunos y burócratas camaleónicos.
«Catalunya es la sociedad más democrática de España»
Lo dicho, para los nacionalistas excluyentes, los problemas/persecución de los no nacionalistas son invisibles.
Muchos presumen de que en Cataluña abunda la sociedad civil, falso, lo que abundan son organizaciones controladas por los nacionalistas para controlar a la sociedad catalana, eso de civismo tiene bien poco. Otro tanto sucedió en su día con las asociaciones de vecinos, utilizadas como plataformas políticas por la izquierda, y hoy bastante desprestigiadas, sobre todo en las ciudades, por su manipulación/instrumentalización interesada.
Cataluña no es propiedad de los nacionalistas, por mucho que se empeñen, ellos y los medios de (in)comunicación catalanes y algunos no catalanes, periodistas «profesionales» incluidos.
En lo que sí coincido es en el despegue de Madrid (y Valencia) estos años, básicamente por la buena gestión económica de los presupuestos, en comparación con el mal uso de los mismos en la Generalitat pujolista y, también, pero en menor medida, con el Tripartit (los últimos gobiernos de Pujol hicieron una pésima gestión, así que no era difícil hacerlo mejor).
Cataluña está dejando de ser la gran locomotora de la economía española y, probablemente, será una de las comunidades más afectadas por el cambio de ciclo económico (en el pasado fue así, y me temo que en el nuevo ciclo se agravará dicha tendencia), al no haber modernizado su estructura económica, basada en los sectores tradicionales. Van a cerrar, están cerrando ya, muchas empresas poco competitivas, que se dedican al manufactureo básicamente, con lo que les sale más rentable cambiar de país.
El futuro pasa por el sistema educativo, y el catalán es desastroso, estando entre los peores del conjunto de España, por tanto, el futuro económico catalán no es nada halagüeño.
De todo esto apenas se discute, se ignora, cual avestruz. Sólo importa el discurso identitario y el Barça, y bien poquito más. Catalunya, quien te ha visto y quien te ve.