Madrid, Villa y Corte, 1

Apenas caído en Madrid, sorprendido, siempre, por la eficacia de las comunicaciones y la presencia masiva de americanos, C* me llama para quedar a comer, pero no puede contenerse y me da un resumen sumario de la actualidad política, social y cultural:

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“… Garzón dice y hace ahora lo que el PP decía antes de la tregua: mano dura contra etarras y cía. Garzón cree que con esos gestos podrá sacar algo a Zapatero, que quiere dar garantías a los electores que se creen lo que dicen el PP y Savater. Con lo cual, el PP está obligado a dar más caña por todas las bandas. Si se trata de dar estacazos a los independentistas, los taxistas y la clase media deben decirse que mejor la mano dura original que la mano cambiante de Zapatero. Pero eso da miedo a la gente joven, que va para mayoritaria. Como la cosa está muy igualada en los sondeos, el todo vale es de rigor. Y quienes chupan del poder se dividen en dos bandos: los que ya tienen un enchufe lo defienden a navajazos; y quienes aspiran a tenerlo se callan provisionalmente, para apuntarse al carro vencedor, en su momento. J* sueña con ser ministro de cultura del PP. F* ha cambiado de novia y espera seducir a C*, novelista que tiene acceso casi directo a Zapatero y va por ahí diciendo maldades de César… ¿lo ves..?”

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Cuando C* cuelga y me aconseja dejarme de gaitas, mientras camino hacia la ducha me digo que Modiano y un verso citado por EM [.. sin más patria/ que una vieja edición de tus poemas..] quizá hablen de otros adolescentes huidos, vagabundos y desterrados en la misma ciudad, ¿Madrid? ¿Bagdad? ¿París?