A manera de epílogo provisional de viejas historias de cada día, o prólogo a historias por venir, se me ocurre anotar lo que piensan tres autores, Baltasar Porcel, Eduardo Mendoza y Quim Monzó sobre lengua, cultura, Cataluña, el nacionalismo, el Mediterráneo, etc.
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● Eduardo Mendoza:
[ .. ] Le nationalisme est une chose, le bilinguisme une autre, que je trouve assez divertissante. Quand on prend un taxi par exemple, il y a toujours une fraction de seconde où l’on hésite avant de parler espagnol ou catalan. On guette l’accent de son interlocuteur. Parfois on commence à parler en catalan, on vous répond en catalan; et après un moment vous découvrez que le chauffeur est andalou.
J’ai toujours écrit en espagnol. Mon père était des Asturies, donc on parlait espagnol à la maison. Mais je suis catalan. Je l’ai toujours été. Je n’ai jamais appris le catalan, je suis né avec les deux langues. Avec ma soeur je parle espagnol, avec mes enfants aussi. Avec ma femme je parle catalan. Parfois je ne sais plus quelle langue je parle. Mes enfants entre eux parlent catalan, parce que leur mère est catalane. Et puis ils sont allés à l’école en catalan. Quand j’ai commencé à écrire en espagnol, je n’avais aucun doute. Je n’avais jamais appris le catalan comme langue de culture. On ne lisait pas en catalan, ou très peu, je ne connaissais même pas l’orthographe. Il y avait le cas absurde de gens qui parlaient toujours catalan avec leurs parents, mais qui, quand ils partaient en voyage, écrivaient leurs cartes postales en espagnol, parce qu’ils ne savaient pas écrire en catalan. Le Nouvel Observateur, 11 octubre 2007. Mes barcelone…
● Baltasar Porcel y Quim Monzó en la Feria de Frankfurt.
Voyme a trabajar…
Te (+os) recomiendo vivamente la lectura de esta entrevista a Monzó…
que me parece llena de ideas interesantes y alguna muy emotiva, como su referencia a lo que realmente es duro en la vida …
VilaWeb ofereix una entrevista extensa amb l’escriptor, que farà el discurs inaugural de la cultura catalana a la Fira del llibre de Frankfurt
Bon dia y bona setmana!
Monzó, Porcel, Mendoza, Mediterráneo… ya lo dijo Bill Clinton, en una cita poco publicitada por los demonólogos españoles:
Sobre Eduardo Mendoza, nadie niega que sea catalán, solamente se recalca que forma parte de la literatura española, no de la catalana. Pero no pasa nada, que yo sepa tiene todo el apoyo de los lectores catalanes (no es poco leído, que digamos) y además, con su lengua literaria, vende el triple que Monzó y Porcel juntos, independientemente del valor literario de cada uno de ellos.
Yo no sé quien tiene el derecho a certicar el «ser catalán» y este debate, que es muy realista, probablemente, no es el debate que se da en Cataluña entre las personas que allí viven, y tampoco el que se da entre las personas que viven aquí, fuera de Cataluña.
Por fortuna, la Cataluña real y la oficial, si entendemos como real a la que se proyecta a nivel político, es similar a las diferencias que se establecen entre la España real y la oficial.
Hace muchos años, en un documental sobre la guerra civil, Garicano Goñi, que fué gobernador civil en Cataluña, expresaba un hecho tremendo que definía con claridad meridiana la realidad oficial del país, a la que se había llegado por la exacerbación pre revolucionaria de la política: «no nos soportábamos» dijo. Me impactó su sinceridad y la acertada dirección de su aserto. Es cuando las personas no se soportan cuando vierten todo el veneno que lleva a la destrucción de la sociedad y su enfrentamiento.
De todos los políticos de aquellos tiempos, dijo Ibañez Escofet, que eran «los canallas que habían hecho inevitablee el enfrentamiento» en unas memorias, que también me parecieron sinceras y acertadas.
Cada vez que utilizamos los términos, palabras, de exclusión, excluímos. Todo el mundo tiene el derecho a excluir a alguien de su realidad, pero debe de saber que en su exclusión se auto excluye.
Si los ciudadanos empezamos a manejar concpetos dados y a creer en ellos, como forma de expresión más allá de nuestra propia capacidad de analizar nuestra realidad, dividiremos al país en bandos. Hay una época, seguramente la juventud de cada uno, en que es posible pensar que el paraiso existe si ganamos la batalla frente al adversario. El tiempo, los años, enseñan según pienso, que cada nueva situación aporta conflictos a los conflictos que la historia no ha solucionado, y sacan a primer plano un nudo que a diferencia del gordiano, no se puede tajar de un golpe.
Yo, que siento profundamente a Cataluña, no comparto casi ninguna de las afirmaciones que aquí se vierten, será seguramente porque no quiero caer en la mediocridad del permanente enfrentamiento y del insulto cotidiano. Comprendo que hay gente que no me acepta y en gran parte yo tamnpoco les aprecio, en sus opiniones. Cada vez que veo la palabra español o Madrid en sentido peyorativo, me siento triste e indignado. Y lo mismo me sucede a la inversa cuando oigo disparatar de la misma manera a los demás. ¿Será que vivo en un desierto donde solamente yo estoy por un acercamiento cordial? ¿Donde el sentido del humor?
Sin negar los conflictos, prefiero pensar que esto es un enfrentamiento cordial entre gentes que quieren sentirse bien con sus conciudadanos. Me siento tan catalán como español y no alcanzo a ver la solución dentro de este conjunto de agravios que pretenden hacernos herederos de los pasados históricos. Ni Felipe V, ni Companys, ni Azaña, ni el general Franco, me pueden pedir lealtades. Y yo a ellos, prefiero no pedirles ninguna legitimidad.
Este comentario rompe el ritmo del debate. Y seguramente será malinterpretado por casi todos, que preferirán seguir hablando de la «falacia de Madrid» o del «nacionalismo excluyente». Y probablemente será seguido de largas parrafadas que justificarán, echando mano de Ggogle o de Wilkipedia, de sus razones. A mi gusta Quim Monzó y Mendoza, y lector de los dos, no hago concursos para ver quien más vende. Pesimista, como ellos, de realidades diferentes, prefiero no entrar en guerras sino refugiarme en su lectura. Si esto es política, la hago y si política es lo otro, que la hagan los otros.
Tengo la seguridad de que este conflicto va a seguir en la medida en que el desencuentro siga, y a esto le auguro un largo período de diversión.
A mi también me gustan los dos, solo he hecho un comentario un poco sarcástico, en relación al protagonismo que ciertos (siempre los mismos) medios le dan a un Mendoza en Frankfurt, pero no le dan a un Monzó en Londres.
Por cierto, no entiendo el sentido de tus comentarios dentro de este debate, que no tiene nada que ver con políticas y enfrentamientos, pero bueno, allá tu. Y si te sientes español y catalán, perfecto.
Luis, el nacionalismo catalán es excluyente, entre tantas cosas por esta noticia:
Criterio Iniciativa «Por una Administración también en español», este miércoles en Barcelona
Por desgracia, cada día hay material nuevo al respecto, y no es necesario tirar de Wikipedia (por lo de objetivar la historia, y así nadie pueda acusarme de manipular a su vez) y Google.
¿Es o no exclusión? ¿Sí o No? responde por favor. Si no lo es, ¿qué adjetivación utilizarías tú?
Mendoza, un tipo nacido en Cataluña, bilingüe en español y catalán, que publica libros en Barcelona, está fuera de la literatura catalana.
Me complace que esa sea una visión desde el nacionalismo, que no sé si excluyente, pero sí un rato corto de miras, que otorga carné escritor catalán a tiempo parcial a Josep Plà, al mismo Josep Plà que fue, sin embargo, escritor español a tiempo completo, en catalán y en castellano. Y ahí está la complacencia: en la pequeñez del universo nacionalista, tan chiquito, tan chiquito que no le cabe entero el mejor de los escritores catalanes del siglo XX.
Universo literario chiquito y mundillo burocrático limitado -tan limitado como señala maty– al que, por su estrechez, no le entra ni la lengua más utillizada en la cotidianeidad de la mayor ciudad de Cataluña. Quizá no sea (sólo) maldad, lo de conculcar derechos básicos reconocidos por las leyes, quizá sea algo peor, que esa conculcación de derechos sea lo esencial de un proyecto al que la complejidad de una realidad (al menos) bilingüe le viene enorme.
Maty: si la administración catalana no cumple con comunicaciones en español con aquellos que lo desean, sin apelar a la falta de medios, por supuesto, está conculcando derechos constitucionales.
Puesto que el Estatut es una Ley de rango que se incorpora a la Constitución, transcribo el artículo 33. Sobre su contenido no pueden caber dudas.
Mr. Bostezo: la frase a la que me refiero cuando hablo de un «concurso» entre escritores y que figura en tu comentario, es esta, referida a Mendoza:
Que venda más o menos que los otros dos tiene poco que ver con el contenido de su conferencia artículo, que se ha referenciado en estos comentarios. De ahí mi apunte.
Y en cuanto a que estos comentarios no tienen que ver con política y enfrentamientos, respeto lo que dices, pero entonces es que leemos de manera muy sesgada el uno y el otro. Yo creo que son tremendamente políticos y muestran por lo menos dos maneras de enfrentar un problema que solo tiene solución política. Y siendo políticos y estando enfrentados, radicalmente enfrentados, al extremo de que la opinión de cada una de esas dos opiniones a las que cita, necesita de la referencia al agravio de la otra parte para demostrar su razón existencial. No es que niegue ese derecho, hasta ahí podría llegar yo, pero es natural que mi postura, que no es coincidente con ninguno de los muestre lo que cree y piensa de manera clara.
En cuanto a que si me siento «español y catalán» para ti es perfecto, quiero matizar algo al respecto.
– Me encanta que te parezca perfecto.
– Cuando se usa una expresión sacada de un comentario o de una fuente, la cita no debiera interpretarse sino ser literal: yo no he escrito que me sienta «español y catalán» (por ese orden ni de esa manera y si tu lo has leído así es que seguramente, en tu bapresuramiento -los comentarios seguramente se leen deprisa buscando el sentido de manera general- es porque lo has leído de manera insuficiente y has hecho tu propia adaptación: tu propia lectura. Lo que yo he escrito es:
Porque a una parte de la ciudadanía, no se ni cantidad ni calidad, si siente los dos ámbitos (en mi caso como patrias culturales y paisajes, poco más) como yo lo expreso, la vida se le puede complicar mucho si una de las posturas a las que me refiero, agraviada permanentemente con la otra, llega a ocupar ese terreno cenagoso que es el poder político.
La pretensión de mi comentario, excesivamente largo, lo reconozco, no era sino mostrar otras posturas culturales y políticas.
Luis Rivera, ante todo te repito que respeto enormemente tus posturas identitarias, políticas e intelectuales, no solo por ser una persona dialogante – que lo eres – sino porque son posturas fácilmente comprensibles para mi y con las que puedo estar bastante de acuerdo. Llegados a este punto, reconozco que el diálogo en este caso se ideologiza (que no politiza), aunque pienso que es debido a la anormalidad del mismo, a los ataques que se han bolcado desde la prensa españolista (casi toda la prensa) hacia la feria del libro de Frankfurt, por el tema de la lengua (castellana, que no catalana, que como puede verse, los primeros en no considerarla española son los mismos españoles). Después resulta que hacen la feria del libro de Londres el mismo año, va de invitada España como país (ni siquiera como literatura, sino como territorio) y no va ningún escritor catalán y nadie se extraña. Incluso nuestro amado Eduardo Mendoza estuvo presente en la feria, como muchos otros autores catalanes de la literatura española. Al final resulta que España y la literatura española la conocen hasta en el último pueblo perdido de Mongolia y Cataluña y la literatura catalana no la conoce nadie. Pero da igual, los catalanes con visión del mundo ya hemos visto que estamos solos y que solo podemos contar con este tipo de eventos y con invitaciones expresas a nuestra cultura, para reivindicarla, sin olvidar que para España nosotros no somos España. Tienes un muy buen artículo de Vicent Partal que habla justamente de ésto, te recomiendo su lectura: El fracàs de la fraternitat.
En cuanto a la lengua y la venta de libros, está claro por donde iban los tiros. Piensa que el español centra uno de los mercados editoriales más importantes del mundo. De hecho por eso ha habido todo este jaleo en Frankfurt (y no en Londres o en otras ferias como la de Guadalajara), porque los editores en catalán tienen una influencia mínima, en cambio los editores en castellano, tienen un enorme poder. Eso es una razón (mercantil y de intereses), la otra es política. A muchos les joroba que existan tantas diferencias en España y, en vez de asumirlas, hace siglos que no han hecho más que despreciarlas. Es eso de la España única. Y eso, junto con las políticas nada favorables del gobierno español hacia estas ordeñadas tierras del noreste, hacen que yo y muchos como yo adoptemos posturas a la defensiva. Yo creo que es legítimo defenderse cuando a uno le atacan, sobretodo de manera tan escandalosamente desigual.
Sea como sea, repito lo que decía al principio: respeto totalmente tus opiniones, y no he visto nada raro en colocar primero el adjetivo «español» y después el «catalán», tanto da una cosa como otra, también podemos poner «de izquierdas» o «de derechas» (algo hoy día imposible de describir), «creyente» o «agnóstico» o cualquier cosa que se precie. A mi me dan igual estos adjetivos, yo mismo me siento más «mediterráneo» y «europeo» que catalán, pero si tuviera que definirme a través de un país o cultura, evidentemente la mía es la catalana. Pero a mi los temas identitarios me dan bastante igual, me preocupan más los temas sociales y económicos, que son la base de todo. Resueltos esos, ya nos podríamos centrar en otros más refinados, como la cultura, aunque por desgracia yo no tengo un país normal como para poder dejar de lado la política, a pesar de que ésta no me atrae en términos generales. Espero que me comprendas.
e-NOTÍCIES Una autora denuncia «el nacionalismo excluyente»
Criterio Un grupo de escritores hispanoamericanos protestan «contra el nacionalismo» catalán
Me gusta, no por gusto estético, sino por que se acerca mucho a mi último comentario, de «escritores sin tierra», que entiendo sumamente trágico y cercano a la realidad. Pero, porque siempre hay un pero, se trata de un sentimiento íntimo encerrado en una realidad sentida.
Mr. Bostezo: creo que parte de tu comentario está en razón, teniendo en cuenta que el tema de Londres no lo conozco en absoluto. Ahora bien, me llama la atención un hecho que sobrenada en lo que escribes, para mi que leo desde mi vertiente. ¿Que clase de puñetazo tiene que dar encima de la mesa la cultura catalana para imponer su presencia en londres? Insisto que no conozco el tema, pero la dejación de estar es tanto del que niega el acceso al que acepta no acceder. Insisto que no conozco el tema.
La auto exclusión de lo español de lo catalán, aún cuando solo sea como signo de afirmación dentro de una inegable territorialidad, que antes del estado es el territorio de España, es una posibilidad. No ignoro el maltrato permanente que desde esa España política, que no civil, se da a las culturas periféricas y Cataluña en ocasiones ha tratado de mostrarse, lealmente, activa y con capacidad de liderazgo de una aventura española. Son palabras que son historia y que me sonrojan porque parecen demamsiado patrióticas, pero así ha sido. No estoy, después de analizarlo y ya lo has visto en contra de la actitud catalana de Frankfurt, que creo que fué un error de convocatoria que dejó abiertas puertas a las interpretaciones. El Informe Bargalló establñece claramente que la literatura catalana ha estado siempre presente en Frankfurth. ¿porqué no en Londres?
El tema es para mi de calado, porque pienso que esta aventura es colectiva.
Por otra parte, naturalmente pienso que tius comentarios enriquecen los míos, por la provocación y por la reflexión. Un saludo cordial.