París Match. Días felices, a paso de carga política…
El divorcio de Nicolas Sarkozy y su esposa Cecilia ha desencadenado una tormenta informativa, audiovisual, dejando al descubierto las nuevas y movedizas artes de hacer política e información, en Francia, en una intrincada confusión de revelaciones sexuales, orquestación comercial de confidencias y desenfreno de incontrolables pasiones informativas, persiguiendo la más escabrosa intimidad, en la cúspide del Estado.
[ .. ]
Desde Lisboa, tras el consejo europeo, Nicolas Sarkozy insistió de manera espectacular en uno de los incidentes más reveladores, haciendo esta declaración, a bocajarro: “Hace cuarenta y ocho horas, toda la prensa gritaba que la gran huelga masiva era un acontecimiento crucial. Un gran mano a mano decisivo con los sindicatos. Ningún periodista francés me ha preguntado por ese acontecimiento. Y la primera pregunta fue para hablar de mi vida familiar…”
En apenas cuarenta segundos, el presidente reinstaló todos los conflictos íntimos y públicos en el corazón de la vida política nacional, olvidando, de pasada, que fue él quien decidió anunciar su divorcio el día de la gran huelga, para “liberar” su agenda diplomática.
Horas antes que Sarkozy denunciase veladamente la orgía informativa sobre su divorcio, Cecilia ex Sarkozy explicaba la separación rindiendo homenaje al padre de uno de sus hijos: “Nicolas es un virtuoso de la política. Instalado en el Elíseo puede hacer mucho por Francia y los franceses, con gran arte. Es como si a un gran violinista se le prestase un Stradivarius”.
Sin embargo, las declaraciones de Cecilia ex Sarkozy descubren la existencia de íntimas páginas sentimentales, políticas, incluso sexuales, por escribir, para poder comprender la formidable metamorfosis que está sufriendo la escena pública francesa.
NUEVO ARTE DE HACER POLÍTICA
Cecilia confirma, de pasada, su fuga del hogar para huir a Nueva York en brazos del más íntimo de los consejeros de su ex esposo, del que afirma haber estado “profundamente enamorada”. ¿Porqué volvió al hogar, con Sarkozy, para sumarse a la campaña electoral que culminaría en la conquista del Elíseo? Cecilia da excelentes razones, que dejan muchas preguntas sin respuesta: “Volví porque creía poder reconstruir algo. Pero pronto comprendí que no era posible”.
Dicho de otro modo, Cecilia ex Sarkozy participó de mala gana en la victoriosa campaña electoral de su esposo. No es fácil olvidar sus escapadas, su decisión de no votar en la segunda y decisiva vuelta: “Me encontraba indispuesta”. Sobre sus imprevisibles apariciones y desapariciones. Cecilia avanza unas razones muy modestas: “No estoy hecha para la vida pública. Lo mío es vivir en paz, casi en la oscuridad, tranquilamente”.
Sin embargo, la misma Cecilia reconoce que vivió veinte años apasionantes junto a Nicolas Sarkozy: dos décadas consagradas a la más feroz guerra política diaria, en los más oscuros frentes, a la espera de llegar algún día al palacio del Elíseo.
Durante esos veinte años, los Sarkozy contribuyeron a reinventar el arte de hacer política en Francia. Trabajando en pareja. Utilizando la radio, la tv, la prensa del corazón, con el gran arte más sofisticado de ocupación permanente de la vida pública. Entre los Sarkozy, el político era y sigue siendo él. Pero Nicolas Sarkozy ha conquistado el poder utilizando recursos de muy nuevo cuño. Y Cecilia estuvo en el corazón de la maquinaria de guerra consagrada a la conquista del poder supremo. El amor, las aventuras extra matrimoniales de ambos cónyuges, se perciben hoy indisociables de la batalla política diaria, durante muchos años.
Dos grandes profesionales de la comunicación política, en Francia, analizan el mismo proceso desde dos ángulos convergentes, a pesar de las diferencias de matiz.
Franck Louvrier es el más íntimo y antiguo de los consejeros de Nicolas Sarkozy, en ese terreno, y escribe: De la communication d’Etat à la communication de l’Etat.
Denis Muzet es presidente de Médiascopie y del Observatoire du débat public, y considera que, en Francia «la «pipolisation» se substitue à la politique».
Deja una respuesta