Una buena colección de cuentos me enseña más sobre la realidad histórica de España, y sus metamorfosis, durante los últimos veinte y treinta años, que una sesuda colección de ensayos políticos.
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Fue mi primera impresión al terminar la lectura de Lugares comunes (Páginas de Espuma), un volumen de nueve relatos de Irene Jiménez, que tiene el laconismo irónico de las viejas historias del mejor Salinger y desmonta con cariñosa crueldad las trampas donde agonizan jóvenes, maduros, menos maduros, héroes anónimos y víctimas de una nueva España que no existía hace veinte o treinta años.
¿Cómo contarlo? Aludiendo a las metamorfosis del amor entre los jóvenes, de lecho en lecho, sin angustia, sin desesperación; sin amor, incluso. Evocando la felicidad en un piso – apartamento, una casita – chalet adosado, en una urbanización víctima del mercado hipotecario, en cuyas trampas cinegéticas también caen las jóvenes parejas que sueñan haciendo el amor y trayendo niños a un mundo donde la palabra “hogar” nombra algo que agoniza. Contemplando las idas y venidas de una inmigrante que contempla el amor y el desamor de quienes la pagan (¿con dinero negro?) por limpiar unas casas amuebladas con trastos fabricados, vendidos y comprados en serie copiando marcas falsas; cuando es tan genuina la soledad de quien las usa creyendo que se compra una máscara. Fingiendo ignorar el rostro descompuesto del señor o la señora madura que advierte, con horror, como se le caen las lágrimas, el rimel y pestañas postizas, ante el espejo, cuando la edad, la menopausia, el matrimonio, el tedio, hacen más patética la nostalgia de un amor jamás conocido.
Temas eternos, sin duda, los de Irene Jiménez, que describe con talento y minuciosidad entomológica los descarríos morales, amorosos, económicos, incluso políticos, de una España que se cree moderna maquillando con afeites chillones su rostro cuarteado por la incertidumbre.
Parece que ese título tiene duende…
Antes del viernes tengo que ir a la biblioteca a devolver el dvd de una película hispano-argentina del 2002 con el mismo título, , Lugares comunes con Federico Luppi como Fernando y Mercedes Sampietro como Liliana (para mi gusto le falla un poco el acento porteño, pero es pecadillo minúsculo en el contexto de la película).
Me gustó muchísimo en su sencillez y me prometí grabarme el guión en mp3 para saborearlo otro día. Lo cierto es que la voy a volver a ver esta noche o mañana antes de devolverla.
Te la recomiendo vivamente (sic) si aún no las has visto y la recomientdo igualmente a los contertulios del Infierno. Imposible que os decepcione.
No me atrevo a decirme ni a mi mismo que intentaré buscar y leer ese libro, pero me lo anoto … ¡Gracias por la sugerencia, Juan Pedro!
Sobre el tema del amor, creo igualmente recomendable ver aunque sea en la mala definición de YouTube algunos de los 18 capitulos de componen el proyecto Paris, je t’aime del 2006, que puede que tu ya hayas visto en cine pero nosotros no … y tenemos que conformarnos con apaños youtubescos 😉
Sani,
Gracias a ti, hombre. A mi me encanta hablar de libros que me gustan. Y el de Irene Jiménez me ha parecido fino, inteligente, muy sugestivo. Que quieres que te diga…
Q.-
Sani, Paris je t’aime no ha pasado por Espanya? Pues es una pena. No es la pelicula del siglo, pero si es de las que vale la pena pagar una entrada. La historia de los hermanos Coen con Steve Buscemi es impagable.
Eso si, bajo mis baremos, la calidad de las historias es un poco desigual y yo no la catalogaria como pelicula de amor exactamente… bueno, a menos que se de amor por Paris, que luce en todo su esplendor y matices. Porque, hay algo mas que la Torre Eiffel y el Arco de Triunfo, eny?
Yo pude ver Paris je t’aime en un cine del barrio de Gràcia de Barcelona. Recuerdo, además, que la sala estaba bastante llena.