Rue Condé esquina Carrefour de l’Odéon, 25 oct. 07. Foto JPQ
Imprescindibles para sobrevivir
Descarriado en los arrabales informáticos, o perseguido por las hordas de huelguistas, condenándome a correr tras una oscura actualidad, sufría, desde hace ¿dos, tres semanas?, buscando el mejor y siempre aplazado momento de volver al café de una juventud perdida.
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Ese café ha desaparecido, en verdad. Se llamaba algo así como La Brûlerie de l’Odéon. Y se encontraba a doscientos metros cortos del hotel donde se echaron los cimientos de la Revolución ramoniana. En verdad, el café de Modiano es ese y otros cafés desaparecidos entre Odeon, Mabillon y St.Germain-des-Prés. En esos lugares nada imaginarios, víctimas del tiempo y otras catástrofes, se cruzan las vidas y las sombras, imaginarias y bien reales, de la nueva novela de Patrick Modiano, Dans le café de la jeunesse perdue.
Modiano perseguía las sombras de sus padres, durante la Ocupación, desde hace diez o doce novelas. Toda su obra, hasta ahora, navegaba por las oscuras aguas de un París ocupado, donde se perdían las huellas de seres y víctimas inocentes. Siguieron los libros y relatos del niño, adolescente, joven, abandonado en inhóspitos lugares de una educación solitaria y atormentada por la incertidumbre.
Dans le café de la jeunesse perdue marca un nuevo rumbo. Modiano parte en busca de Modiano, por las calles, cafés y lugares de un París que ha desaparecido. El París de las inmediaciones de la plaza Blanche de los años 50 del siglo pasado, el teatro Fontaine. El París, siempre, de las inmediaciones de la plaza de l’Étoile. París vista desde los dorados arrabales de Neuilly. El París de un Quartier Latin moribundo, cuyos límites son la Sorbonne, la plaza Vavin, St-Michel, St. Germain-des-Pres, Odeon y el Quai Conti. Persiguiendo las huellas de sí mismo, niño, adolescente, joven, Modiano evoca las sombras de personajes y paisajes materiales e inmateriales, Adamov, Olivier Larrondo, Maurice Raphaël, los anónimos personajes de El amor en la Orilla izquierda, el libro mítico de Ed va der Elsken.
Esa indagación se abre con una cita de un texto autobiográfico de Guy Debord, que terminó suicidándose y frecuentaba los mismos cafés. Como Xavier Domingo y otras víctimas de ese y otros destierros, olvidados conjurados de una olvidada revolución en busca de revolucionarios descarriados, reunidos en unos cafés donde ahora se paga y se bebe para seguir acontecimientos deportivos, entre gritos de borrachos. El relato reconstruye una trama de vidas, sombras, ecos, rastros perdidos, huellas anónimas, que hablan de una juventud al fin recobrada en los Campos Elíseos de la memoria.
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- La referencia absoluta: Le réseau Modiano.
Bella historia la de este buen hombre.
A mi me ha gustado que sea breve, que esté bien contada, el juego de narradores y deambular literariamente por el París de los 60 (auténtica co-protagonista del libro), ahora bien, la historia es bastante rarita en fondo y forma y puede desconcertar a lectores convencionales que busquen tramás más precisas y menos fragmentarias. Es un libro amargo.
Javier,
Bueno… libro tras libro, Modiano está construyendo un París mítico, que es el anverso y la refutación (en parte) del París geográfico e histórico. En ese libro no se habla tanto de París como de dos pequeños barrios de París, con algunas ramificaciones: todo está en un pañuelo, muy próximo al domicilio mismo de Modiano, y del mío. Las tramas del Ulises, la Recherche, Mientras agonizo, o… La voluntad, El libro de la ciencia, Madera de boj o Volverás a Región son igualmente fragmentarias. El “lector convencional” se me antoja muy alejado de los rumbos de la novela del siglo XX, sencillamente impublicable en la España editorial de hoy,
Q.-
Todas las cosas tienen su petite musique, bella y melancólica, si, Mr Q.
Mme Marie,
Si una música muy sensible, melodiosa, una música callada y sin embargo muy honda, si,
Q.-
Maravillosa novela, de un misterio seductor e implacable, el tono de M se hace en ella sutil y cierto como un sueño largo revelador atrapado en un instante de relámpago y desesperación sosegada
Mercè,
… desesperación sosegada… hummmmmmmmmmmmmm…
Q.-
Modiano me ha salvado la vida con esta historia …
– S.
S.,
… los libros quizá sea la primera «medicina» del alma,
Q.-