Una fotografía puede mentir con la misma eficacia que mil palabras.
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Recuerdo ¿cuándo fue? un titular del IHT, tantas veces repetido, en las más distintas ocasiones: “Arde París”. Ilustrado en primera página, a varias columnas, con una foto tomada con zoom (¿300 / 500?): Un vehículo ardiendo, en primer plano; y, desenfocada, en segundo plano, la torre Eiffel… Un par de vehículos ardiendo, bien fotografiados con interesada astucia, permitían aquel titular, propagando la mentira de una imagen “real”, pero muy falsa y cínica, como ilustración hipócrita de una falsedad.
Parte de la percepción de la crisis actual, en algunos suburbios parisinos, reposa en esa misma táctica y comportamiento periodístico.
¿Habrá nuevos incendios? ¿Cuál es el verdadero alcance de la crisis actual? Vaya usted a saber. Hoy por hoy, solo se me antoja cierta la evidencia, para mí, de ese sucio maquillaje periodístico.
Q, una foto es en sí un titular. Siempre existe una doble intención: de quien la toma y recorta para publicarla y de quien la ve. Recuerdo en ABC, en la época anterior a las elecciones europeas (no recuerdo el año), que el Partido Popular creía que iba a ganar y no fué así. En aquella etapa de campaña ABC emprendió una campaña de portadas (Ansón era en eso maestro) en las que aparecía Pujol, siempre seguido de un titular referido a «los catalanes», en una crítica a sus acuerdos con el PSOE. Pujol y «los catalanes», como bien sabes, no eran lo mismo en un sentido real. Pero consiguió esa campaña crear una actitud hostil a los catalanes, que yo sentí en carne viva, en cada reunión social a la que acudía.
Luis,
Hombre, lo que cuentas sobre publicidad y café me parece una Lección magnífica. Me gustaría pensar que algo de todo eso terminará por aflorar en tu novela…
En el terreno de la cosa puramente fotográfica, yo distinguiría varios problemas que algo tienen en común, pero son cosas distintas, a mi modo de ver:
1 Una foto buena o mala de un buen señor o señora, utilizada como cartel, a su favor, contra él, o con cualquier otro fin. La foto puede ser buena o mala, poco importa: el mensaje y posible manipulación están en el texto.
2 Una foto buena o mala, tirada con un zoom consecuente, puede mostrar, al mismo tiempo, la torre Eiffel y un coche ardiendo… en este segundo caso, la imagen puede estar mintiendo ella sola: transmitiendo una imagen interesadamente falsa de “París”, cuando puede tratarse de una habilidad del fotógrafo, utilizando un recurso técnico para captar una imagen cuya ambigüedad falsea la realidad.
3 Una foto buena o mala, tirada con un zoom consecuente, puede transmitir la imagen de incendios incontrolados, cuando, en verdad, puede tratarse de una docena de jóvenes mirando un minúsculo incendio en un lugar concreto y aislado.
4 Con un objetivo de 50 mm. es muy difícil mentir: el fotógrafo debe estar razonablemente cerca de lo fotografiado. Con un zoom consecuente, la imagen captada puede transmitir muchas cosas, deformándolas, parcialmente.
5 La utilización de imágenes sin fecha o con fecha falsa, montadas o sin montar, en un medio audiovisual, es un recurso muy utilizado para vender realidades falsas, maquilladas o imaginarias…
… corto.
TODAS LAS MANIPULACIONES SON MALAS, CLARO. Eso se cae de culo. A donde yo quería ir, en este caso, es la utilización de las imágenes como instrumentos de transmisión de mentiras por omisión o maquillaje.
Q.-
Claro, Q, estoy totalmente de acuerdo. Encuadrar ya es en sí un acto de manipulación de la realidad; un segundo encuadre no es sino la acentuación del punto de vista. Después están las otras manipulaciones; el retoque, por ejemplo: Las personalidades políticas borradas de las fotos tomadas en actos políticos en la Unión Soviética, son una clara manipulación pensada para centrar la visión en la ortodoxia de Stalin, por ejemplo.
En un ensayo de Gisele Freund, que cita Walter Benjamin en su librito «Sobre la fotografía» aquella cita en su «Historia de la fotografía» una frase que es de cajón, pero totalmente aplicable: «el desarrollo técnico alcanza con la fotografía un nivel adecuado al desarrollo social». Es totalmente cierto. Hoy ya no se trata de una Leica en manos de un corresponsal, sino de un desarrollo tecnológico que pone las imágenes, prefabricadas en origen gracias a la tecnología de una cámara digital, al alcance de un público que ha aprendido la técnica de traducir un código fotográfico (de imagen) sin pasar por el proceso del análisis.
Luis,
Efectivamente, claro.
Q.-