España es el único país europeo que no ha tenido relaciones diplomáticas al más alto nivel, con Washington, durante una larga legislatura, llevando hasta sus últimas consecuencias una originalidad ideológica de insondable alcance estratégico para los intereses nacionales.
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Es necesario remontarse a los más oscuros años de la autarquía para encontrar una situación diplomática semejante: el presidente del gobierno español no es recibido ni escuchado en Washington, cuando los intereses de España en las Américas, en la lucha internacional contra el terrorismo, en la implantación internacional de las grandes empresas españolas, hacía más urgente que nunca un diálogo fluido con una administración norteamericana que tanto puede influir, para bien o para mal, en los intereses españoles.
A los últimos cinco años de ostracismo será necesario añadir otros diez, doce o dieciocho meses, hasta que comience a trabajar el equipo de la futura administración norteamericana.
El ostracismo español en Washington no ha tenido para España ninguna ventaja o beneficio conocido. En Europa, Berlín, Londres y París sostienen con Washington un diálogo de fondo muy vivo, tratándose de cuestiones que afectan a España, cuando España solo puede hacer valer sus opiniones en un escalafón diplomático de segundo o tercer nivel. En las Américas, las iniciativas diplomáticas gubernamentales del último quinquenio (apoyos a Morales, Chávez, Fidel, etc.) han deteriorado la antigua influencia, y han atizado con sonambulismo los fallidos intentos de integración del Cono Sur. En Oriente Medio (Líbano) y el Magreb, los intereses nacionales están en primera línea de crisis, haciendo más audible la ausencia de diálogo directo con Washington, tan influyente en ambos escenarios.
Privado de diálogo directo, el presidente del gobierno español se ve forzado a escuchar la palabra de Washington, en la OTAN, la UE y las Américas, a través de segundos o terceros intermediarios.
km says
Zapatero tenía un compromiso con sus votantes, y con la decencia añadiría yo, retirar las tropas de Iraq, y lo cumplió. Ahora pagamos ese compromiso cumplido.
Personalmente prefiero a ese Zapatero que cumple sus promesas y no al que mira para otro lado ante el millón y medio de firmas contra el canon. Por poner solo un ejemplo de despotismo ilustrado o, más bien, de sumisión ante uno de los grupos de poder más influyentes.
GarCelan says
Cuando arrecian las consecuencias de las ocurrencias de Z., se vuelve a escuchar el ritornello de la gloriosa, comprometida y decente retirada de las tropas de Iraq. Sus Greatest Hits contenidos en la cara B de un single y reducidos a estribillo. ¿Decente o electoralista? Toda la decencia conquistada con aquella «espantá» se desvanecía unos grados longitud este más allá; se comprometía con rufianes en Cuba, Venezuela y Bolivia; se embrollaba en el África septentrional y perdía la brújula en la subsahariana. Extrañas virtudes las del sujeto gubernativo.
Y además de todo lo demás… el canon.