El calendario de la elección presidencial norteamericana y el sonambulismo europeo favorecen la consolidación de las fuerzas desestabilizantes en Oriente Medio.
El mes de diciembre pasado, 68 Estados, encabezados por EE.UU. y la UE, prometieron 7.000 millones de euros para intentar echar los cimientos de un hipotético Estado palestino, que el presidente Bush cree posible esperar “para finales del 2009”.
Sin embargo, políticamente, el pueblo palestino está dividido en, por lo menos, dos grandes familias enfrentadas a primera sangre. En la franja de Gaza, Hamás (apoyado por sirios e iraníes) predica la guerra contra Israel, jamás reconocido; mientras que, en Cisjordania, una fantasmal Autoridad Nacional Palestina (apoyada por Washington) se disputa con Israel la “gestión” de un territorio donde se suceden nuevas implantaciones judías. Los presidentes de Israel y la ANP no tienen la autoridad moral, política ni militar imprescindibles para imponer a la otra parte una paz de ningún tipo, cuando Hamás prolonga en Gaza su guerra contra Israel y la ANP.
Tal superposición de conflictos alimenta un pozo insondable de sangre, dolor y lágrimas, sembrando a toda hora nuevas semillas de odio, cuyos frutos podridos nutren los tentáculos del mesianismo revolucionario islámico, financiado y armado por Damasco y Teherán.
Ante las ambiciones bonapartistas de Irán, los Emiratos, Arabia Saudita, Egipto, aliados de Washington y la UE, están muy divididos y son conscientes de su fragilidad. Ningún Estado árabe pesa de manera determinante sobre ninguna de las familias palestinas. Por el contrario, el mesianismo revolucionario islámico ofrece un horizonte utópico que no deja de ganar terreno en el Líbano, Irak y el Magreb.
Europa ha deseado comprar buena conciencia prometiendo ayudas a fondo perdido. El presidente Bush evita Irak (151.000 muertos, en apenas cinco años) en su gira diplomática. Los ayatolás iraníes avanzan nuevos peones.
- El dinero no permitirá comprar la paz en Oriente medio.
- Bitterlemons International, Annapolis, the regional perspective.
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