Imprescindibles para sobrevivir
¡Qué bien se editaba en Valencia en 1937 y en Sevilla el 2007..!
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Manuel Aznar Soler prologa con una impecable separata titulada Poesía, guerra y revolución, la reedición facsicular de Poetas en la España leal (Ed. Renacimiento), la legendaria antología publicada en Valencia, en 1937, como motivo de la celebración del Segundo Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, cuyo secretariado estuvo integrado por Juan Gil-Albert, Emilio Prados y Arturo Serrano Plaja.
Ramón Gaya fue el más entusiasta de los críticos de esa antología, con un artículo publicado en la inevitable Hora de España. Luis Cernuda, por el contrario, dudó muy pronto, en términos apenas velados, de lo bien fundado estético de ese libro de combate, en el que se incluyen poemas de Antonio Machado, Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, Luis Cernuda, Juan Gil-Albert, Miguel Hernández, León-Felipe, José Moreno Villa, Emilio Prados, Arturo Serrano Plana y Lorenzo Varela.
Las ausencias de todos los bandos son bien conocidas y tenían mil y una justificaciones: Juan Ramón, Federico, Gerardo Diego, Aleixandre, Dámaso Alonso, Luis Rosales, etc. Paradójicamente, setenta años después, esa misma antología se lee con una emoción intacta, que el profesor Aznar Soler nos ayuda restituir en su más fiel contexto histórico. La calidad impecable de aquella y esta edición ayuda a comprender, para mí, la importancia excepcional del gran arte de la tipografía y la publicación de libros, que son una muy otra cosa de lo que comúnmente se encuentra en las librerías que así se califican sin vergüenza.
El testimonio más trágico sobre la pavorosa marcha del guerra civilismo cainita y más atroz, en aquella Valencia de 1937, sigue siendo un poema de Luis Cernuda, publicado en su Desolación de la Quimera y titulado Amigos: Víctor Cortezo (¿1961?), al que pertenecen estos versos, tantas veces silenciados y tan poco analizados con minucia, por respeto y piedad hacia las víctimas profanadas con el olvido, a la luz de nuestra atormentada memoria histórica, justamente:
A diario, en el hotelucho
En que ambos parabais,
Oías a medianoche
El ascensor, subiendo
Al piso donde algún sacripante del Partido
Subía por nueva víctima.
Jaime R. says
En la publicidad del suplemento literaria, por conocido no lo cito, presumen de más de dos millones de lectores cada sábado.Hace 9 días apareció la reseña del libro que más arriba comentas.Me pregunto tras leer ambas reseñas a cuántos lectores habrá llevado al huerto cada una. Confieso que si no comentaras tan a menudo las publicaciones de la editorial Renacimiento no habría reparado en la citada reseña y que, no sé si se desarrolla un instinto de complicidad,esperaba tu comentario sobre el libro.Las comparaciones, que dicen odiosas, en este caso son clarificadoras(¿no existe esta palabra?: la de hace nueve días insulsa ; la tuya llena de generosidad a los autores, editores,prologuista…llena de erudición …se nota el cariño, la pasión y convence.
Gracias por tanta finura
JP Quiñonero says
Jaime R.,
Me abrumas un poco… pero bueno. Miro y vuelvo a mirar ese libro, que tengo sobre mi mesa, y Me Gustado Todo, comenzando por el objeto físico, la tipografía, ¡qué maravilla!
Los poetas antologados… ¡que grandes maestros! ¿Qué faltan muchos? ¡Cómo no iban a faltar, en aquella Valencia de 1937!
La separata / prólogo cuenta todo eso con erudición genuina… corto, que me pierdo.
Gracias a ti…
Q.-
Marie says
Lo buscaré en Perpignan o mi proxima visite a Barcelona city.
JP Quiñonero says
Marie,
Ça vaut le détour..! como decía la crítica gastronómica de otra época…
Q.-