Antígona desea dar sepultura a su hermano Polinices, para honrarlo con la piedad debida a las almas de los muertos. Creonte estima que esa piedad es una amenaza contra el Poder de quien aspira a poseer las vidas y las almas de todos los hombres de la ciudad.
En nuestro tiempo, los muertos son profanados para guardar recuerdos que se compran, se venden, se almacenan o se tiran sin destino en el océano sin orillas de las imágenes virtuales.