Si entiendo bien a la gente que sabe de esto, los Goya confirman el imprevisible y misterioso ensimismamiento solitario del cine español.
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Decíamos ayer: España, EE.UU., Irak, ETA, GAL, cine, cultura y política. Escribe Lluís Bonet M.:
Balance de un año donde el cine español registró otro importante bajón en lo que concierne al paso por la taquilla de espectadores, porque el consumo fílmico se realiza cada vez más mediante otros formatos, la gala [de los Goya] no ha proporcionado demasiadas sorpresas. El terror alivió la caída de espectadores [ .. ] nuevo interés de un amplio sector del público joven hacia el cine de terror. Un subgénero que en distintas épocas ha reinado especialmente en la denominada serie B.
[ .. ] esta edición de los Goya se dirimía entre un cine de autor ya algo longevo (representado por Emilio Martínez Lázaro, Mario Camus o Gonzalo Suárez) y el de nuevos realizadores como Félix Viscarret (Bajo las estrellas) o Jaime Rosales.
Su película La soledad ya sorprendió en Cannes y viene acaparando premios, pero sólo la ha visto una minoría. Rosales ya había evidenciado gran afán renovador en su primer largometraje, Las horas del día, y ahora logra la proeza de que La soledad haya triunfado en las tres candidaturas a que optaba: película, director y actor revelación (José Luis Torrijo). Ello tal vez facilite ahora la reposición de una película que resultó casi invisible en su estreno.
Había una tercera vía, la del cine de autor con vocación comercial, representado por las películas de Icíar Bollaín (Mataharis) y la de Gracia Querejeta Siete mesas (de billar francés), que ha sumado un premio muy justo para Maribel Verdú y otro para la veterana secundaria Amparo Baró. No hubo alarmismo en la ceremonia, pero los Goya ya pintan una nueva realidad para el cine español. [La Vanguardia, 4 feb. 08. Un Goya para minorías. Lluís Bonet M.]
● The Hollywood Reporter, Spain’s cinema admits continue to fall.
Hace menos de un año (en abril pasado) se publicó una encuesta realizada por Sigma Dos sobre el cine español. Los resultados fueron muy claros y casi demoledores. Por aquellos días los entrevistados concluían que el cine español no gusta por su temática y por otras razones, que no quedaron muy explícitas, aunque se sospechan. Curiosamente, el segmento de población más formado y con mayores ingresos era de la opinión de que el cine doméstico no interesaba por su temática y porque era para una minoría. Por si no hubiese quedado clara la cuestión principal, del segmento de edad que más va al cine (entre 18 y 29 años), los que tenian más formación y más ingresos optaban mayoritariamente por el cine estadounidense. ¿Y respecto de las subvenciones? No había buena opinión. Un alto porcentaje no tenía claros los objetivos de las mismas y una significativa parte las rechazaba. No creo que la opinión acerca del llamado “nuestro cine” haya cambiado a mejor, vistos los resultados de la taquilla. Así que intuyo que las conclusiones de aquella encuesta en la actualidad no harían sino subrayarse y ser más críticas y severas. A pesar de ello, los que asisten a las galas de los Goya (no entiendo el por qué del nombre), no parecen querer enterarse y continúan su circo político, obcecados en su mirada narcisista. Ese autobombo no anuncia el aire limpio de la autocrítica. Pero mientras tengamos Gobiernos que, lejos de promover una industria cinematográfica independiente y saneada, además del interés del consumidor, repartan prebendas en ese opaco y ensimismado mundo, no creo que sus moradores vayan a poner los pies en el suelo. Como evidencian los resultados y proclaman los hechos, el Gobierno de Z con su legislación sobre cine se aleja de los intereses mayoritarios, mientras cuida y mima a una selecta clientela política. ¿Hasta cuando durará la tabarra?
GarCelan,
El análisis de fondo me parece muy razonable y ecuménico. En el terreno de las “políticas cinematográficas”, no veo muy claro, por el contrario, que las políticas de Fraga, González, Aznar, Pujol, Ibarretxe, Maragall, Montilla, Carod, Mas o Rajoy hayan sido o pudieran ser menos penosas. Y, desde luego, no veo nada con la gracia y el genio de Bienvenido Mr. Marshall, producida durante el franquismo,
Q.-
Efectivamente, Juan Pedro, las políticas de los gobiernos de Aznar en el terreno que pisamos, distaron de lo razonable y de lo deseable … y por lo que se refiere a las autonomías será por el estilo de la que se practica en el Gobierno de la nación. Todo ese incomprensible e injustificable legado lo aumenta asombrosamente el gobierno de Z. No es ajeno al asunto que tratamos el de los diferentes «canon» impuestos. Intervencionismo y prebendas: dos buenas patas para caminar el cine (hacia atrás).
GarCelan,
La verdad es que me siento un poco incómodo hablando de la sociología del cine, en España: conozco muy mal todos esos problemas de distribución, subvenciones, etc.
Trasladando el problema a los negocios artísticos, en general, y artístico – franceses, en particular, que si conozco mucho mejor, mi opinión personal es que las burocracias de Estado se convierten con peligrosa frecuencia en mafias filantrópicas. Y esas mafias filantrópicas comienzan promoviendo el arte y terminan convirtiendo la vida artística en un campo de ruinas subvencionadas. El análisis canónico del modelo francés sigue siendo el de Fumaroli: Contra el Estado y las modernas tiranías endemoniadas.
En París, precisamente, Claude Chabrol me contaba por lo menudo, hace tres años, cómo Francia había encontrado un método que describe a la manera mafiosa del Estado, Como financiar el cine francés atracando a Hollywood.
En verdad, casi todas las burocracias culturales de Estado comienzan por lo filantrópico y acaban en lo mafioso, o algo muy semejante, que las amistades prefieren tratar con una terminología mucho más filantrópica, claro,
Q.-
Por falta de tiempo – e ingenio – sólo quiero añadir que La soledad me parece una excelente película. Y creo que se avecina una generación – a la que Rosales aludió en su breve speech de agradecimiento por el premio gordo – que promete… Y también me gustó – casi me atrevo a decir que emocionó – su alusión al trabajo de los outsiders de la cinematografía española como Zulueta, Jordà o Portabella. De los cuáles sólo sigue activo este último, del cuál aconsejo efusivamente su última obra, El silenci abans de Bach.
Saludos,
C