Con la pedantería propia de las señoritas ilustradas, L* todavía me retiene ¡pidiéndome que la acompañe ¡a la librería Shakespeare and Co..! “¡Noooooooo..!«, grito, aterrado.
[ .. ]
Rue de Seine. Librería española de la familia Soriano. 18 marzo 2008. Foto JPQ.
Y no sé como explicarle que esa Shakespeare and Co. de la que ella y los turistas han oído hablar no tiene nada que ver con la Shakespeare and Co. de Sylvia Beach, inmortalizada por Hemingway, que era un tipo muy sensible a la publicidad, muy al contrario que Josep Pla, que vivió a dos pasos de la genuina Shakespeare and Co. y decía horrores de Adrienne Monnier (que era la grandísima librera de cosas vanguardistas), vecinísima de la primera editora del Ulises.
L* se queda espantada cuando lo cuento horrores sobre el viejo sátiro que montó el negocio turístico de la Shakespeare and Co. de pacotilla, del otro lado del bulevar donde estaba el hotel de la genuina generación beat, que no nombraré para no mancillar tan gloriosos recuerdos.
Luego advierto que L*, lectora de todo tipo de gacetillas modernísimas, no tiene ni idea de lo que fue la gran historia de la edición, las librerías y los escritores españoles en París, en los siglos XIX y XX.
-Querida, estás pez, le digo. Y ella se ríe, creyendo que estoy bromeando.
Le recuerdo de pasada solo cuatro nombres. Y apenas conocía uno:
■ La Librería Española de León Sánchez Cuesta, a cien metros del primer domicilio de parisino de Paul Valery.
■ La Librairie Espagnole fundada por Antonio Soriano, a cincuenta metros de mi casa, aunque sus herederos tuvieron que marcharse a Montparnasse, frente a la guardería donde fueron mis hijos, JF y PF.
■ La librería de las Éditions Hispano-Américaines de Juan Andrade y Amadeo Robles, más tarde refundada por Michèlle Pochard, en la misma calle donde estuvo el primer hotel parisino de don Antonio y Manuel Machado. Michèlle se despidió con melancólica amargura: Cuando una librería cierra….
■ La editorial y librería del Ruedo Ibérico de José Martínez (cuyas diminutas oficinas estuvieron a unos metros del segundo domicilio parisino de Helmut Newton).
Hélas, solo sobrevive la Librairie Espagnole de la familia Soriano. Espero que muchos años.
Rue Monsieur-le-Prince. Difunta Librería de las Éditions Hispano-Américaines. 29 nov. 06. Foto JPQ.
Jó, no tenía ni idea sobre lo que cuentas sobre Shakespeare & Co… y perdona por la pregunta..Pero ¿quien fue el sátiro?
Saludos
Joaquín II,
El sátiro sigue vivo: está muy a menudo por su invento, con una amabilidad de Guardia Civil muy España cañí, años 40/50. Ni acordarme quiero acordarme de su nombre,
Q.-
Paseando por el centro.. en una librería…¡Y que sorpresa! Mira lo que he encontrado
¿Son interesantes?
Como siempre
Muchos saludos
Y gracias
Joaquín II,
Hombre, el libro de Sylvia Beach sobre su librería se publicó originalmente hace ¿cuarenta? ¿cincuenta años?…
Siempre es citado como una muy buena referencia sobre la vida de los americanos en París / Europa en los años 20 y 30 del siglo pasado. Lo recuerdo con cariño y decepción. Cariño, porque ilumina muchos detalles sobre gente de mucho genio, básicamente anglosajones. Decepción porque no habla de Santayana, ni de ningún español ni nada por el estilo, cosa que, en su día me irritó un poco. En definitiva, la librería parisina de Sánchez Cuesta no publicó el Ulises, pero fue una cita de encuentro para todos los españoles de paso, que eran muchos y grandes, por los mismos años y la misma geografía urbana. Baste recordar la traducción de la Recherche. O las cosas que decía Valery Larbaud de Ramón y de Gabriel Miró. Algunos editores españoles prefieren el tufillo snob un poco rancio al recuerdo de algo que ignoran y forma parte esencial de nuestra cultural.
Con el tiempo, descubrí que, en verdad, Joyce, Hemingway y el viejo usurero que se quedó con el nombre de la librería de SB (en otro lugar y con unas muy otras características), explotaron a la pobre SB, que se vio obligada a cerrar y marcharse, en condiciones harto ingratas. Su gran amiga y Grandísima Librera, Adrienne Monnier, propietaria de la Gran Librería, Amis des Livres, terminó suicidándose. Pero tuvo la suerte de encontrar varios biógrafos que han glosado aquella época, aquella calle y sus dos grandes librerías desaparecidas de la que Josep Pla habla con su ironía lacónica hacia las cosas “vanguardistas”. Pla, Gaziel y Ramón Gómez de la Serna vivieron a dos pasos,
Q.-
PS. Junto al local donde estuvo S. and Cº se encuentra hoy una librería de referencia regionalista.
….mil gracias por tan riquísima constestación.
Como siempre aprendo en este blog «un montón».
Muchas gracias por todo.
Saludos
Joaquín II,
Anda, anda…
Q.-
¡Hola!
He dado por casualidad con este blog y me ha encantado. ¡Qué pena no haber sabido todo esto cuando fui el verano pasado a París! Estuve en varias librerías: Gibert Jeune, The Red Wheelbarrow Bookstore, Village voice,…etc.La librería Shakespeare & co. la vi de lejos cuando estuve en Notre Dame, pero ni siquiera llegué a entrar…
Es una verdadera lástima. Me tenía que haber documentado antes de ir porque no sabía nada de estas librerías españolas. Seguro que merecía la pena ir. Gracias. ¡Yo sí que estoy pez (y eso que he estudiado Filología Hispánica)!¡Lo mío sí que tiene delito!
La próxima vez que vaya a París la visitaré todas.
De nuevo, muchas gracias. Un saludo.
Clara,
Bienvenida…
Q.-
Aquí siempre se aprende. Muchas gracias.
VISIONADO OBLIGADO para los amantes de los libros y las librerías.
A cuenta de una librería londinense, la correspondencia, el libro y la película:
• Nauscopio Scipiorum La carta final – 84 Charing Cross Road (1987), con Anne Bancroft y Anthony Hopkins. Helene Hanff.
Mientras la veía esta tarde, pensaba en Quiñonero, Perlado, Carmen, Ricardo y tantos otros de vosotros.
Maty,
Bella historia, en efecto, la de esa película.
Se agradece un montonazo el recuerdo, si,
Q.-
Podría decirse:
• Abelardo Linares – Frank Doel – Anthony Hopkins
• Juan Pedro Quiñonero – Helene Hanff – Anne Bancroft
• MARKS & CO.,Libreros – Editorial y Librería Renacimiento
No siento esa pasión por los libros como objetos, pero aprecio la sensibilidad de quienes sí la sienten.
Soy doctora en Antropología Social, por la Universidad de Barcelona (2002). Mi tesis «Sodomía e Inquisición: el miedo al castigo» es un estudio de las excusas que presentaban los reos ante la Inquisición entre 1550-1700 en la Corona de Aragón. La he publicado a modo de ensayo y también una novela histórica «El sodomita y la Inquisición», donde se relatan – novelados – casos del ensayo. Ha sido un estudio imparcial y sin motivos personales de tipo histórico y social. En Catalunya Radio, la emisora más importante de Catalunya el 15 de junio dedicaron un programa a la historia de la sodomía, tomando como referencia mis libros. ¿podrían ser de su interés?
Rocío,
Pues encantado… a título personal, seguro que me enseñarías muchas cosas. Y doy por supuesto que puede ser una muy buena lectura para este verano. Dicho eso… me siento incapaz de comentar tu trabajo: soy un perfecto ignorante en todos esos apasionantes temas… Tu verás.
Q.-
Muy Buenas, me ha gustado mucho como cuentas las cosas, tu pasiòn por la literatura es contagiosa. yo que tengo pocas luces y poco dinero, quizà la primera es responsable de la segunda 😉 estoy buscando Ulises de James Joyce en espagnol y Factotum de Charles Bukowsky. Si es usado en buenas condiciones, seria perfecto. Alguien que me pueda informar o venderlo ? en Parìs.
Gracias y Feliz dìa, cual sea el dia que lean esta peticiòn, yo seguro lo tendrìa si obtengo respuesta… cualquier dìa 😉
Sylvia,
Ah…
Anda, anda: hablas con la elegancia de quien tiene unas luces muy vivas y generosas. Gracias…
No tengo ni idea de como conseguir -en París- alguna de las traducciones españolas del Ulises. ¿Te has dado una vuelta por Gibert Jeune?
Suerteeeee
Q.-
Ohhh! Si, Senor! Hoy es un buen dìa! Muchas gracias por una respuesta tan ràpida a una ansiosa cabecita! No he pasado por Gibert Jeune… Suerte he tenido hoy! viva la retroalimentaciòn!
Llegué al blog por esas casualidades fantásticas y descubrì un ejemplo, no se aun si en literatura, porque no lo he leìdo, pero de momento me quedo con su exquisita gràmatica, que la mìa es mas bien dràmatica (se que aprenderé solo de leerlo) y con la pasiòn y conocimiento que destila. Muchas Gracias !!! (suena a peloteo, pero ya le digo yo, que no es! 🙂 Feliz Miércoles! 😉
Sylvia,
Pues encantado, oye. Suerteeeee
Q.-
@ Sylvia
«estoy buscando Ulises de James Joyce en espagnol y Factotum de Charles Bukowsky».
La mejor manera de encontrar esos dos libros en español en París es pasar por Internet. En Amazon (.es o .fr) o en Iberlibro puedes encontrarlos. Si tienes lector electrónico de libros, podrás ver que la versión ebook del «Ulises» en español vale 2,99 € en Amazon.
Incluso para saber si en el «rayon» español de Gibert Jeune o de Gibert (la mejor librería parisina) lo tienen, lo mejor que puedes hacer es consultar sus sitios. Idem para saber si la librería de segunda mano mayor de París (150.000 libros, pero con precios muy caros) lo vende:
http://librairie-avenue.fr/
Si no también puedes intentar encontrarlo en el excelente sitio http://www.leboncoin.fr, donde se encuentran muchos libros (y discos, y dvds) a precios muy baratos.
La última opción son los tres rastros parisinos (Clignancourt, Montreuil, Vanves). En los dos primeros hay «lugares» que todo fanático de buenos libros baratos visita regularmente. Al lado del tercero hay el Parc Georges Brassens, donde los sábados y domingos se venden libros (yo hace muchos años que no voy, porque las veces que he estado allí no encontré nada).
Sin olvidar Boulinier (20, Bd. St.Michel), donde en el sótano hay una «sección» de libros españoles en la que a veces se encuentran libros muy interesantes muy baratos.
@ Sylvia
A propósito de traducciones españolas, un consejo de «pro»: si lees el francés o el inglés, evita sistemáticamente leer traducciones en español. El 99 % de las que circulan por ahí son o mediocres, o malas o catastróficas. Del «Ulises», por ejemplo, no hay ninguna buena (la de Valverde es catastrófica), mientras que en francés hay dos excelentes (la «original» revisada por Vaéry Larbaud y el propio Joyce) y la dirigida por Jacques Aubert y publicada en Folio en 2004.
Primero que nada, Lejano, muchas Gracias por esa información tan precisa, agradezco el tiempo que me has regalado y me da mucha ilusión la cooperación. Muchas Gracias!
Saludos,
Sylvia.
El Lejano,
Metiéndome donde no me llaman… tus consejos me parecen excelentes.
Quizá un matiz personal… OK con la referencia general a las traducciones españoles; con una salvedad: la de José Salas Subirats es algo bastante aparte, claro que es un español americano. Dicho eso, no sé si sigue circulando…
Q.-
En la traducción de Salas Subirats había muchos errores (además de muchos argentinismos), corregidos en parte por Eduardo Chamorro en la «actualización» que hizo de ella (y que Juan José Saer consideraba una «masacre»). Por cierto, en la edición, anotada por Julián Ríos e ilustrada por Eduardo Arroyo, que publicó el Círculo de Lectores en 1991, alguien (¿Ríos?) tuvo el descaro de escribir en una nota liminar esta frase que contiene dos afirmaciones totalmente falsas: «La obra de Joyce, en la versión de José Salas Subirats que hemos seleccionado, mereció la aprobación de Jorge Luis Borges, primer traductor de un pasaje del Ulises al castellano».
La realidad es que Borges siempre pensó que ese libro era un libro «raté» y que se tomó a chirigota la aparición de la traducción de Salas Subirats. Y el primer traductor de varios pasajes del «Ulises» en español fue Antonio Marichalar en 1924, en la Revista de Occidente. Y el segundo Ernesto Giménez Caballero en La Gaceta literaria en 1927.
La menos mala de las traducciones españolas del «Ulises» es la última publicada (por Cátedra en 1999), hecha por Francisco García Tortosa y María Luisa Venegas. Pero en español sigue sin haber una traducción «definitiva» del «Ulises» o simplemente de calidad equivalente a las dos francesas.
Y el «Ulises» no es una caso único. Lo que sucede con ese libro sucede también con las novelas de
Céline, con «La Recherche» de Proust o con los «Ensayos» de Montaigne (entre muchas otras grandes obras). Y eso sin hablar de poesía, materia en la que abundan las traducciones lamentables o sencillamente catastróficas (y ello de poetas franceses tan importantes como Baudelaire, Mallarmé o Rimbaud, por ejemplo).
Usted es el anfitrión!!!! 🙂 Ha sido muy enriquecedor leerles!
Buenas Noches, si es de noche.
Sylvia.
Lejano,
Uauuuuu… ¿Por donde empezar?…
-Salas Subirats «actualizado» por EChamorro… corramos un tupido velo.
-Julián Ríos… de una pedantería a la altura de la insignificancia, si.
-Borges sobre Joyce. Palabras muy mayores… Conferencia sobre James Joyce.
-La traducción de Francisco García Tortosa y María Luisa Venegas… NO la conozco. Mea culpa.
-Traducciones de la Recherche… sin ser excepcionales, me merecen razonable respeto. Incluso alguna catalana.
-Traducciones de Baudelaire… recuerdo algunas francamente excelentes. Lo de «catastróficas» me parece un poco fuera de lugar dicho en un tono «generalista». Que las hay catastróficas no me cabe la menor duda. Pero no es nada justo la generalización.
Q.-
Sylvia,
Encantado. «Genio y figura, hasta la sepultura»,
Q.-
@ JP Quiñonero
«Borges sobre Joyce. Palabras muy mayores…»
Si tienes el «Borges» de Bioy Casares, publicado por Destino en 2006 (libro que inexplicablemente es muy difícil conseguir – Amazon lo vende nuevo a ¡ 360 € ! – yo tengo una versión electrónica) podrás ver los juicios muy duros de Borges sobre Joyce en general y el «Ulises» en particular, un libro que según él, «carece de todas las virtudes que requiere una novela».
«Traducciones de Baudelaire… recuerdo algunas francamente excelentes.»
Me gustaría saber cuáles. Yo tengo varias «Flores del mal» y todas muy mediocres o malas. Casi todas, y entre ellas algunas de las más célebres, caen, por ejemplo, en «la trampa» del quinto verso del soneto «Sed non satiata»:
«Je préfère au constance, à l’opium, au nuits,
l’élixir de ta bouche où l’amour se pavane…»
verso que, a pesar del masculino de «constance» y del masculino y el singular de «nuits», traducen: «Yo prefiero a la constancia, al opio, a las noches» (o «a la noche» o «a la oscuridad» o «a las sombras»), cuando en realidad «constance» y «nuits» son dos vinos (el primero sudafricano, el segundo un bourgogne).
Y cuando el traductor no cae en esa trampa, comete otros errores, además de traducir ese bello poema de manera antipoética, por no decir vulgar, como Carlos Pujol:
Sed non satiata
Bizarre déité, brune comme les nuits,
Au parfum mélangé de musc et de havane,
Œuvre de quelque obi, le Faust de la savane,
Sorcière au flanc d’ébène, enfant des noirs minuits,
Je préfère au constance, à l’opium, au nuits,
L’élixir de ta bouche où l’amour se pavane ;
Quand vers toi mes désirs partent en caravane,
Tes yeux sont la citerne où boivent mes ennuis.
Par ces deux grands yeux noirs, soupiraux de ton âme,
Ô démon sans pitié ! verse-moi moins de flamme ;
Je ne suis pas le Styx pour t’embrasser neuf fois,
Hélas ! et je ne puis, Mégère libertine,
Pour briser ton courage et te mettre aux abois
Dans l’enfer de ton lit devenir Proserpine !
«Diosa extraña, morena, del color de las noches,
al mezclado perfume del almizcle y de habano,
obra de obis que son Faustos de la sabana,
bruja de ébano, engendro de las noches más negras,
yo prefiero al constance, como al opio y al nuits
el licor de tu boca donde triunfa el amor;
hacia ti en caravana mis deseos caminan
y mi tedio en tus ojos bebe como en cisterna.
Por tus ojos negros, tragaluces del alma,
oh demonio implacable, no me arrojes más fuego,
yo la Estigia no soy, nueve veces no abrazo,
ay de mí, y no podría libertina Megera,
para hacerte más dócil, que te des por vencida,
ser por ti Proserpina en tu lecho infernal.»
«Traducciones de Baudelaire […] Lo de “catastróficas” me parece un poco fuera de lugar dicho en un tono “generalista”. Que las hay catastróficas no me cabe la menor duda. Pero no es nada justo la generalización.»
Totalmente de acuerdo contigo, puesto que yo he escrito que «abundan las traducciones lamentables o sencillamente catastróficas», no que todas las que existen lo sean.
Lejano,
Traducciones de Baudelaire… tengo varios amigos que lo han traducido con rigor y belleza. No entraré en nombres… se trata de amigos personales: y no pienso en descalificar a otros, sobre todo si están muertos.
Lo de criticar con pseudónimo, sin dar la cara, quizá sea demasiado fácil. E injusto… la crítica debe hacerse a cara descubierta.
Sobre Borges y Joyce… Cuando Borges y Bioy se liaban a charlar entre sus amistades porteñas, tenían una tendencia suicida al snobismo más gratuito, dejándose arrastrar por descalificaciones tirando a absurdas y muy absurdas. El libro de Bioy no se ha reeditado -me temo- porque, en su día, le reprocharon algunas arbitrariedades. No es mi tema. Mi tema era / es Borges y Joyce.
En ese terreno, lo mejor escuchar a Borges: Conferencia sobre James Joyce.
O leerlo:
Invocación a Joyce
Jorge Luis Borges
Dispersos en dispersas capitales,
solitarios y muchos,
jugábamos a ser el primer Adán
que dio nombre a las cosas.
Por los vastos declives de la noche
que lindan con la aurora,
buscamos (lo recuerdo aún) las palabras
de la luna, de la muerte, de la mañana
y de los otros hábitos del hombre.
Fuimos el imagismo, el cubismo,
los conventículos y sectas
que las crédulas universidades veneran.
Inventamos la falta de puntuación,
la omisión de mayúsculas,
las estrofas en forma de paloma
de los bibliotecarios de Alejandría.
Ceniza, la labor de nuestras manos
y un fuego ardiente nuestra fe.
Tú, mientras tanto, forjabas
en las ciudades del destierro,
en aquel destierro que fue
tu aborrecido y elegido instrumento,
el arma de tu arte,
erigías tus arduos laberintos,
infinitesimales e infinitos,
admirablemente mezquinos,
más populoso que la historia.
Habremos muerto sin haber divisado
la biforme fiera o la rosa
que son el centro de tu dédalo,
pero la memoria tiene sus talismanes,
sus ecos de Virgilio,
y así en las calles de la noche perduran
tus infiernos espléndidos,
tantas cadencias y metáforas tuyas,
los oros de tu sombra.
Qué importa nuestra cobardía si hay en la tierra
un sólo hombre valiente,
qué importa la tristeza si hubo en el tiempo
alguien que se dijo feliz,
que importa mi perdida generación,
ese vago espejo,
si tus libros la justifican.
Yo soy los otros. Yo soy todos aquellos
que ha rescatado tu obstinado rigor.
Soy los que no conoces y los que salvas.
[ .. ]
PS. Encantado con este curro de sparring partner.
@ JP Quiñonero
«tengo varios amigos que lo han traducido con rigor y belleza. No entraré en nombres… se trata de amigos personales: y no pienso en descalificar a otros, sobre todo si están muertos.»
Extraño que no des nombres de buenos traductores, que no compartas con los demás tu admiración por la calidad de su trabajo. Extraño también que pienses que no se puedan juzgar las traducciones de traductores muertos. Y más extraño aún que a demostrar errores en un trabajo publicado lo llames «descalificar».
Yo creo, por el contrario, que denunciar los errores de los que están llenas las traducciones españolas es una obra de salubridad pública.
En cuanto a mi anonimato, no te preocupes: preparo un libro sobre el tema.
«Cuando Borges y Bioy se liaban a charlar entre sus amistades porteñas, tenían una tendencia suicida al snobismo más gratuito, dejándose arrastrar por descalificaciones tirando a absurdas y muy absurdas. […] No es mi tema. Mi tema era / es Borges y Joyce.»
El mío también, puesto que he citado lo que en privado pensaba Borges de Joyce, no lo que pensaba de otra gente («Si tienes el «Borges» de Bioy Casares […] podrás ver los juicios muy duros de Borges sobre Joyce en general y el «Ulises» en particular, un libro que según él, «carece de todas las virtudes que requiere una novela».»). Las muchas veces que Borges, en privado, critica a Joyce demuestran cuál era su verdadera opinión sobre el autor de «Dublineses» («Los cuentos de «Dubliners» son muy bobos», dice en la pág. 558, la misma en la que afirma que las ideas de Joyce «no son lúcidas»), opinión que luego en público, vistas las modas y el esnobismo del mundillo literario argentino, no se atrevía a asumir (salvo al final de su vida).
«Creo que “Ulises” es un fracaso. Cuando se ha leído lo suficiente se saben miles y miles de circunstancias sobre los personajes, pero no se los conoce. Y pensar en los personajes de Joyce no es lo mismo que pensar en los de Stevenson o Dickens, porque en el caso de un personaje, en un libro de Stevenson, por ejemplo, un hombre puede que sólo esté presente en una página, pero se siente que uno lo conoce o que hay más de él por conocer. En “Ulises” se cuentan miles de circunstancias sobre los personajes: que han ido dos veces al lavabo, los libros que leen, sus posturas exactas cuando están sentados o de pie, pero, realmente, no se los conoce.»
(En «Borges, el palabrista» (1980), de Esteban Peicovich)
Por cierto, en la conferencia que enlazas, Borges dice que es una pena que Joyce no se dedicara a la poesía en lugar de perder el tiempo en construir laberintos en los que él mismo se perdió (minuto 49 y 25 segundos). ¿Se puede hacer crítica más contundente de un novelista?
@ JP Quiñonero
¿»curro de sparring partner?»
No tengo yo la impresión de que estemos boxeando…
Si todos los diálogos entre españoles fueran tan tranquilos y civilizados como el nuestro, ¡qué paraíso España!
Lejano,
«Sparring partner»… en verdad, el «sparring partner» es un colega con el que se trabaja e intenta aprender el arte (¿?) del boxeo; más genéricamente, alguien con el que se intercambian fintas sin ánimo asesino, intentando mejorar la dialéctica propia…
«Los cuentos de Dublineses son muy bobos»… una ESTUPIDEZ. Alguno de esos relatos -sobre todo el último- son obras maestras genuinas.
«Extraño que no des nombres de buenos traductores, que no compartas con los demás tu admiración por la calidad de su trabajo…» Mis amigos y yo somos personas razonablemente conocidas. No es necesario ser Philip Marlowe para «descubrir» a quienes estoy nombrando, con respeto, simpatía, admiración y amistad.
«Denunciar los errores de los que están llenas las traducciones españolas es una obra de salubridad pública…» A cara descubierta, puede ser algo muy respetable, sin duda. Embozado tras la máscara impenetrable del anonimato puede rozar la difamación.
Las citas reales o atribuidas a Borges pueden ser genialidades o majaderías. Decir que Joyce pudo ser un gran poeta es una evidencia: muchas páginas del Ulises son poemas genuinos, claro está. Lo definitivo de Borges es esto, que repito:
Invocación a Joyce
Jorge Luis Borges
Dispersos en dispersas capitales,
solitarios y muchos,
jugábamos a ser el primer Adán
que dio nombre a las cosas.
Por los vastos declives de la noche
que lindan con la aurora,
buscamos (lo recuerdo aún) las palabras
de la luna, de la muerte, de la mañana
y de los otros hábitos del hombre.
Fuimos el imagismo, el cubismo,
los conventículos y sectas
que las crédulas universidades veneran.
Inventamos la falta de puntuación,
la omisión de mayúsculas,
las estrofas en forma de paloma
de los bibliotecarios de Alejandría.
Ceniza, la labor de nuestras manos
y un fuego ardiente nuestra fe.
Tú, mientras tanto, forjabas
en las ciudades del destierro,
en aquel destierro que fue
tu aborrecido y elegido instrumento,
el arma de tu arte,
erigías tus arduos laberintos,
infinitesimales e infinitos,
admirablemente mezquinos,
más populoso que la historia.
Habremos muerto sin haber divisado
la biforme fiera o la rosa
que son el centro de tu dédalo,
pero la memoria tiene sus talismanes,
sus ecos de Virgilio,
y así en las calles de la noche perduran
tus infiernos espléndidos,
tantas cadencias y metáforas tuyas,
los oros de tu sombra.
Qué importa nuestra cobardía si hay en la tierra
un sólo hombre valiente,
qué importa la tristeza si hubo en el tiempo
alguien que se dijo feliz,
que importa mi perdida generación,
ese vago espejo,
si tus libros la justifican.
Yo soy los otros. Yo soy todos aquellos
que ha rescatado tu obstinado rigor.
Soy los que no conoces y los que salvas.
[ .. ]
Mit vielen grüssen…
Q.-
@ JP Quiñonero
«“Denunciar los errores de los que están llenas las traducciones españolas es una obra de salubridad pública…” A cara descubierta, puede ser algo muy respetable, sin duda. Embozado tras la máscara impenetrable del anonimato puede rozar la difamación.»
Un hecho, una verdad, no puede cambiar de naturaleza, pasar de ser «algo muy respetable» a «rozar la difamación», según si está o no firmada (y si lo está con un seudónimo o con un nombre verdadero). Una firma, un nombre no pueden cambiar a posteriori la sustancia, la esencia de un hecho. O como diría el gran Mairena: «La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero.»
En cuanto a la opinión que Borges tenía de Joyce, es evidente que admiraba al hombre, sus tentativas (eso nadie lo ha discutido), pero que lo consideraba como un autor «raté», alguien que había fracasado haciendo experimentos literarios demasiado osados, totalmente quiméricos.
Pero nosotros hablábamos de lo que pensaba Borges de su «Ulises» y eso está más que claro: ese libro era para él un libro ilegible e intraducible con algunos momentos brillantes – contrariamente a «Finnegans Wake», que le parecía un libro enteramente ilegible («Es un libro que muchos habrán comprado y que probablemente nadie habrá leído más allá de las primeras páginas. Parece que hay que leerlo simultáneamente, todo al mismo tiempo. Cómo se hace eso no se explica. Tal vez Dios pueda hacerlo»).
Lejano,
Mairena está muy bien, claro. Vagabundear embozado para decir verdades personales roza la difamación. La verdad personal puede estar muy alejada de la verdad de Mairena.
Borges consagra a Joyce un poema que dice casi todo lo esencial que Borges deseaba decir de Joyce. Lo vengo reproduciendo, en vano, hélas. Las opiniones / boutades de Borges pueden caer muy bajo. Las «bobadas» de Dublineses recuerdan lo que no debe olvidarse… Borges también era capaz de decir estupideces absolutas.
Decir que Finnegans Wake es un libro incomprensible es un lugar común, mein lieber Freund,
Q.-
@ JP Quiñonero
«Vagabundear embozado para decir verdades personales roza la difamación.»
Creo que confundes las nociones de «verdad» y de «opinión». La verdad no puede ser nunca difamatoria, puesto que difamar es mentir sobre alguien.
Un hecho probado nunca puede ser difamatorio. Si yo digo anónimamente en Internet que Sarkozy es bajo nunca me podrá condenar por difamación.
Por otra parte, el concepto de «rozar la difamación» es un concepto jurídicamente inexistente. Una opinión es difamatoria o no lo es.
«Borges consagra a Joyce un poema que dice casi todo lo esencial que Borges deseaba decir de Joyce. Lo vengo reproduciendo, en vano, hélas.»
Yo he escrito, después de releerlo, «en cuanto a la opinión que Borges tenía de Joyce, es evidente que admiraba al hombre, sus tentativas (eso nadie lo ha discutido), pero que lo consideraba como un autor “raté”, alguien que había fracasado haciendo experimentos literarios demasiado osados, totalmente quiméricos.» Eso lo que dice el poema.
«Borges también era capaz de decir estupideces absolutas.»
En eso estamos de acuerdo.
En cuanto al tema de la discusión, creo que la opinión de Borges sobre el «Ulises» de Joyce es muy clara: «El Ulysses carece de todas las virtudes que requiere una novela», le dice a Bioy el 16 de junio de 1963.
(Me voy al rastro de Montreuil a ver si con un poco de suerte encuentro el «Ulises» de Joyce o «Factotum» de Charles Bukowsky en español…)
Lejano,
La perdiz comienza a marearse.
La opinión o la verdad personal son muy respetables. Debe ir precedida de elementales prudencias verbales: «A mi modo de ver…». «En mi opinión…». Etcétera. Con tales prudencias todo puede y debe decirse. Transformar tan respetables opiniones en verdad es pura y sencillamente inaceptable. En cuestiones de sensibilidad y opinión, existen sensibilidades diversas. Nadie tiene el monopolio de la verdad. Y sentenciar al prójimo en nombre de la verdad personal roza la difamación, efectivamente.
Lo que dice Bioy que dice Borges son dichos de señoritos porteños compitiendo en opiniones que ellos consideran divertidas. Lo que piensa Borges sobre Joyce es lo que dice su poema, su conferencia, etcétera, que no leemos de la misma manera, sin duda… «ecos de Virgilio«…
«Yo soy todos aquellos
que ha rescatado tu obstinado rigor.
Soy los que no conoces y los que salvas.»… esos tres últimos versos vienen a equiparar la palabra de Joyce con la palabra del Evangelio de Juan, por el que Borges tiene un respeto evocado en otro poema legendario,
Q.-
@ JP Quiñonero
Constato que tú prefieres discutir dentro de un terreno subjetivo y que ante esa opción no hay objetividad que valga, aunque sea la de la semántica o la del Derecho. La discusión sobre el tema de la difamación es, pues, imposible.
En cuanto a «Invocación de Joyce», que he vuelto a leer por décima vez (por cierto hay dos erratas en la cita que haces de él: «populosos» y «un solo hombre» – sin acento), lo que dice Borges en ese poema es que Joyce representa, a pesar de sus fracasos literarios («tus arduos laberintos […] admirablemente mezquinos […] tus infiernos espléndidos»), la figura del héroe de la literatura que lo sacrifica todo a ella, a la idea quimérica que tiene de ella («Tú, mientras tanto, forjabas / en las ciudades del destierro, / el arma de tu arte»). Eso, y no sus novelas o sus cuentos, es lo que Borges admira en él.
Y si le escribe un poema es para agradecerle que le haya enseñado el «obstinado rigor» y con ello salvado de la trampa de las vanguardias literarias («jugábamos a ser el primer Adán / que dio nombre a las cosas […] Fuimos el imagismo, el cubismo, los conventículos y sectas que las crédulas universidades veneran»).
Para Borges, Joyce es un héroe literario, una especie de místico de la literatura. Y es, por supuesto, totalmente compatible admirar la manera que tuvo Joyce de sacrificar su vida a la idea que se hizo de la literatura y criticar a la vez su obra, como lo hizo Borges, no sólo en sus conversaciones (con Bioy y otros) sino también en sus escritos.
He estado leyendo, en la versión electrónica de sus Obras Completas todas las veces (pocas, sólo una docena) en que lo nombra (aparte de los dos poemas que le dedicó – en el titulado «James Joyce» tampoco lo elogia). La mayoría de las veces hace alusiones a él de pasada.
En dos ocasiones elogia las modificaciones que hizo el irlandés en la lengua inglesa. Otras dos lo equipara a otros escritores que tuvieron de la literatura el mismo sentido místico que él: «Este concepto místico, trasladado a la literatura profana, daría los singulares destinos de Flaubert y de Mallarmé, de Henry James y de James Joyce.» Y: «recordemos la obra espléndida pero no pocas veces ilegible de un Mallarmé o de un Joyce.»
Y una sola vez resume su opinión sobre él escribiendo lo mismo que repitió en sus conversaciones: «En James Joyce se da también una obra doble. Tenemos esas dos vastas y por qué no decirlo ilegibles novelas que son «Ulises» y «Finnegans Wake». Pero es la mitad de su obra (que incluye bellos poemas y el admirable «Retrato del artista adolescente»). La otra mitad y quizá la más rescatable – como se dice ahora- es el hecho de que tomó el casi infinito idioma inglés. Ese idioma […], no fue bastante para él. […] Supo todos los idiomas y escribió en un idioma inventado por él, un idioma que es difícilmente comprensible pero que se distingue por una música extraña. Joyce trajo una música nueva al inglés».
Conclusión: no creo que Joyce hubiera estado muy contento de saber lo que Borges admiraba en él.
Lejano,
Conclusión, por mi parte: estamos en profundo desacuerdo sobre Joyce, sobre Borges, sobre las traducciones de Baudelaire y sobre no sé cuantas cosas más. Nobody’s perfect.
No tengo mucho más que decir. Encantado,
Q.-
@ JP Quiñonero
Estamos sobre todo en desacuerdo sobre la manera de discutir: tú opinas sin dar pruebas, yo intento probar lo que afirmo.
He constatado con frecuencia que para los españoles los hechos no son pruebas suficientes para que admitan que piensan algo erróneo. Cuando un español se ha forjado una idea, es muy difícil apearlo de ella, aunque se le demuestre que es falsa.
Con permiso interrumpo tan acalorado «debate» por no ponerle «combate» con .com del .COM protocolo de internet (esto lo digo para enfriar porque dejé de leerles hace varios «comentarios»).
Yo no soy una experta ni entendida, un libro lo puede escribir tantas personas como planten un árbol, eso no te da el permiso de escribir con cierta arrogancia. Esto lo digo con la intención de que si estas en un proceso creativo, como lo que puede ser un libro, no conviertas un debate en una medición de conocimiento con juicios que no respetan al lector. Se pueden decir las cosas de muchas maneras y sin ser escritores, solo gente opinando podemos decirdir como expresarlas se procura un mínimo de cortesía, como cuando vas a la casa de alguien, cada vez más dependemos de internet, es efectiva pero no afectiva, pero esa necesidad esta ahí, por eso la cordialidad y el feedback positivo que se de de ambas partes es primordial para que sea no solo efectivo, sino afectivo también, lamentablemente tu tono rompía la armonía del «debate», que ni siquiera lo vi así, mi intención era mas como un café de lectura!
«Ser agradecido es de bien nacidos». He visitado bloguers, cantidad de gente les comenta y veo muy pocas respuestas de muchos bloguers, supongo que poca disposición del tiempo, da igual, quien se toma el tiempo a responderte y darte un FEEDback (mi ingles es mediano aunque puedo ver Downtown Abbey sin subtítulos). JO Quiñonero ha puesto este espacio para compartir puntos de vista, no veo una imposición en sus juicios, y porqué ese espíritu de cotilleo «colegas, mójate y dame nombres! Esto es España». Mejor no entro en lo que es España, ni tampoco en literatura, porque tu estas para Saber y Ganar y yo apenas quiero leer Ulyses, haz sido un poco ladrón de sensaciones, con comentarios tan despectivos. Te puede gustar o no, hago una lectura vertical y leo la palabra Boxeo? En fin, no me extiendo mas, solo decir que es una pena. Sr. Quiñones, gracias por toda la información que nos regala, por el tiempo, que es preciado! Y por su cortesia. Por ultimo Sr. Lejano, supongo que por falta de tiempo no pudo responderme a lo que yo le escribí. Me han definido de generosa y lo soy, le voy a dar unas ideas para ese libro que escribe sobre el anonimato e internet. Por ejemplo, como lidiar con aprendices tiquis miquis de las buenas maneras y formas… Por ejemplo. Ó… Que hay detrás de la elección de un nombre que es anónimo? Que significa la elección del nombre o avatar? Por ejemplo, «lejano»… L e j a A A A a a a n o … Qué significaría? Lejos? Far away? Otro punto, ya para finalizar. No es mi intención dar lecciones, pero como espectadora de este canal y que ve a quienes intervienen y se exponen incluso desde el anonimato, tengo el derecho a decir Buuuuh!! 🙂
Saludos,
Sylvia
Buenos días si es de día
Sylvia,
Alaaaaa… oye, pues encantado, claro. «El gusto es mío», se decía en otros tiempos… ¡Avantiii…!!
Q.-
@ Sylvia
Demasiado «joyciano» tu texto para poder entenderlo. Me ha recordado lo que el gran Jules Rénard decía en su «Journal» sobre Mallarmé : «Intraduisible, même en français».
Solo puedo tomar como un halago la comparación. Muchas Gracias.
Sylvia.