Plaza de la Concorde, 5 abril 08. Foto JPQ. En esa plaza fueron guillotinados Louis XVI, Marie Antoinette, Madame Élisabeth, Charlotte Corday, Madame du Barry, Danton, Desmoulins, Lavoisier, Robespierre, Saint Just, entre muchos otros.
Entre todos los héroes “infantiles”, quizá solo Huckleberry Finn y Jim Hawckins poseen, para mi, la estatura de Ulises o Alicia.
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Guillermo Brown ocupa un puesto glorioso entre los más lejanos recuerdos. Pero, no nos engañemos, Richmal Crompton no es Mark Twain. Tintin es un personaje encantador. Pero Hergé no es Stevenson. Iré más allá: la tentación reciente de equiparar (¿desde los últimos veinte o treinta años?) las más rudimentarias iniciaciones a la lectura con el descubrimiento de la Odisea o Las aventuras de Huckleberry Finn también tiene algo de callada degradación del gusto, la lectura.
Hace muuuchos años, un amigo profesor de literatura me invitó a pronunciar una conferencia, en Vigo. Pronuncié un elogio de Huck Finn que hoy recuerdo en homenaje a aquellos adolescentes. Casi todos soñábamos con una California de leyenda, donde compré una primera edición de Stevenson, que F* me pidió prestada, nunca me devolvió y utilizó, sin citarme, para publicar un librito editado por JM*, que también calló la procedencia de la obra que me perteneció y ellos me robaron.
Entre aquellos adolescentes, algunos de los más puros murieron con cierto heroísmo épico (J* se pegó un tiro, en LA, para poner fin, con un gesto, a una enfermedad que llega en el lecho amoroso). Otros (E*) murieron por ser fieles al espíritu de la época. De ahí mi rechazo de todos los intentos de manipulación y degradación de la memoria infantil. Apología de Huck Finn. De una conferencia para estudiantes de bachillerato.
Joaquín says
Las aventuras de Huckleberry Finn (un libro que en la traducción pierde muchísima de su gracia y frescura) es un libro para todas las edades. Pone en obra nuestro anhelo secreto: escapar (¿río arriba, río abajo?). Y su enseñanza más amarga es que toda aventura fracasa, y se acaba regresando al punto de partida. Las primeras líneas del relato:
Son de una ironía superior, casi sublime, porque, ¿no es supremamente moral el imperativo de buscar nuestra libertad? Bueno, con Huck Finn, tan tierno y elemental, me pongo solemne. Siempre he pensado que está hecho de la misma pasta que nuestro Lazarillo. Bueno, saludos a todos y feliz domingo.
Marie says
Bellq apologia Mr. Q. Bello comentario Mr. Joaquin.
JP Quiñonero says
Joaquín, Mme. Marie,
… Joaquín,
Qué finura de análisis, que solo puede compartir, claro…
… Mme. Marie,
Gratitudes,
Q.-