La crónica de sociedad también puede ser un ejercicio de estilo: la publicidad fluorescente ilumina el rostro de los seres humanos con la luz de espectral de un teatro cruel. Las máscaras persiguen, seducen y devoran a otras máscaras.
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CECILIA, EL AMOR Y OTRAS INFIDELIDADES
Cecilia Ciganer Albéniz, señora de Richard Attias, ex Sarkozy, navega hacia una nueva vida, aventando publicitariamente una tupida niebla de confusiones voluntarias sobre sus anteriores vidas amorosas, pasionales, matrimoniales y maternales.
Los abogados de Cecilia han decidido no proceder judicialmente contra una “biografía no autorizada” en la que se presta a la ex primera dama de Francia esta afirmación: “Nunca había conocido el amor, antes de caer en brazos de Richard”. Richard es el nuevo esposo de Cecilia, que cayó por vez primera en brazos de su marido cuando ella todavía era la señora Sarkozy y madre de tres hijos de dos padres (Sarkozy y su primer esposo, Jacques Martin, fallecido en soledad, hace meses, en el Hôtel du Palais de Biarritz).
En otras declaraciones a la edición italiana de Vanity Fair, Cecilia afirma que, en verdad, la vida junto a Sarkozy había terminado pareciéndole un “teatro insufrible”. Sin embargo, yo recuerdo a la misma Cecilia, en su despacho personal en el ministerio del interior, diciéndome que era muy feliz, haciendo política junto a su esposo, oficiando al mismo tiempo, de esposa, amante y organizadora de cenas políticas de la más alta finura, en el atroz teatro de sombras de la más peligrosa política.
Cecilia dice comprender la “penitencia” y el “calvario” de Hillary Clinton y Verónica Berlusconi, ante los devaneos eróticos de sus respectivos esposos. “Nadie debe juzgar”, dice Cecilia. Es una manera elegante de correr un tupido velo sobre las tribulaciones de su matrimonio con Sarkozy. No es un secreto de Estado que la primera crisis entre Cecilia y Nicolas estalló cuando alguien le hizo llegar a ella unas fotos y unas grabaciones telefónicas “muy subidas de tono”. Hay quienes piensan que Cecilia se echó en brazos de Richard (su nuevo marido) despechada por las infidelidades de Sarkozy con alguna periodista política.
Y los mejores biógrafos de Sarkozy le atribuyeron hace más de un año esta frase, que parece confirmar lo bien fundado de tales sospechas: “El día que encuentre al canalla que ha destruido mi matrimonio lo colgaré en un gancho de carnicería”. Se suele pensar que ese personaje anónimo pudo ser Dominique de Villepin, durante su época de ministro del interior.
Atroces historias que Cecilia no desconoce completamente, pero prefiere cubrir con el manto de armiño de su felicidad recobrada, en otros brazos, otro lecho conyugal, el tercero, iluminada ventajosamente por una publicidad cosmopolita que sigue siendo tan atractiva para ella, hoy como ayer.
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