Una temporada en el infierno

Juan Pedro Quiñonero

Crisis y metamorfosis de la prensa y el oficio de periodista

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Crisis y metamorfosis de la prensa escrita y el oficio de periodista, que cobran melancólicos tonos que pudieran llegar a ser dramáticos en un caso emblemático: Le Monde, más crisis, menos periodistas.

El mismo Le Monde destaca hoy en su segunda página un dibujo de Nicolas Vial que resume la situación con una sola imagen:

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Antecedentes de la crisis, en este Infierno: La entrada de Lagardère y Prisa en Le Monde abre una nueva crisis y Le Monde, a la deriva.

Comments

  1. Magonia ’20 Minutos’, Telecinco y Los 40 Principales se tragan una invasión alienígena fabricada en Internet

    Tal es el periodismo «profesional» español. Cuando la apuesta periodística no es por la calidad, nada bueno puede deparar el futuro. El artículo se convierte en producto, como sucede con los libros, para consumo de una sociedad cada vez más ignorante e idiotizada, incapaz de informarse debidamente y sacar sus propias conclusiones.

    PD: He vuelto, temedme 😛

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  2. Maty,

    Al margen de las paparruchas (sic) periodísticas, propias y ajenas, quede constancia de nuestra alegría (mía y de la infame turba infernal) al volver a leerte.

    Q.

    PS. Evidentemente, tememos.

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  5. Periodistas 21 La dudosa buena salud de la prensa

    Uno, los intereses de una organización como la WAN, un lobby internacional de una industria acostumbrada a grandes beneficios, poder y escasas responsabilidades por mucho que se hable de la responsabilidad social del periodismo y bla, bla, bla.

    Dos, este tipo de congresos son sobre todo ferias de consultoras y proveedores donde se venden recetas fantásticas y proyectos perfectos de los que muy pocas veces se ofrecen los verdaderos datos de eficiencia periodística, social, de audiencia y su verdadera rentabilidad.

    Y así va la prensa, convertida ahora al mantra de la convergencia y escuchando como grandes descubrimientos que hay que escribir más corto, poner las fotos más grandes y dedicarse al vídeo.

    ¡Como si ese fuese todo el problema!

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  6. Port 666 ¿Mojas en el curro? por Mercè Molist

    En el siglo pasado, colaborabas unos años, 3 o 4, en un medio y, si eras bueno y les gustabas, te hacían un contrato. Hoy, llevo 10 años colaborando en el suplemento «Ciberpaís» y absolutamente nadie de «El País» en todo este tiempo me ha ofrecido un contrato. No es que yo no sea buena ni que ellos sean unos malvados. Es que salvo contadísimas y especialísimas ocasiones, las redacciones de los principales diarios ya no contratan a nadie. No sólo están saturados de cincuentones: están acojonadísimos con la que se les ha venido encima. Internet, sí.

    Y, entonces, es esto -cobrando una mierda, y «El País» es quien mejor paga- o escribir reportajes sobre si la gente moja en el curro, que constituye el 80% de la oferta de los quioscos. No es sólo que te da mil patadas al estómago escribir estas mierdas -aquí podríamos entrar en el eterno debate de que esto es lo que interesa a los lectores, y si no mira Menéame, pero no quiero debatir esto porque no hablo de lectores sino de profesionales que hemos estudiado 5 años de carrera. No es sólo eso. Es que también pagan una mierda.

    Hoy en día, una redacción son 4 personas y el resto es «población flotante». Colaboradores que aceptan escribir y cobrar lo que les echen. Al loro, que yo también lo he hecho, no lo critico. Sólo muestro en un espejo la realidad periodística. Y paso de puntillas sobre la manipulación ideológica, la censura, ¿de qué sirve ir por la vida de periodista cuando te miras y ves a un puto pelotillero del poder que sea?. A un auténtico manipulador. A un mentiroso. ¿Qué fue de la responsabilidad de la profesión? ¿Nos hemos convertido en bufones? ¿Siempre lo fuimos?

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  7. Serenity Markets Al cierre. Un pasito para adelante, un pasito para atrás

    En 1814 los ejércitos aliados, tras derrotar a Napoleón, entraron en París y le hicieron abdicar quedando desterrado y prisionero del ejército inglés en la Isla de Elba. Pero a principios de 1815, aprovechando un descuido de sus captores, abandona su destierro y vuelve en dirección a París. El ejército es enviado para detenerlo, pero los soldados franceses en lugar de capturarlo se unen a él. Con este apoyo, Napoleón vuelve a entrar triunfal en la capital gala al cabo de unos días mientras el rey Luis XVIII escapa antes de la llegada de Bonaparte, obligando a los aliados de nuevo a enfrentarse militarmente a Francia.

    Cuentan los historiadores que en aquella época había un periódico francés que dio amplia cobertura a todo el asunto pero de una manera muy curiosa y «sesgada». Cuando se enteraron los periodistas que Napoléon escapaba de Elba el titular de ese día fue nada menos que: «El monstruo escapa de Elba». Cuando llegó a suelo continental francés, como ellos defendían la monarquía de Luis XVIII el titular fue: «El usurpador pisa de nuevo tierras francesas».

    Pero las cosas empeoraban y Napoleón avanzaba hacia París, por lo que el periódico se moderó y el titular de un día fue: «El enemigo se acerca a París». Cuando finalmente el asunto no tenía remedio y Napoleón estaba a las puertas de la ciudad el periódico tituló a toda plana: «El emperador llega para reunirse de nuevo con su pueblo».

    Ya ven cómo cambiaba el tono de los titulares del mismo periódico en función de las circunstancias.

    Lo dicho, los medios anteponen sus intereses a los del lector. Al no ser ya imprescindibles, su escaso crédito provoca la debacle actual, salvo para aquellos pocos que apostaron desde siempre por la excelencia en los contenidos, principalmente diarios económicos como Financial Times y Wall Street Journal.

    Y esa mala praxis continúa en gran medida en la mayoría de los nuevos digitales españoles, regidos habitualmente por periodistas con vocación política frustrada y con ambición de poder, que ciega a unos o utilizan para instrumentalizar.

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