Apoyándose en la historia, la transición democrática, la lengua y la cultura, Felipe González y José María Aznar intentaron consolidar para España una posición de “intermediaria” entre las Américas y Europa, que Rodríguez Zapatero ha conseguido devaluar hasta la insignificancia.
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La herencia histórica y cultural podía echar sus cimientos en el concepto juanramoniano de “españoles de tres mundos”. La transición democrática era percibida como un modelo a imitar. El dinamismo económico tenía un carácter estratégico: la integración en la UE, y la fundación de un proceso de integración económica del Cono sur.

Las iniciativas del presidente Rodríguez Zapatero han minado o acelerado la erosión de tales relaciones trasatlánticas.

La diplomacia ideológica (relaciones privilegiadas con Castro, Chávez y Morales) creó reticencias en los países (México, Chile, Colombia, Perú) que percibían con inquietud la agitación populista revolucionaria. Madrid abandonaba la neutralidad patriarcal, favoreciendo el aventurerismo bolivariano.

La exportación del modelo autonómico alentado por el presidente Rodríguez Zapatero, en Bolivia, ha tenido unas consecuencias catastróficas para la integridad de uno de los Estados más pobres del planeta, desenterrando guerras de religión indigenistas.

La credibilidad de los presidentes González y Aznar, en la UE y las Américas, tuvo una dimensión positiva, favoreciendo los procesos de integración política y económica del Cono Sur. Castro, Chávez y Morales han paralizado si no dinamitado la difunta dinámica integradora de las Américas, cuando el aislamiento de Zapatero en la UE hace más visible la penosa insignificancia diplomática.

Ausentes Sarkozy, Brown y Berlusconi, Angela Merkel es la única líder europea de estatura internacional presente en Lima. Otro contratiempo: los no tan lejanos coqueteos del presidente español con Hugo Chávez (con quién se intento negociar un contrato de venta de armas calificado oficialmente de “contrato del siglo”) todavía están demasiado presentes en una memoria diplomática, que tampoco olvida las amistades peligrosas de Chávez con las FARC.