Llevo tres o cuatro semanas esperando el artículo de un hombre joven, libre y generoso, descubriendo con simpatía quién es Eduardo Nicol. Y cuanto le deben sus padres, sus hermanos, sus amigos, sus hijos, sus nietos. En vano.
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Me refiero –¿es necesario subrayarlo?– a padres, hermanos, amigos, hijos y nietos de cultura. No hay cultura sin raíces. De ahí que el olvido de las raíces, el olvido de los linajes cuyo destino forjó el nuestro, sea un proceso saturnal y cainita.
¡Qué silencio tan ominoso ha pesado en su Barcelona natal y en su Madrid hispánico sobre la vida y la obra de Eduardo Nicol..!
Luis de Llera prologa con briosa erudición la flamante edición de uno de sus libros clásicos, El problema de la filosofía hispánica (Ediciones Espuela de Plata). Él da todas las referencias esenciales sobre la vida y la obra de un Maestro de la Escuela de Barcelona, para siempre proscrita por sus padres, hermanos y olvidadizos herederos, mucho más preocupados por el medro, desde pequeñitos.
Cuanto sabía y con qué finura escribía y sirvió de puente entre lenguas, culturas y generaciones, un Eduardo Nicol finalmente condenado a vivir y morar, ya para siempre, en su tumba mexicana, cuyo cuidado corre a cargo de sus herederos y discípulos mexicanos.
Werner Jaeger y Eduardo Nicol. ¿México? ¿Alemania? Años 50 del siglo XX. Harvard, 1959. Información facilitada por Joaquín / Anthropos.
Supe de Nicol hace dos años, por la estupenda ponencia en la reunión anual de la Anglo-Catalan Society de la profesora Mari Paz Balibrea (Birkbeck College, University of London) dedicada a «Filosofia fora de la història: el cas d’Eduard Nicol». Creo recordar que Mari Paz estaba ultimando su libro sobre el exilio cultural español… A ver si vuelve a nosotros…
Seguro que te interesa…
e-NOTÍCIES Els kamikazes de la literatura, Xavier Rius
Nicol es un escritor muy elegante, pero también algo aburrido. En este libro Nicol se queja, según recuerdo, de que los filósofos hispánicos sean ensayistas, y no pensadores serios del tipo de Kant o Heidegger. Especialmente duro con Ortega y Gasset. Pero véase que el tiempo se encarga de colocar a cada uno en su sitio.
Saludos
J.-
Mercè, Maty, Joaquín,
… Mercè,
«Nunca es tarde si la dicha es buena..» Veremos.
… Maty,
Efectivamente, el editor lletraferit es el tipo mismo del personaje que me inspira la más viva simpatía. El artículo de XR es simpático, pero… descarrila un poco: 62 es una editorial simpática, si, pero muy alejada de la pequeña editorial que publica cosas menos convencionales… los genuinos letraheridos son Muy Otra cosa. Pienso en Abelardo Linares (Renacimiento), en la familia Moll, en el mismo Vallcorba (por supuesto), en José Ángel Zapatero (Menoscuarto), en Constantino Bértolo (Caballo de Troya), entre otros, claro…
… Joaquín,
Hombre… aburrido también es Heidegger… dejarlo Morir en el destierro, olvidarlo, ningunearlo, es algo que me parece atroz, para con Nicol y para con no pocos otros. No perderé la ocasión de recordar a mi venerado Santayana, claro.
Q.-
Q.-,
Nada como la visita cotidiana a este infierno para comprobar que, pese a haber leído tres o cuatro libros, soy un completo ignorante. Nada sabía de Nicol, pese a vivir en Barcelona (¿o sería a causa de ello?, permíteme el recurso fácil). Me pongo con él en cuanto pueda.
Por mi parte – si se me permite el atrevimiento – nada que objetar con las listas de editores propuestas por Xavier Rius y por tí. Aún cuando hoy en día parece ser que la lectura se da como batalla perdida – y aún cuando hoy en el trabajo me comentaban que el carnet más usado en Barcelona es el de usuario de las Bibliotecas de la Diputación – aparecen editores sin miedo al riesgo. Cualquier elogio para ellos es poco.
Un saludo,
C.-
PS: Y tambien tengo que ponerme con Santayana… Se agradecería alguna recomendación.
Joaquín: parece que el tiempo–los tiempos– ya ha puesto las cosas en su lugar… Nicol está enterrado en el tiempo, precisamente, en los tiempos…
Sobre filósofos serios y tostones, no hay que perderse El olvido de la razón (Debate, 2007), «un recorrido crítico por la filosofía contemporánea», del escritor argentino Juan José Sebreli. Su mayor virtud es que pone a caer de un burro a los idolillos de la postmodernidad, con desenfado y bastante solvencia. Aunque a muchos Sebreli les parecerá un escritor simplista. 400 (cuatrocientas) páginas que se leen de un tirón, en una tarde.
Saludos,
J.-
N.B. La foto de Nicol con Jaeger está tomada, por lo visto, en Harvard, 1959 (monográfico dedicado a Nicol, revista Anthropos, 1998).
Joaquín,
coincido con tu recomendación del ambicioso libro de Sebreli. Aunque en mi caso necesité una semana de paréntesis navideño para leerlo…
Saludos,
C.-