El NO irlandés al Tratado de Lisboa complica la toma de decisiones con las que aplicar unas políticas que la UE tampoco consigue definir para intentar combatir sus problemas más urgentes: envejecimiento, pobre crecimiento, inmigración, fragmentación social, amenazas energéticas, desórdenes monetarios.
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El difunto (2005) proyecto de Tratado constitucional europeo y el Tratado de Lisboa (2007), rechazado por Irlanda, en curso de ratificación en el resto de la UE, pretendían enterrar veintitantos años de crisis institucional, elaborando unas normas de funcionamiento que modificasen el Tratado de Niza (2003).
La UE puede formalmente continuar trabajando con las reglas favorables a España adoptadas en Niza, el 2003. Y puede seguir el proceso de ratificación del Tratado rechazado por Irlanda, ¿con qué objetivo..? ¿Hay nuevas políticas a aplicar con urgencia..?
Con o sin tratados de Niza o Lisboa, Berlín, París, Londres, Roma y Madrid tienen políticas menos convergentes de lo deseable en materia económica y monetaria, desde hace años. De ahí que la crisis en curso ataque en muy distinta medida a España y Alemania.
Víctimas de dramática dependencia, ante el choque petrolífero, la gran mayoría de los miembros de la UE apuestan por la energía nuclear, mientras que España confirma su aislamiento en materia de política energética europea, inexistente.
Ante el envejecimiento demográfico, las llamaradas migratorias y la fragmentación social, no existe ni estrategia, ni política, ni proyecto europeo común. Cada Estado afronta en solitario unos problemas de insondable calado continental.
Ante los estallidos de violencia que golpean con aldabonazos ensangrentados, en sus fronteras (terrorismo, violencia étnica, islamismo, etc., de los Balcanes y Turquía a Marruecos), tampoco existe una diplomacia o política de seguridad común, tantas veces prometida y jamás puesta en práctica.
Ningún tratado conocido permitiría afrontar tales cuestiones por decreto. Los irlandeses recuerdan, con brutalidad, que tampoco existen reglas institucionales fijas para aplicar unas políticas inexistentes.
Que cierto, Juan Pedro, esto, mas que la caida de Roma, por los barbaros es Bizancio. Disculpa, estoy sin acentos hoy.
J.Cardona,
Si… el Ocaso europeo tiene el melancólico esplendor de Bizancio, prolongándose con incertidumbre durante ¿cuantos siglos..?
Q.-
PS. Los emperadores romanos, ellos, eran capaces de ser grandes soldados y filósofos. Pienso en Marco Aurelio, Adriano. Los «reyezuelos» europeos y sus bizantinas administraciones prefieren cobijarse bajo el paraguas militar de la República Imperial (RA dixit).