Se suceden incidentes, enfrentamientos y crisis relacionadas con la vida sexual, social, religiosa y cultural de las mujeres musulmanas francesas, enfrentadas entre ellas y sus familias, con nuevos flecos relacionados con el proselitismo islamista radical, que está recibiendo donaciones económicas de asociaciones femeninas profundamente integristas.
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Európolis, 23 sep. 2006. Le revolución cultural de las musulmanas sexy. Foto JPQ.
El caso más emblemático es el de Vigneux-sur-Seine (Essonne) donde una organización femenina musulmana había organizado un partido de baloncesto con fines benéficos… La Asociación cultural de los musulmanes de Vigneux (ACMV) había presentado en la alcaldía una demanda de autorización, para celebrar el partido en la sala de deportes municipal.
En principio, la alcaldía dio su autorización, de oficio. Hasta que alguien advirtió en la alcaldía que, en verdad, se trataba de un partido de baloncesto femenino: pero estaba prohibida la entrada a los hombres. Una de las organizadoras del partido, que prefiere guardar el anonimato, da la siguiente explicación: “Muchas jóvenes musulmanas no quieren desnudarse y correr en presencia de hombres. Y están en su derecho. Para muchas jóvenes musulmanas es sencillamente impensable quitarse el velo y correr detrás de una pelota, en ropa deportiva, delante de ningún hombre…”
Bernard Laporte, secretario de Estado para el deporte, tiene un punto de vista diametralmente opuesto: “Un gimnasio, una sala de deporte, son sitios públicos, que no puede prohibirse a nadie. Me parece correcta la decisión del alcalde de prohibir el partido de baloncesto que se pretendía jugar sin presencia masculina”.
PISCINAS SIN HOMBRES
El caso de Vigneux no es único. Y tiene una peculiaridad política de nuevo tipo: la Asociación cultural de los musulmanes de Vigneux (ACMV) pretendía recolectar dinero destinado a las facciones palestinas integristas, en Oriente Medio. Se trata de una nueva forma de beneficencia islamista: organizar actividades artísticas, deportivas, humanitarias, en Francia y otros países europeos, para enviar dinero a las organizaciones islámicas en las distintas fronteras de Israel.
Hace días, otro caso semejante estalló en La Verpillière (Isère), donde se organizó un concurso de natación reservado a mujeres musulmanas hostiles a la presencia masculina en sus actividades deportivas. El alcalde consideró oportuno buscar nadadoras profesionales que aceptasen trabajar ese día, en la piscina, para evitar que ningún hombre asistiese a un “torneo” de natación con fines igualmente benéficos.
La beneficencia islamista es un matiz de nuevo cuño, para un problema que no deja de ramificarse desde hace una década.
Fue en Lille, donde tiene su feudo político Martine Aubry (la hija de Jacques Delors), donde se planteó por vez primera el problema del uso de la piscina municipal, cuando las jóvenes musulmanas reclamaban un horario propio, para poder bañarse sin presencia masculina. En numerosas ciudades, pequeñas y medianas, los alcaldes se han visto forzados o han considerado oportuno adaptarse a las exigencias de una ciudadanía musulmana hostil a la presencia masculina en las piscinas o centros deportivos donde las mujeres deben quitarse alguna ropa, además del velo.
EFICACIA DE LA CIRUGÍA VAGINAL
Desde hace más de una década, en los hospitales públicos de la periferia de París y las grandes capitales de provincias son relativamente frecuentes problemas muy semejantes. Maridos musulmanes que provocan incidentes, porque no desean que sus esposas embarazadas sean atendidos por personal masculino, médicos o enfermeros.
Ese tipo de incidentes, en clínicas, piscinas y salas deportivas coincide con otro tipo de problemas. Hace días, un tribunal concedió la anulación de un matrimonio, tras la denuncia de un marido musulmán, que decía haber sido engañado por una esposa que no llegó virgen al matrimonio. Al mismo tiempo, son cada día más frecuentes los casos de mujeres nacidas en familias musulmanas que llevan una vida “libre”. El caso más famoso es el de Rachida Dati, ministra de justicia.
Los sociólogos subrayan otro fenómeno social significativo, en paralelo: aumenta la demanda de jóvenes musulmanas dispuestas a pagar entre 2.000 y 3.000 euros para beneficiarse de una operación de cirugía vaginal que permita “restaurar” su virginidad, para poder contraer matrimonio sin “defraudar” a unos posibles maridos que no las querrían como mujeres de saber que no eran totalmente vírgenes a la hora de desposarlas.
● Crece la demanda de certificados de virginidad.
● Erotismo femenino en la nueva novela musulmana.
● Islam en este Infierno.
Sani Girona says
Escuché y vi por televisión -TV3 catalana- imágenes de esta noticia:
Explicaban cómo a punto de celebrarse el evento, la oposición municipal se alzó contra tal pretensión por considerarla un atentado a la laicidad constitucional de la República, y el permiso fue denegado.
Lo que me pregunto siempre es cómo en Catalunya y en el resto de España, el velo no ha provocado tensiones como las que provoca en Francia.
Pregunto:
¿Hay explicaciones claras -por complicadas que sean- a ese respecto?
¿Quién tendría que cambiar más de actitud: España, o Francia?
Si Francia consigue imponer su constitución laica, por qué el resto de Europa laica no establece los mimso criterios?
¿Es imposible imaginar un islam que relativice un tanto sus «dogmas» en relación con algo tan intrascendente y a la vez tan irrenunciable como parece ser esa cuestión del velo?
¿Hay alguna respuesta?
JP Quiñonero says
Sani,
Vaya usted a saber.
La diferencia básica es que en Francia hay muchísimos más musulmanes y musulmanas, de la más variopinta sensiblidad.
Los hay integrados y laicos.
Los hay nada integrados e islamistas.
Las mujeres sufren Mucho Más…
Q.-