La diplomacia estatal española vegeta en la periferia de la acción europea inmediata, en los cinco capítulos privilegiados por la presidencia francesa de la UE: Mediterráneo, inmigración, energía, agricultura, seguridad y defensa.
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Diálogo euro mediterráneo. Históricamente, España lideró el diálogo euro mediterráneo entre 1995 y 2005, cuando el fracaso cruel de la última cumbre de Barcelona enterró sin piedad las ilusiones perdidas: París roba a Madrid – Barcelona la capitalidad euromediterránea y París eclipsa a Madrid / Barcelona como capital euromediterránea. Desde que Sarkozy lanzó (2007) su proyecto personal de Unión Mediterránea (devaluado, a la espera de acontecimientos), la diplomacia gubernamental carpetovetónica está íntimamente consagrada a salvar la cara de aquel desastre, asegurando la “supervivencia” del Proceso de Barcelona.
Inmigración. Sarkozy sigue avanzando los peones franceses de un Pacto europeo para la inmigración, en los antípodas de las políticas gubernamentales españolas. Le Monde, Mieux maîtriser ses flux migratoires. Un olvidado modelo catalán: La aventura equinoccial de dieciséis emigrantes catalanes.
Agricultura. Históricamente, España vive a la sombra de la Política Agraria Común (PAC) concebida por Francia, a la medida de su propia condición de segunda gran potencia agrícola mundial. Le Monde, La politique agricole commune (PAC), un enjeu fort pour la France.
Medio ambiente. Tras la arcaica retórica gubernamental, España no consigue ocultar el despilfarro del agua, la pudrición de su atmósfera, el incumplimiento de las disciplinas europeas orquestadas con cinismo publicitario. Le Monde, Des objectifs difficiles à atteindre y España, saqueada por los españoles.
Defensa. A la luz del gasto español en seguridad y defensa [Le Monde, Beaucopu d’ambitions], España vive arropada en su bandera, pero poco influyente ni significante en materia de seguridad común de los pueblos europeos. Que la ministra del ramo, perfectamente ignorante en tales cuestiones, de muestras de “autoridad” destituyendo de un plumazo a toda la cúpula militar –nombrada a dedo por otro gobierno ZP– [Chacón retoma el mando y anuncia el cese de toda la cúpula militar. La ministra desoye la recomendación de mantener al jefe del Estado Mayor] no reforzará de manera visible y tangible la confianza de la UE en la “responsabilidad” de España.
Ejem, ejem… diplomacia estatal española. Mejor diplomacia nacional española.
Estoy harto de padecer el discurso de los nacionalistas excluyentes catalanes en los medios de (in)comunicación catalanes, donde se evita catalogar a España como nación. Incluso estos días unos cuantos hablaban de selección estatal de fútbol.
Lo mejor, entiendo, es centrarse en lo principal: diplomacia española, selección española… sin más calificativos.
Incluso el PSOE de Zapatero cae en ese discurso, cambiando el nombre de diferentes organismos: Instituto Estatal de Meteorología, asumiendo que sólo existen las inexistentes naciones periféricas y no la española.
Lo dicho, Quiño, con el nuevo Estatut cruzaron el Rubicón, ahora sólo cabe el enfrentamiento frontal, sin dejar pasar ni una a quienes violan sistemáticamente las reglas de juego aprobadas masivamente años atrás: la Constitución Española.
Y cuando logramos ser el epicentro en algo, véase la jornada de ayer en Madrid, pasa lo que pasa. Que se desborda la alegría. La nota sobre las actitudes de alemanes y austríacos en Babilonia tiene su gracia. Leo en El Mundo digital: El soñado desmadre español se hacía, al fin, realidad. Un grupo de alemanes se unían al jolgorio. ¿Por qué no? «España fue mejor y mereció ganar. Así que hacemos la fiesta como españoles». Unos periodistas austriacos, de incógnito entre el pueblo, concluían sin crédito: «Impresionante ambiente, se nota que España no ganaba nada».
¡Qué gran verdad ésta última!
No obstante, únicamente hay que pasar a las páginas de economía para que se nos cambie el rictus facial (que nos quiten lo bailao, dirá el castizo).
GRATITUDES MIL POR EL LINK. La memoria de un pueblo es muy corta ¿te has dado cuenta de que en las historias nacionales -sean la de España o la de Cataluña, me es igual- no aparece que hemos sido un pueblo de emigrantes? Los silencios sobre la guerra civil no son nada comparados con la ocultación que hacemos, en el relato de la España contemporánea, de ese tener que salir constante.
Un abrazo
Maty, Àngel,
… Maty,
Madre del señor… siendo Andalucía una nación voluntariamente constituida en autonomía (¿era esa la genuina definición en el Estatuto autonómico?) el término «nación» tiene un uso técnico impreciso. El presidente de la nación andaluza voluntariamente constituida en Autonomía regional (¿se dice así?) tiene su diplomacia propia hacia Marruecos (¡y puede vetar y veta a un posible embajador de España, catalán..!). «Diplomacia española», sin duda. Yo prefiero «diplomacia estatal» o «diplomacia gubernamental», por esta razón: español de Murcia residente en París, NO me reconozco para nada en la diplomacia gubernamental…
… Àngel,
Qué te voy a contar que tú no sepas. Tu historia de los emigrantes catalanes me recordaba a Prevert:
Q.-
Andalucía no es una nación, como tampoco lo es Cataluña ni el País Vasco, por mucho que los políticos enreden en los estatutos.
Lo dicho, lo mejor es no calificar, centrándonos en la información en sí. De poner estatal, en cursiva. Separando/distinguiendo información de opinión.
Maty… ay, Maty…
Maty,
El tema está muy manido. En el Estatuto andaluz quedó zanjada la cuestión. No recordaré otros estatutos, claro, para no complicar más la cosa. Las competencias diplomáticas de Chávez son bien conocidas y NO suelta prenda,
Q.-
Mercè, si fueras más explícita… Con todo, creo que mi idea de separar información de opinión es válida. El problema radica en que en España casi todo el mundo mezcla sin ton ni son, siguiendo la mala praxis habitual de los periodistas «profesionales».
Que en un medio público, pagado con los impuestos de todos, haya periodistas que utilicen sistemáticamente el término estatal para referirse a lo español clama al cielo, pues anteponen su ideología a la buena praxis informativa. Un medio privado allá él, pero cuando los paganos somos todos es inaceptable.
Lo dicho, sólo cabe el enfrentamiento, la denuncia pública de sus vesanías, aprovechando la libertad que nos otorga internet.
Por culpa de tan nefasta ideología, los catalanes vamos perdiendo el tren de la modernidad. Allá cada uno con su ideología, pero cuando se cobra de los presupuestos públicos se ha de procurar la objetividad y la neutralidad informativa.
Si la pérdida de competitividad de la economía española es alarmante (en la senda de la italiana), la catalana lo es mucho más. Por eso la crisis económica va a ser más fuerte y persistente por estos lares, porque los gobiernos autonómicos no han ido haciendo los deberes, así como empresarios y sociedad civil, ensimismados con el discurso ombliguista.
Por eso, Juan Pedro, es conveniente realizar una reforma constitucional que separe nítidamente las funciones asignadas a Estado, Autonomías y Municipios, amén de garantizar de una vez la independencia del Poder Judicial.
Bien nos iría a todos si la partitocracia no se inmiscuyese en tantos ámbitos, ante la indolencia generalizada.
Maty,
quien proponga la posibilidad de reforma de la Constitución tiene mi simpatía e incluso apoyo…
Por lo demás, llevo años en el periodismo (no tantos como Q) y debo decir sinceramente que hay que enfocar estos asuntos de los medios teniendo en cuenta que no son el cuarto poder sino, desgracidamente, una extensión pura y simple del poder…
Y ahora debo salir del ordenador… hasta luego, cocodrilos…
Por una vez (y sin que sirva de precedente…) estoy MUY de acuerdo con Maty. Habla un andaluz. Andalucía no es una nación (concepto discutido y discutible) sino una admirable región española, que además es mi tierra, como en un plano superior también lo es España, y Europa, si me apuráis. Y para los que gustan de colar mosquitos, asevero que «Comunidad Autónoma» o «Autonomía» no son más que conceptos político-administrativos. La autonomía andaluza no me impide vivir intensamente la región andaluza.
Joaquín,
¡Madre del Señor…!
Andalucía es definida como “nacionalidad histórica” en el Artículo 1. del Título preliminar del Estatuto de Autonomía, que dice así:
“1. Andalucía como nacionalidad histórica, y en el ejercicio del derecho de autogobierno que reconoce la Constitución, se constituye en Comunidad Autónoma en el marco de la unidad de la nación española y conforme al artículo 2 de la Constitución.”
Las negritas son mías.
El Artículo 232 del Estatuto regula “la participación en las decisiones en la Unión Europea”, de este modo: “Andalucía participará en los procesos de decisión en las instituciones de la Unión Europea directamente o a través de la representación del Estados, en los términos que legalmente se determinen”.
El Artículo 234 prevé que “la Junta de Andalucía participa en las delegaciones españolas ante las instituciones europeas en defensa y promoción de sus intereses y para favorecer la necesaria integración de las políticas autonómicas con las estatales y europeas…”
El Artículo 236 añade: “La Junta de Andalucía tendrá una Delegación Permanente en la Unión Europea, como órgano administrativo de representación. Defensa y promoción de sus intereses…”.
El Artículo 240 regula las responsabilidades de Andalucía en materia de Tratados y convenios de Estado. Y comienza así: “La Junta de Andalucía será previamente informada por el Estado de los actos de celebración de aquellos tratados y convenios internacionales que afecten directa o indirectamente a materias de su competencia…”
El Artículo 243 regula la posibilidad de firmar convenios o tratados “con otros Estados” para fortalecer “el establecimiento de relaciones culturales con los Estados con los que se mantengan particulares vínculos históricos”.
Ahí quería llegar: los “particulares vínculos históricos” entre Andalucía y Marruecos. La Vanguardia del 2 junio 08 escribía: “Chaves vetó a Clos como embajador para conservar su influencia en Rabat. Su pulso con Zapatero respondió al interés por afianzar el negocio andaluz en Marruecos. La Junta de Andalucía se reserva la acción política en Marruecos. El presidente Manuel Chaves impidió el nombramiento de Joan Clos como embajador de España en Rabat para evitar la supremacía del lobby catalán en un país que pretenden controlar las empresas andaluzas”.
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Para subrayar la diferencia, justamente, entre distintas diplomacias (económica, cultural, etc.) y para subrayar la responsabilidad estricta del gobierno en el comportamiento diplomático ante la UE es por lo que comencé escribiendo: “La diplomacia estatal española vegeta en la periferia de la acción europea inmediata…”
A la luz de lo que dice el Estatuto andaluz (¡sin olvidar los otros estatutos..!), lo de diplomacia “nacional” comporta una ambigüedad técnica importante. Queda claro, sin duda. Pero sigue pareciéndome imprecisa: la nación (“histórica”, española, guatemalteca, «voluntariamente constituida en Comunidad autónoma» etc.) es algo mucho más complejo que la acción diplomática estricta. De ahí me reticencia, prefiriendo diplomacia estatal o diplomacia gubernamental, para precisar las responsabilidades estrictas de cada cual…
¡¡¡PERDÓN POR ESTE COÑAZO…!!!
Q.-
PS. Quede constancia de mi cariño y respeto hacia ti y Maty, claro, diferencias terminológicas al margen.
Bueno, Juan Pedro… eppur si muove……..
Nacionalidad histórica no es nación, tout court. Aunque soy jurídico (¿o precisamente por serlo?) creo muy poco en el poder taumatúrgico de lo que aparece escrito en la Gaceta de Madrid. Las cosas son lo que son.
Salvo error no te he leído comentar nada de la proposición de adhesión al Proyecto Gran Simio, que es un fabuloso ejemplo.
J.
Tras leer esos artículos, ya pueden esperar sentados mi voto el PSOE de Zapatero y el PP de Rajoy, culpables del carajal actual.
Lo dicho, menuda panda de políticos padecemos, mas son los votados mayoritariamente por los españoles, país.
Joaquín, Maty,
… Joaquín,
Qué decirte, hombre, no sé; no he hablado de monos, pero si he hablado de Bambi en la boca del gorila. De ahí la importancia de fijar los términos verbales del lenguaje diplomático, ¡que no es posible disociar del lenguaje institucional..!
… Maty,
Bueno… justamente, para no caer en el «apaga y vámonos» es por lo que intento fijar una cierta terminología, para combatir los lenguajes héticos, claro,
Q.-
¿No es una nacionalidad histórica Andalucía? O sea, ¿le damos la razón a los nacionalismos burgueses, para los que todo lo que no sea su historia es negrura exterior? En mi opinión –siendo del Jardín de al-Ándalus, de Buhayrat al–Qasr de Sharq al–Ándalus en concreto–, no veo por qué no. Puerta de entrada de civilizaciones educadoras y puerta de salida de civilizados perdedores, constato que lo es: nacionalidad histórica acaso con más títulos que ninguna, si es que cabe lo cuantitativo en la abstracción. En todo caso, víctima del politeismo trinitario: catalanes, vascos y cántabros aliados con francos y con Roma: nuestros históricos, eso sí, verdaderos inventores de este invento.
Y, en fin, ¿la prensa el cuarto poder? El cuarto querer y no poder… Cada vez menos. De lo cual, como periodista, me alegro.
Extensión del poder, decía, Iñaskis, o bien, si quieres: el cuarto del poder…
Sin entrar en los deliquios del notario Infante, lo cierto es que a los andaluces les trae al fresco la mitomanía de algunos escritores y la farsa legalizada del Estatuto. Por estos pagos han pasado, pasan y pasarán muchos -algunos hasta se quedan- y Al Andalus, como se sabe, era bastante más que esta tierra. Desde Almería hasta Huelva y desde Cádiz a Jaén hay tantas andalucías que me faltan dedos y no pocas son tanto otra cosa como andaluzas. La participación del electorado en el referéndum de aprobación del nuevo estatuto dijo y dice mucho de la distancia que hay entre la Andalucía real y la propaganda del chavismo. De lo poco que importan a los andaluces los blasones y la pompa del nacionalismo: humo. Para la inmensa mayoría de los andaluces la aventurita del exótico nacionalismo sería una truculenta pesadilla.
Iñaskis, GarCelan,
… Iñaskis,
Nacionalismos burgueses… hombre… y nacionalismos pirenaicos, guatemaltecos, otomanos, qué se yo…
… GarCelan,
OK. Eso son otras cuestiones… saqué a relucir el texto del tal Estatuto para subrayar que esa realidad institucional (todo lo alejada que se quiera de otras realidades) tiene una incidencia bien real en el comportamiento diplomático: un presidente de Andalucía vetando el nombramiento de un embajador… ¡catalán..! No se trata de historias de Mortadelo y Filemón sino de una realidad diplomática bien actual y real,
Q.-
Hombre, GarCelan, no sé si a todos los andaluces les trae al fresco lo bien que se lo han podido montar gracias al felipismo y al chavismo, que es la forma que dieron en aquellas tierras al Estatuto… a mí me da lo mismo, pero la historia es la historia… y no hay más que retroceder hasta 1978 y desde allí ir viniendo hacia el presente… Ni el nacionalismo ni la nación ni nada tienen que ver con todo esto, aunque uno y otra han ido muy bien para los diversos negocios y negociados… que han desequilibrado la herencia de la dignidad… vaya, me estoy poniendo demasiado seria, me temo: remito a la serie (encontrable en devedeses, como dice Q) de Basilio Martín Patino: Andalucía, un siglo de fascinación…, así como a las personas decentes que en aquellas tierras, como en otras, pueden contar lo que ha sucedido…
Juan Pedro, tus citas son tan ciertas como rigurosas. Lo del veto me pareció una fantasmada que podía y debería haber tenido una respuesta acorde a los intereses generales, por parte de quien la tenía que haber dado. Si bien es cierto que esa incidencia está potencialmente presente, no me negarás que tiene ribetes de una historia de Mortadelo y Filemón, pues en algo cada vez más parecido a sus disparates se han convertido muchos lances de la política española. Esas son las consecuencias del mercadillo al que los mandarines de la partitocracia han reducido la política institucional.
Mercé… el nacionalismo, la nación andaluza (?) y la nada que esto todo ello no son más que el humo y las fantasmagorías que venden con labia de trileros la banda regional. Obviamente, al pesebre le ha ido para seguir tirando, pero a los dueños del pesebre si que les ha ido bien: del estiércol sacan oro. Lamentablemente –a mi juicio- la nube de tábanos de los “ismos” es la que tiene paralizada por infección en los cuatro puntos cardinales a España.
GarCelan, decimos lo mismo y al tiempo lo opuesto. No soy para nada nacionalista, pero tal vez vivir en tierras catalanas no me impide ver que no todos los nacionalismos ibéricos son iguales y que precisamente en la perversión de aquellos que tienen sentido–que eso ha sido en buena parte la transición, como en buen parte fue la razón de la guerra del 36–está la raíz, en esa perversión, de las tensiones que nos someten y reducen demasiado a menudo a ser una ciudadanía unida por la sinrazón y el desacuerdo sistemático… Vaya, que no hay quien lo aguante…
GarCelan,
Algo hay en efecto de Mortadelo y Filemón… pero/pero… esa realidad «aparentemente» absurda es una realidad de nuevo cuño que quizá solo pueda crecer y crecer. Que un presidente de Andalucía pueda vetar el nombramiento de un embajador (catalán) en Marruecos dice lo que dice. Sin entrar en lo bien o mal fundado de tan poder institucional, se trata de una realidad emergente que, como dudarlo, puede tener muchas ramificaciones en el futuro, sea cual sea el estado de sonambulismo cívico,
Q.-
Como ya recordé en su día en este país hasta hubo quien proclamó, alto y claro, MOLINA DE ARAGÓN… ¡NACIÓN!
o quants més serem, més riurem