Ingrid Betancourt sale al paso de las filtraciones suizas, afirmando que su liberación fue una “puesta en escena” para justificar el pago de 20 millones de dólares a los secuestradores.

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Lo hace en unos términos emocionales: “No. Seré franca. Lo que yo he visto, durante la operación, no me pareció en ningún momento una puesta en escena. Todo lo contrario. Y creo que hubiera sido difícil engañarme. Había un grado muy intenso de tensión. Al contrario, temíamos haber caído en otra trampa. Mis camaradas incluso lucharon físicamente porque no querían montar en el helicóptero que nos liberaba”.

El Quai d’Orsay también “desmiente con firmeza” las afirmaciones de la radio francófona suiza, citando fuentes “próximas al caso”, que afirmaban ayer tarde que algunos dirigentes de las FARC habrían “cobrado” 20 millones de dólares para aceptar la liberación de Ingrid Betancourt y un grupo de militares colombianos y espías norteamericanos.

Según las mismas fuentes, la operación que culminó con la liberación de Ingrid Betancourt y sus compañeros de martirio, en la selva colombiana, habría sido “orquestada” por Washington y habría contado con algún apoyo logístico de Israel y una empresa judía especializada en lucha contra la criminalidad organizada.

Algunos especialistas franceses estiman que la tesis de la “liberación militar” y el pago del secuestro “no son totalmente incompatibles”, por esta razón: “El presidente Uribe había prometido grandes recompensas para quienes dieran informaciones importantes sobre las FARC. La mujer de un dirigente terrorista pudo ser detenida. Y ella pudo convencer a su marido de traicionar a las FARC”.