C.B. ha introducido en Francia un cambio profundo en la historia íntima del poder político, que ella resume con maliciosa simplicidad: “Nicolas es como un niño. Necesita que lo quieran…”
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Foto, L’Express, 3 abril 08. Premiers pas de Carla à l’Elysée.
EL PODER ES UNA DROGA MÁS DURA QUE LA HEROÍNA
Nicolas Sarkozy preside la UE y la Conferencia de París para el Mediterráneo, intentando salvar la Europa institucional y asumir el liderazgo del diálogo euromediterráneo. Carla Bruni preside los conciliábulos íntimos que el presidente ha confesado en un consejo de ministros, con una sinceridad desarmante: “Perdón por estos minutos de retraso. Un presidente también tiene derecho a ser feliz”.
En la intimidad, Sarkozy llama “Carlita” a su esposa. Antigua amazona predadora, Carla no se permite en público llamar a su esposo por su nombre. Y siempre se refiere a él con afectuoso respeto: “Mi esposo”, “mi marido”, “el presidente”.
El respeto cariñoso también está tocado con el aura erótica y suprema del poder, que Carla Bruni describe con la precisión de quien degusta ese néctar a cada hora: “El poder es como una droga. Mucho más dura que la heroína. Quien ha gustado del poder no se salva. Tiene una atracción muy fuerte. Se sueña con el poder desde la infancia. Y lo que tiene de fascinante es que todos se someten a sus caprichos”.
A la señora Sarkozy no se le escapa la crueldad feroz de las batallas de capa y espada, al arma blanca, con navaja trapera, con fusil con mira telescópica, con veneno caído en una copa de vino o destilado con insidia a través de los medios audiovisuales de pudrición de la vida pública. “Mi madre me había advertido –confiesa Carla Bruni–, diciéndome: “Desconfía del poder: es peor que el dinero”. A pesar de todo, me ha sorprendido la violencia salvaje de la política”.
Diplomacia de Estado y glamour.Times, 26 marzo 2008.
DE EUGENIA DE MONTIJO A LA MUNDIALIZACIÓN DE LAS IMÁGENES
Durante las largas noches de incierto reposo, en la intimidad, que los esposos Sarkozy – Bruni dicen pasar viendo viejas películas y escuchando música, los Sarkozy tomaron de mutuo acuerdo la decisión de instalar una guardia pretoriana que “proteja” y permita a la esposa preservar su intimidad y proyectar su influencia.
Esa guardia pretoriana trabaja en un minúsculo despacho en el Elíseo. A través del teléfono, Carla Bruni maneja el resto de los hilos de su influencia suprema. Buena parte del éxito de la visita de Estado a Londres se debió a la cobertura fotográfica, que la esposa había orquestado personalmente, eligiendo a su fotógrafo preferido, decidiendo que imágenes serían inmortalizadas, a qué hora y con qué grado de intimidad.
El gran arte de la comunicación fotográfica y audiovisual de una modelo de alta costura, en el momento álgido de su belleza, seducción y fama, están ahora al servicio de la ambición política de su esposo. Carla Bruni es la primera extranjera casada con un jefe de Estado francés, desde Eugenia de Montijo. La emperatriz Eugenia influyó a su manera en la metamorfosis urbanística de París consumada por el barón Haussmann. Carla Bruni influye en la imagen mundial de Francia y trabaja con la minuciosidad de un orfebre bizantino en su lenta pero inexorable ocupación del terreno político, a través de acciones personales de carácter humanitario internacional.
Carla Bruni ya está al frente de una fundación consagrada a la lucha contra el Sida, que lleva el nombre de su hermano difunto, Virginio Bruni-Tedeschi. “Creo que puedo hacer muchas cosas para ayudar a mucha gente –comenta Carla–. De momento, apoyare a instituciones que ya funcionen. La lucha contra el Sida me parece un combate imprescindible”. Aunque su primer combate político pasa por el lecho conyugal: “Mi marido está ahora más tranquilo, trabaja mejor. Porque es feliz”.
Le Point, 5 junio 2008.
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● Carla Bruni / Nicolas Sarkozy en este Infierno.
Mercè says
Pues qué bien y qué todo…
JP Quiñonero says
Mercè,
Qué quieres que te diga…
Q.-