Sonámbulos en un mundo feliz, respiramos felices el aire podrido por la lengua tóxica de la pureza de sangre (ideológica) y la más selecta filantropía étnica, depurando las más genuinas semillas populares.
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La ligereza con la que se usan palabras como “fascista”, “nazi”, etc., utilizadas como armas de destrucción del rostro y el alma de los vivos, quizá nos hable de una forma bien actual de persecución religiosa, desalmada, en nombre de la pureza de sangre ideológica.
El recurso filantrópico a palabras como “pueblo” (español, murciano, extremeño, andaluz, vasco, madrileño, jerezano, catalán, etc.) suele ser una ligereza verbal cuya ambigüedad interesada se precipita con excesiva frecuencia en un “hecho biológico” cuya mera formulación histórica ya desentierra pavorosas pesadillas y holocaustos desalmados. Bakunin, citado por Valle Inclán, en Baza de espadas, se decía ciudadano del mundo.
● Cataluña y el “hecho biológico catalán”.
● Cataluña cainita [2, 3, 4, 5 y 6].
Un caso canónico en la escena internacional: “Petit Etat de merde..”.
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