Moscú ha dinamitado en apenas cuatro semanas cortas, con un cuerpo de ejército, una decisión parlamentaria y una llamada de teléfono a los dirigentes de varias empresas públicas, los fundamentos de los bizantinos proyectos de una Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) y la Política Europea de Seguridad y Defensa (PESD).
[ .. ]
Moscú ha violado manu militari las fronteras de un Estado independiente, ha reconocido la secesión de dos provincias del mismo Estado, ha instalado sus cuerpos de ejército en zonas desde donde puede cortar en todo momento los abastecimientos energéticos de Europa, y ha ordenado a los directivos de una o varias empresas a estar prestos a cortar abastecimientos si la UE osara con sugerir algún tipo de embargo como castigo al aventurerismo imperial de los hombres del Kremlin.
Desde hace décadas, la antigua CEE y la actual UE han concebido sucesivos proyectos de Comunidad Europea de Defensa (difunta) y las más recientes PESC y PESD, reconocidas como tales en el (¿difunto?) Tratado de la Unión Europea, cuyos objetivos son bien conocidos: dotar a la Unión Europea de una política exterior, de seguridad y defensa común, contribuir a la prevención de conflictos y la lucha contra el terrorismo.
¿Ha existido una diplomacia común de la UE ante la brutalidad del comportamiento militar de Moscú? El presidente francés, Nicolas Sarkozy, presidente en ejercicio de la Unión, redactó un plan que Moscú ha vaciado de contenido práctico.
¿Responderá la UE con energía tras la cumbre del lunes? París se ha apresurado a tranquilizar a Moscú: la Unión no recurrirá a ningún tipo de sanciones que pudieran contrariar a los generales rusos.
Impensable ninguna gesticulación militar, descartadas las sanciones, divididos los Estados miembros en todas las cuestiones esenciales, ¿qué peso real tiene Europa ante la determinación militar y la capacidad rusa de servirse del arma energética para presionar sobre los atribulados miembros de la UE?
Deja una respuesta