La crisis vista por Mantegna y Eliot

A su manera, Eliot había previsto la Crisis en un poema célebre, The Hollow Men, 1925.

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This is the way the world ends
This is the way the world ends
This is the way the world ends
Not with a bang but a whimper.
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Así es como acaba el mundo
Así es como acaba el mundo
Así es como acaba el mundo
No con un estallido sino como un quejido…

… en la traducción de José María Valverde.

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Ese mundo que acaba con un quejido, no con un estallido, proclama la agonía del hombre contemporáneo, nuestro mundo de almas muertas, en la terminología de Gogol. Hombres huecos, la mollera llena de paja, perdidos en una tierra muerta. Tierra baldía añadiría el mismo Eliot, cuatro años más tarde.

Ese hombre hueco es la víctima ideal de las tormentas financieras: carne de hipoteca que se compra y se vende, se subasta en la tierra baldía del sonambulismo de Estado.

Deambulando por la gran expo. Mantegna del Louvre [Mantegna, 1431 – 1506] recuerdo que hay otras formas de ser hombre, que el maestro renacentista italiano ilustra de manera canónica con su San Sebastián: hombre entero en la adversidad absoluta, hombre entero sosteniendo con su cuerpo las columnas de un mundo que se derrumba a sus pies.

Eliot abría The Hollow Men con una cita del Conrad, que fraguó algunos de los primeros héroes capaces de afrontar en solitario, como hombres solos, perdidos en la inmensa soledad de los tifones marinos, las tenebrosas tormentas de nuestra edad sombría.

Los grandes héroes de Conrad, como el San Sebastián de Mantegna, nos hablan del sufrimiento, el dolor, la soledad, del hombre capaz de seguir siendo un hombre, cuando el Estado o un tsunami precipitan inquietantes catástrofes, que no son el fin de mundo, todavía, mientras haya hombres capaces de resistir como hombres.

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