La crisis más grave del socialismo francés, desde la refundación del PS, en 1971, en el congreso de Epinay, es percibida en Carpetovetonia con interesada piedad filantrópica que no tienen politólogos, analistas y militantes de izquierda franceses, comentando el desastre en términos devastadores.
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“Los socialistas parecen haber decidido atizar la desesperación de la gente de izquierda, con un comportamiento sencillamente suicida”, comenta Pascal Perrineau, director del Centre d’études politiques de Sciences Po., que agrega: “El PS está amenazado por predadores feroces, dentro y fuera del partido”.
Olivier Duhamel, catedrático en Sciencies Po., y consejero él mismo de varios gobiernos socialistas, sentencia: “La dirección del PS y todos sus líderes nacionales están demostrando un pavoroso comportamiento suicida. Y todos deberán pagar el salvajismo y el odio del que están dando muestras, los unos contra los otros”.
Por su parte, Liberation y Le Monde, los periódicos tradicionalmente sensibles a las tesis de las distintas familias socialistas, han abierto sus páginas a un debate permanente, con centenares de intervenciones de militantes y simpatizantes, comentando con ferocidad la balcanización y guerra de jefes y capillas.
Un lector que firma “bípedo” escribe en Liberation: “Populismo, mentiras, demagogia, felonías, así se define el comportamiento de los líderes socialistas”. Michel Angevin agrega en el mismo periódico: “Me da vergüenza lo que está ocurriendo en mi partido, el PS. Su Consejo Nacional se comporta a la manera stalinista, a las órdenes de la vencedora. En tanto que militante, no aceptaré jamás una victoria conseguida en condiciones inaceptables«. Sobre Martine Aubry, la secretaria general designada, Rachelle comenta: “Menuda hipócrita nuestra jefa. No la imaginaba tan viciosa”.
Los lectores de Le Monde son igualmente severos. Moisés escribe: “¡Qué comportamiento catastrófico..! Todos son culpables. Lo más sensato sería pedirles a todos los dirigentes que dimitieran colectivamente. Para poder elegir algo nuevo. No volveré a votarlos nunca más. Y temo que muchos electores socialistas sintamos la misma vergüenza”.
Alel agrega en el mismo vespertino de izquierda independiente: “Se trata de algo que parecía impensable. ¡Un comportamiento de república bananera! ¡Qué vergüenza! Hay que organizar otra votación. Si no, el PS dejará de ser creíble”. En el mismo hilo de comentarios de militantes y simpatizantes, Dedalus añade: “Personalmente, no volveré a votar socialista. Están podridos hasta le médula. Desde un punto de vista ético, aún comprendo a Ségolène, enfrentada por una banda de tramposos. ¿Cómo quieren hacerse respetar si ellos mismos no respetan las reglas del funcionamiento interno de su propio partido..?”.
Tres cosas parecen ser ciertas: El PS está dividido, el nº de votos que separa a las dos grandes fracciones es menor de cien, y los estatutos internos no invalidan el resultado.
El triunfo de Martine Aubry no debiera cuestionarse.
La gacela que se exhiba en otra pasarela.
JMoreno,
Es más o menos eso: PERO A NAVAJAZOS,
Q.-