AbilioMateu,1998. Foto AGA.
Alberto García-Alix ha fotografiado a muchos amigos muertos. Pero la belleza de esos retratos ilumina toda su obra de manera muy pura: la Gracia de sus imágenes salva y redime a hombres y mujeres, iluminado con sus purísimos claroscuros el negro infierno de almas muertas donde a ellos y nosotros nos tocó vivir.
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Las teorías del dandi, la movida, el cronista de una época y una ciudad, no están mal: pero ocultan lo esencial de la obra de AGA.
A su manera -que es la manera de los más grandes maestros de su arte-, elíptica, él lo ha contado en sus indispensables escritos íntimos y profesionales, Moriremos mirando. Textos completos (La Fábrica). Toda su carrera, toda su obra, es un épico combate contra las sombras de algunas calles y barrios de Madrid, persiguiendo las huellas de seres amados y perdidos, abandonados, muertos.
De ahí que esa búsqueda sin fin no sea una crónica (la crónica del dandi, iluminando la vida de su tiempo, en la tradición baudelariana), si no una redención, una epifanía: AGA solo fotografía a sus amigos, sus amigas, en habitaciones de paso, en hoteles, en los suburbios, mirando y mirándose a la cara, ante el espejo de unos lavabos mal iluminados, bajo la luz cenital de días gris plomizo, en una ciudad de paredes desconchadas por el tiempo, la pobreza, la soledad, donde los personajes cobran la vida fantástica de seres de ilusión.
La muerte está en todas partes -en la calle, en los hoteles, al borde de un lecho vacío-, y siempre llega, fiel a su cita, en moto, en coche, con nieve blanca que no es la de Blancanieves, con inyectables y basura de caballo que se compran y se venden para matar el tiempo.
MATARELTIEMPO… Combatir el tiempo horroroso que nos ha tocado vivir y vivieron esos ángeles caídos en el piélago urbano. Combatirlo con la pureza última de la luz, en blanco y negro, de preferencia. Combate heroico y finalmente feliz. Los amigos y las amigas muertas, los seres que se fueron, los seres que nos dejan… nos ayudan a comprender quienes fuimos, de donde venimos, como se nos va la vida, perdidos, entre muertos vivientes.
A través del gran arte del retrato, AGA nos lega una inmensa colección de almas atormentadas: su luz purísima ilumina el rostro más íntimo de un cielo urbano poblado de pesadillas, furias y quimeras bien históricas y reales. Sus huellas, tatuando los cuerpos en flor, nos hablan del infierno que nos ha tocado vivir. Y de su redención, tocados esos ángeles caídos con la gracia de la luz trabajada con una pureza tan alta y gloriosa.
Alberto García-Alix, De donde no se vuelve (La Fábrica), Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
- Dark Lady.
- Fotografía en este Infierno.
MMarie says
Atormentadas pero bellas imàgenes, Mr.Q.
JP Quiñonero says
Albert, Mme. Marie,
… Albert,
También a mí me gusta muuchoooooooooo…
… Mme. Marie,
Si hay mucho tormento, mucha agonía, mucho vía crucis… pero AGA lo trata con mucha pureza, creo,
Q.-
Joaquín II says
Hace unos meses se inaguró una exposición de este fotógrafo en el Museo del Canal, aqui en Madrid. Y estoy totalmente contigo, es toda una auténtica maravilla… sorprende que tanta sordidez consiga tantísima belleza.
Como te comenté, además, estoy leyendo la biografía de Haro Ivans que creo, que da una buena perspectiva sobre tales fotos.
Además, este fin de semana he visto Arrebato.
De verdad Quino, estoy sorprendido que una generación tan brillante tuviera esta tendencia tan autodestructiva…. ¿Como fue posible? ¿Existe algún libro que trate tales temas? tengo 35 años, no viví esa época y me gustaría entender algo.
Saludos
PD: ojo, tampoco, habría que olvidar «al otro García-Alix», Carlos… el otro día fui a ver «El honor de las injurias» y me gustó muuuuucho……..
JP Quiñonero says
Joaquín II,
Creo que te haces preguntas mucho más que pertinentes: INDISPENSABLES…
Esa generación es muy diversa: los hay que murieron, con la jeringuilla clavada en las venas, los hay que siguen viviendo de explorar y comerciar con aquella miseria, los hay que están Salvando y Redimiendo a su generación (y a todos nosotros) a través de su arte.
EHI es el ejemplo canónico de las víctimas… no entraré en los detalles de su caso, que me parecen muy trágicos y amargos, emblemáticos, en bastante medida.
Sobre quienes vivieron, medraron y siguen viviendo de explorar los despojos de aquella generación… hay casos ilustres y casos menos ilustres. Solo citaré el caso de M* (cronista musical o algo así, con ínfulas musicales y periodísticas)… le presté 100.000 pesetas de 1977, en mano, en billetes, para atender a su mujer, cancerosa… se quedó con el dinero, abandonó a su mujer, y se gastó la pasta en basura a consumir con su nueva chica… NO ME DEVOLVIÓ NUNCA ESE PRÉSTAMO… vive desde entonces dando lecciones de moral y movida en la prensa y la radiofonía filantrópica… Si algún lector avisado cita su nombre completo me veré obligado a borrarlo: siento un asco profundo.
… en ese marco, AGA oficia un poco de Ángel de la guardia de todos ellos y de muchos otros: la piedad de su mirada cubre aquellas vidas con el manto de armiño del gran arte, redimiéndolos.
El otro García-Alix, Carlos, en efecto, es autor de esa película memorable: sobre la que me gustaría volver algún día.
Q.-
PS. ¡Cómo te agradezco esas citas..!
Joaquín II says
Todo lo que me cuentas parece digno de seres endemonidos/demonios de una novela de Dostoievski… quizá todavía falte un libro que intente explicar esa mutación.
Saludos
Joaquín says
Terrible, hiperreal.
JP Quiñonero says
Joaquín, Joaquín II,
… Joaquín,
Terrible, sin duda: pero el clarouscuro de AGA toca las cosas con infinita piedad, para mi sensibilidad, digo.
… Joaquín II,
OK… seres endemoniados, sin duda… la referencia canónica sigue siendo Los endemoniados de Dostoievski, claro está. Una primavera atroz evoca tal metamorfosis en las parameras cainitas… cada tema con su loco…
Q.-